Capítulo 7

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-Doctor Prescott lo solicita la señorita Anglas. -Dijo Bertha a través del auricular del anexo de la oficina de Silvio.


-Bien doctor. Enseguida...


-...


-Claro como ud. diga.


-Señorita el doctor dice que puede pasar.


-Leticia ingresa, por favor. -Expresa Silvio desde la puerta abierta.


-Hola Silvio, dice Leticia bastante coqueta mientras se acerca a él y le deposita un beso cerca de la comisura de los labios, procurando presionar su escotada blusa sobre su pecho. Para luego sentarse en la silla frente a su escritorio haciendo que sus piernas tomen protagonismo, al descubrirse en el segundo en el que ella eleva ligeramente el muslo, a fin que su sedoso vestido se repliegue hacia arriba lo más que se puede, a modo casual.


Después de mirarla fijamente por la espalda mientras Leticia se acomodaba en la silla, observó en ella una expresión pícara, levantando sus cejas, y sonriendo sensualmente, por lo que Silvio le respondió con una negación de cabeza y mirando hacia el techo como solicitando ayuda divina para tenerle paciencia a la descarada y coqueta Leticia.


Silvio se concentró en ella mirándola detenidamente, a medida que se acercaba a su asiento. Y pudo apreciar su belleza, sus hermosos ojos castaños y un hermoso rostro, pero con una sonrisa de diabla. Que pese que los hoyuelos de su mejilla la hacían ver tierna, no dejaba de ser una mujer descarada e hipócrita. Y desde siempre interesada. Ése precisamente no era el tipo de mujer que él quería para su amigo, su hermano del alma. Y tampoco quería él enredarse con una mujer como ella. Así que sólo se limitaría a ayudarla en el proceso legal que tenían pendiente y nada más. Se decía Silvio.


- A ver Leticia explicame cual es el motivo de tu visita. Y te ruego seas concisa. Pues no te esperaba y tengo muchos pendientes. Además tengo que decirte que esos trapos que traes no hacen juego con tus ojos. ¡Que mal gusto tienes, sinceramente!-Objetó irónicamente Silvio con una sonrisa de lado bastante fingida. -Pero mejor dime ¿a qué has venido? y déjame el espacio libre.


- A ver como empiezo -Dijo Leticia; y empezó a contarle lo conversado por teléfono esa mañana con el hombre que la llamó...


Mientras tanto Albert salía de su oficina rumbo a los juzgados. En el camino, su secretaria lo detuvo para informarle que Leticia lo andaba buscando, pero que se encontraba en la oficina de Silvio. Albert al saber que Leticia ya estaba siendo atendida por Silvio, le dijo a su secretaria, que estuvo muy bien que no le permitiera entrar a su oficina, y que le dijera que su representante legal era un abogado competente que velaría por sus intereses, en tanto no debía preocuparse por nada , que confiara ciegamente en Silvio. Porque él debía de retirarse a atender citas impostergables.


-Al salir de la oficina de Silvio ceñuda porque Silvio no había cedido a sus encantos, como premeditadamente lo había planeado, fue inmediatamente hacia la puerta de la oficina de Albert y entró de mala gana hasta darse con la sorpresa que Albert no se encontraba en su interior. Ingresó hasta el baño para constatar que la oficina estuviera completamente vacía, y antes de salir no perdió tiempo en escribir con un labial sobre su escritorio: "La próxima no te me escapas" Y salió a toda prisa azotando la puerta para tratar de alcanzarlo en el estacionamiento pensando que Albert estaría abajo haciendo pataleta porque no podía sacar su auto del estacionamiento. Pero al llegar abajo estalló en furia y se fue al ver que Albert ni siquiera había movido su auto.

ÁNGEL O DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora