Chapter Eleven; Pudrete

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Narra Andy

Me encontraba dispuesta a ir a casa de Syd, ya era un poco de noche.

(...)

Apenas llegue, vi algo extraño. A dos hombres algo parecidos. Entre los árboles oscuros. Parecían murmurar cosas. A lo mejor eran unos adolescentes, a la casa de Sydney. Me acerque más y toque la puerta. Para que me abriera la mamá de Sydney; Maggie, con una sonrisa algo cansada, pero sincera.

Buenas noches, siento molestarla Señora Novak. ¿Está desocupada Sydney? De casualidad.

Oh, Sydney, claro linda -desapareció de la puerta unos segundos, para luego aparecer de nuevo—. Ahora viene. Pasa y sientate.

Por supuesto —Dije, sentándome en el cómodo sillón al lado de Liam—. Hola Liam, ya le deje muy claro a Ricardo con quien se mete.

¿Enserio? -dijo con los ojos iluminados y una sonrisa de oreja a oreja, a lo que yo respondí asistiendo con la sonrisa orgullosa—. ¡Gracias Andy!

De nada, eres como un hermano para mi, no puedo dejar que alguien te haga o diga algo así como así sin mi consentimiento —dije para abrazarlo a lo que correspondió feliz

¡Andy! ¡Andy! ¡Andy! —dijo rápidamente Sydney, a lo que me levante alarmada

¿Q–Q–Qué? ¿Te pa–pasó algo?

—¿Sabes dónde está mi maldito Diario? —dijo preocupada

No. Déjame ayudarte a buscarlo.

No, necesito estar sola.

Vamos, dejame ayudarte.

No Andy —dijo con tono el tono de voz frío, para irse a su habitación

Bien. —dije rendida... Después de todo no se le puede decir no a Syd—.

(...)

Apenas llegue a casa tenía ganas de dormir. Mis ojos pesaban a más no poder.

Me mire al espejo.

Veía imperfecciones...

Sería difícil contarlas todas.

Levante un poco la camisa, veía moretones... No se notaban algunos, lo bueno que Syd nunca se daba cuenta.

Mis putas heridas... Lo que más odiaba... Por más maquillaje que me pusiera en el lugar herido... No era lo suficientemente para cubrir...

Estos ojos... Ojalá los pudiera cambiar.

La nariz... Era horrible.

¿Cómo le puedo gustar a alguien como Syd...?

Esa era la pregunta del millón.

La pregunta que no me dejó dormir esa noche...

Fui a mi cama... De mala gana, obvio.

Mire el reloj

3:47 de la mañana.

Mierda... No iba a dormir... Peor con el insomnio.

Apague las luces...

Nada se veía más que el negro...

Todos te odian... ¿No es cierto?dijo en susurro una persona... Casi inaudible, me levante asustada, prendiendo la lámpara en la mesa a lado de mi cama—.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2020 ⏰

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