18. Muchas preguntas.

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Ella parecía querer decirle algo desde temprano, y quizás no encontraba las palabras, aunque siempre había sido directa con él, la postura de Monique delataba lo inquieta que estaba aún cuando no se había mostrado ante él así antes.

— ¿Sucede algo Monique? —

— Señorita Heinz, por favor. Habíamos acordado que en casa... — Kozlov asintió levemente cortando su oración.

— Tienes razón... Pero ¿Qué es lo que sucede? — Entonces tomó el valor, agradeció el hecho de que sus secretarias hubieran salido ese día en el almuerzo, y no estuvieran más que ellos dos en el piso.

Porque aunque debería estar asustada por estar a solas con un vampiro, había convivido con él lo suficiente como para saber que él no iba a sobrepasarse con ella, no lo había hecho antes y no iba a hacerlo ahora ¿Verdad?

Por mucho que su contrato dijera que prácticamente cada fibra de su ser ahora le pertenecía por completo al de los dientes afilados, a su jefe inmortal.

— No creo que me sienta cómoda con Roman siguiendo mis pasos. — Admitió siendo franca con él.

— ¿Te ha molestado? — Pensó seriamente en cómo quizás con los años había descuidado a su personal.

— No, para nada... — Admitió ella con sinceridad. — Sólo me parece una pérdida de tiempo, y dinero. Él es su guardaespaldas por algo, Señor Kozlov. — Su jefe apenas saboreaba ese "Señor Kozlov" Le agradaba que en su casa lo llamará por su nombre.

— Como yo lo veo no es así. — Negó él...

— Pero creo que las personas podrían malinterpretar las cosas. —

— ¿Qué has escuchado? — Ella tragó fuerte, recordándose que era inútil intentar mentirle a un vampiro.

— Nada realmente. Solo sé que sus secretarias no tienen los mismos privilegios que yo... — Kozlov suspiró de pronto, fijando una mirada seria en su asistente.

— Ellas pueden defenderse solas. — Luego fijó sus ojos en Monique. — Y tú, mi bocadillo humano, no realmente. Es por eso que asigne a Roman. Él sabrá qué hacer en un momento de apuro. —

¿La había llamado bocadillo humano? Cada vez más odiaba ser la única humana en ese lugar.

¿Tan tontos eran el resto de humanos, incluyéndome, que nunca los habían notado? ¿Cómo no notabas a estas criaturas? Aunque la verdad era que ellos sólo eran extremadamente atractivos al resto de humanos normales, quizá esa era una forma de dudar del verdadero ser de las personas a partir de ese conocimiento.

— ¿En un momento de apuro? — Ella no entendía qué significaba eso. — ¿Qué momento de apuro? — Kozlov sonrió.

— No voy a negar que me agrada que seas un poco ingenua. — Ella tragó fuerte, no sabía si eso la favorecía o no, y mucho menos en un mundo de vampiros.

— Pero que los inmortales aquí en la compañía sean civilizados. No quiere decir que afuera se comporten así. —

— ¿Los vampiros no son civilizados? — Él se río.

— Si quieres siéntate un momento Mi Monique. —

— ¿Q—Qué? — Ella apenas tocó el cómodo sofá frente a su escritorio recibió una mirada muy inusual de su jefe. Por lo general él no la miraba como si fuera un bocadillo, pero en ese momento así se sentía.

Y por un momento pensó que sería desagradable, pero no... No era del todo desagradable. Al menos ya había recibido esa mirada antes, cómo cuando le pidió beber su propia sangre.

Más Dulce que la Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora