La vida les llevó por diferentes caminos pero el destino fue el mismo para todas.
Viéndose inesperadamente en las puertas de la muerte decidieron jugar la última carta que aquél ser místico salido de la nada les ofrecía en el último suspiro de vida que les quedaba.
Era una elección sencilla, en un tiempo pagarían su deuda y después todo aquello solo sería un mal sueño del cual despertarían retomando sus vidas justo donde las habían dejado.
Con un simple gesto el pacto estaba sellado.
Para prueba de ello el instantáneo tatuaje en su muñeca izquierda en forma de un Valknud en llamas.
Pasó el tiempo, mientras ellas intentaban llegar al último nombre en su lista, pero su deuda nunca llegaba a saldarse. Por más que lo intentaran siempre había un desgraciado más al que mandar al infierno.
Ahora, después de tantos y tantos años seguían desempeñando su labor purgando este mísero mundo de la escoria humana que según ellas merecía, resignandose a vivir así para el resto de la eternidad.
Los hilos entretejiendo el caprichoso destino las llevó a juntarse en el único antro de mala muerte que había en aquella ciudad desierta.
Eran completamente distintas pero por aluna razón se vieron a sí mismas reflejadas en los ojos de las otras.
Poco después, aquella misma noche se volvieron a encontrar en la oscuridad del callejón donde esperaban a su próxima presa.
Fue ahí que entendieron, todas pertenecían a aquél espectro. Todas habían escapado de las garras de la muerte en el último momento. Todas estaban condenadas a vagar por la tierra hasta el fin de los tiempos.
Y precisamente eso creó entre ellas un fuerte vínculo.
Poco tardaron en entablar una amistad leal que las llevaría juntas a recorrer el mundo a la caza de aquellos miserables.
Fannie, la chica a la que la muerte visitó cuando un virus acababa con su vida, era la más dulce, o eso quería hacer creer al pobre insensato al que arrebataba el alma en aquel Living room del viejo hotel donde se hospedaba. ¿Su error mortal? toser cerca suyo.
O Alfa, la mujer más tierna pero a la vez más autoritaria y de difícil carácter que sin preámbulo alguno los mandaba directos al infierno. El mismo infierno del que ella escapó después de quedar expuesta en un atraco en el banco donde trabajaba.
Eran algunas de las cuales veían más cerca su libertad y por lo tanto también las que peor lo habían tomado.
Ya era costumbre verlas ensañarse con el pobre desprevenido cuyo nombre era el siguiente en la lista.
En cambio Michelle quién era la más sensata y seria de todas, llevaba su cometido con la máxima discreción y procuraba darles una muerte rápida, contrariamente a la que ella hubiera sufrido de no haber sido por ese último trato.
Sandy era un caso a parte, ella parecía disfrutar del sufrimiento de sus víctimas, convirtiendo todo aquello en un sádico juego dónde al final siempre el ganador era el mismo. Ella encontró la muerte dentro de la cárcel después de que una compañera no soportara más su desquiciada personalidad.
"¿Listas?"
Preguntó mirando a la nada Michelle.
"Siempre"
Aseguró Alfa.
"Que empiece la caza"
Murmuró Fannie con un hilillo de su aguda voz.
"Comienza la diversión"
Hablaba al aire Sandy impaciente por comenzar.
Cuando llegaron la escena las sorprendió.
En el suelo yacía una muchacha joven de extraña cabellera rosada debatiéndose entre la vida y la muerte.
No había espacio para la compasión en sus corazones, insensibles al paso de los años se dedicaron a observar la agonía de la muchacha mientras maldecian por dejar escapar al malnacido que le había arrebatado la vida y cuyo nombre era el siguiente en la lista.
Entonces desde la oscuridad una silueta conocida emergió formándose finalmente frente a ellas.
Les resultó tan imponente como la recordaban.
Lo vieron acercarse a la muchacha para probablemente ofrecerle el mismo trato que años atrás les había ofrecido a ellas mismas.
Algunas inexplicablemente por un momento sintieron lástima de la chica e incluso se atrevieron a hacérselo saber al espectro.
"Nadie debería sufrir esta condena."
Aquél ser las miró dejando a su vez caer la capucha que ocultaba por completo su rostro.
Era un hombre joven de tez morena cuyos ojos verdes resaltaban en lo oscuro de su vestimenta.
"¿Entonces... es mejor dejar que su alma se pudra en el infierno?... " Preguntó el espectro fijando sus ojos en Alfa, quién había hablado en voz de las demás.
"No he dicho eso..."
"Pues es dónde irá..." Sonrió cínico.
"Como si a ti te importara, solo quieres que te hagan el trabajo sucio." Contestó Sandy mientras prendía otro cigarrillo.
El espectro dejó de reír para encarar a la chica que despreocupada seguía fumando.
"¿Así me agradeces la oportunidad que te dí?... De todas tú eras la que menos merecía este privilegio..."
"Lo que digas... Pero a la chica se le acaba el tiempo..."
Señaló con la misma mano con la que sostenía el tubito de cáncer que fumaba.
Ninguna sabía con exactitud porqué de entre tanta gente en su misma situación las había escogido a ellas, pero era un hecho con el que deberían lidiar en otro momento, si es que lo había.
El ritual fue el mismo, otra vez en el último suspiro de vida quedaba sellado aquel pacto para toda la eternidad.
El espectro desapareció tal como llegó dejándolas a cargo de la chica que poco a poco se incorporaba desubicada y confusa con la ayuda de Fannie y Michelle.
"¿Como te llamas..?" Preguntó Alfa apartando un mechón de pelo de su cara.
"Venganza...." murmuró la joven dejando por demás desconcertadas a las demás.
"Quiero venganza..."
"Uy... Tranquila... Podrás desquitarse pronto..." aseguraba Sandy divertida.
Y cierto era. El hombre que vestía de uniforme viendo su núcleo familiar despedazarse había decidido acabar con su vida ,sacándose así el problema de encima.
No le dio opción, como tampoco ella se la daría poco después.
Presentándose en la casa del que fuera su amante, con las demás como espectadora, tuvo la satisfacción de acabar con su vida, no sin antes destruir frente a él todo lo que amaba.
Ese fue el principio del caos que la chica llamada usagui junto a las demás causaría.
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Pecadoras
General FictionFeliz cumple perra...con un par de días de retardo.. Jajajaj