Incrédula y media tonta quedé ante la situación que estaba pasando.
Por primera vez lo tenía tan cerca mirándome a los ojos y lo único que podía hacer era detallarlo como antes no lo había hecho.
Su mandíbula perfectamente marcada, sus ojos de un verde claro que dan la sensación de estar leyendo tu mente, sus labios. Madre mía. Su belleza genuina instaló imaginaciones extrañas en mi mente.
Separó sus manos de mis antebrazos para que reaccionara, pero a mí ya me tenía descolocada a niveles inimaginables.
El leve movimiento de su cabeza fue lo que hizo que la vergüenza me golpeara tan fuerte como la realidad y saliera de mi trance
¿Qué había sido todo aquello?
Pero ya era muy tarde, había hecho el ridículo en tan solo medio minuto.
— Lo siento — me disculpé con voz inestable al no tener una respuesta inmediata de su parte, para separarme despacio y rozar su brazo con el mío.
— Claro — su tono sarcástico no pasó desapercibido, y cuando giré para enfrentarlo las puertas del ascensor terminaban por cerrarse.
¿Qué fue eso? ¿Que acabó de pasar? Y de pronto me sentí molesta conmigo misma como también con él.
No podía creer que había actuado de esa forma delante suyo; y su respuesta ¿acaso cree que lo hice apropósito? ¿Que si quiera hacía aquí?
Sin poder olvidar su rostro, me dirigí al laboratorio.
¿Era posible tanta belleza?
Sé que estaba dándole más vueltas al asunto de lo debido, pero nunca había apreciado a un hombre de aquel nivel.
A través del vidrio que separa mi laboratorio de la enfermería, un escritorio similar al mío se hallaba justo frente al cristal, y en ella el Doctor Grayson revisando algunos papeles y escribiendo en su ordenador.
Él lo ayudo a instalarse.
Y en ese momento me sentí mal por haberlo juzgado.
De camino a mi habitación, escuché ruidos en los demás cuartos que se encontraban en este piso. En total habían cuatro sin incluir el baño y el ascensor.
A diferencia de este piso, los cuatros pisos restantes contaban con seis habitaciones cada uno, excepto el último, que tenía solo dos, una era la oficina de Arthur y la otra lo usaba de dormitorio.
Caigo en cuenta que los supervisores que acabaron de llegar tenían que instalarse de este lado del edificio, y las habitaciones seguidas de las mías estaban desocupadas.
Siguiendo mi camino ignorando aquello con un poco de tristeza porque ya no tendría el piso para mi sola, me deshice de aquellos gustitos de salir del baño en toalla cuando todos estaban durmiendo entre otras cosas, mentalizándome que se habían acabado.
ESTÁS LEYENDO
N U E S T R A (Míos #1) En Edición.
Ficción GeneralBienvenidos al Mundo del ISO (International Security Organization) Una joven mujer se adentra al Mundo del ISO pasando por diferentes situaciones tras conocer a dos hombres. Hombres cuya inteligencia y preparación sobrepasaba a cualquier ser humano...