"Ensemble vers l'avant"
El olor del dulce chocolate envolvía la cocina, junto con el aroma a churros recién hechos. Por esa sala, Madrid y España daban vueltas al ritmo de la música que se reproducía por la radio. Se movían en perfecta coordinación, cada una ocupándose de su tarea. La madrileña mantenía toda su atención en terminar de freír aquella masa deliciosa, mientras que nuestra pelirroja preferida aseguraba que el chocolate no empezase a borbotear, para poder retirarlo del fuego. Además, la española estaba preparando unos cafés con leche, y un té inglés.
Aquella mañana ambas ibéricas habían madrugado. El reloj aún no daba ni las ocho de la mañana para cuando España apartó el chocolate del fuego porque ya había empezado a hervir. No fue pura casualidad, hablaron mucho ayer pero necesitaban algún momento para conversar a solas y simplemente disfrutar de su mutua compañía. Y se pusieron de acuerdo, a espaldas del guiri y la gabacha. De forma sencilla se coordinaron para que Madrid se despertara y después fuera a despertar a España.
Sí, parecería más lógico que España se despertara por su cuenta, pero necesitaría algo o alguien para eso. Poner una alarma podría despertar a los otros dos y prácticamente joder toda aquella idea. Así que lo mejor era que Madrid pusiera una alarma y que después solo buscara a España.
Y lo lograron rápidamente. Para matar el tiempo, a parte de hablar como las dos cotorras que eran y ponerse al día con toda la actualidad social de la nación y del mundo, acabaron haciendo un desayuno espectacular en conjunto. ¿Y qué mejor cosa que preparar los maravillosos y míticos churros con chocolate? Bueno, pudieron hacer porras, pero esto no es para debatir que es mejor, si las porras o los churros. La gracia era divertirse haciendo la masa, poniéndose perdidas, haciendo una guerra de a ver quien ensuciaba más a la otra, esas cosas.
España y Madrid se entendían sin necesidad de las palabras. Tenían aproximadamente la misma edad, menos de un siglo aproximadamente. Madrid no dejaba de ser una región que se popularizó cuando se convirtió en la capital del ya formado completamente Estado Español, o sea para cuando la española dejó de ser una simple unión y ya fue la figura principal del país. ¿Y quién había creado a Madrid como tal? Bueno, Carlos I cuando le dió un título a aquella tierra y ella “nació”, pero Castilla se ocupó de su formación como tal y durante muchos años fue su provincia. Así, eso las hacía como unas hermanas al final del día.
Sí, España técnicamente era la hermana mayor, pero la responsable y trabajadora de entre las dos había sido Madrid casi todas sus vidas. La madrileña, siempre trabajando e intentando no morirse por su propia contaminación mientras ayudaba a España con las cosas del gobierno general. Así era ella, lo daría todo por su “hermana”.
– ¿Qué pasó qué?
– Lo que te cuento tía. Portugal está con ella segura.
– ¿Pero estamos seguras de que lo que me dices es totalmente cierto?
– Joder, es que te lo juro por el puro San Isidro. Lisboa y yo pues estábamos hablando cuando me dijo que su madre había llegado con alguien. Y mira tú, que la mujer se puso a hacer lo que mejor se le da, espiar. Era Irlanda, la puta Irlanda.
– ¿Sabes lo que significa esto?
– ¿Que tu prima está liada con la… que coño es Irlanda para el guiri?
– ...Buena pregunta, no lo sé. Hablando de ellos, ya creo que es hora de que vengan,
¿puedes terminar eso sin quemarte con el aceite?– Venga sube, no hagas esperar a tus “bellas durmientes”.
España dejó las cafeteras y la tetera rápidamente en la mesa de la cocina. Dió un tierno beso en la mejilla de la de bandera roja y salió de la cocina echando leches. Madrid la miró con una sonrisa en la cara, para acto seguido suspirar. La muy capulla debía poner la mesa, no lo haría. Y veía que tendría que colocar todas las cosas. ¿Se quejaría? Nah, estaba contenta por la española de que estuviera tan jodidamente encoñada y enamoradísima perdida de aquellos dos. No podía alegrarse más.
ESTÁS LEYENDO
Tres No Son Multitud 🇬🇧🇪🇸🇫🇷
Hayran KurguLas miradas no engañan cuando Francia y Reino Unido no pueden hacer nada más que quedarse embobados hacia la figura angelical de la española. Y esta misma no puede pensar en otra cosa que un mínimo de esperanza de que ellos sientan también el amor i...