Capítulo 11 | Ley Volkova [3.3.3.]

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Lo jodí todo....

La cagué por completo.

Soy una maldita idiota.

De por sí Elena piensa que la única parte de mí ser que la desea es mi entrepierna, y justo se lo acabo de demostrar con creces.

¡Carajo!

Cuando le llamé no tenía la intención de tener sexo telefónico con ella.

De hecho, lo único que quería era conversar, decirle que no puedo dejar de pensar en ella, que he estado enloqueciendo por ella, que me encanta que me patee el culo, que moví montañas para encontrarla sin conocerla porque ella vale la pena.

Incluso quería decirle que me ha hecho empezar a reconsiderar ciertos aspectos de mi vida, que tal vez me he equivocado en una o dos cosas, y que me dificulta admitirlo frente a otros.

Quería decirle que deseo hacerla alcanzar un orgasmo más de lo que soy capaz de expresar sin siquiera conocerla.

¿Qué implica todo eso?

Que me volvió completamente loca, y punto final.

Pero entonces, a pesar de mis buenas
intenciones, actué como una idiota y me masturbé mientras hablábamos, que era justo lo que ella esperaba que alguien como yo hiciera, y la dejé sola con su delicada mano entre sus dos vulnerables piernas, sintiéndose como una sexo servidora telefónica.

¿Por qué no me detuve a pensar antes de ponerme una mano encima y
tocarme como una depravada?

Se trata de una chica que jamás en su vida ha experimentado un orgasmo.

¿Por qué no logro grabármelo en la cabezota?

No debo dar nada por sentado.

Debo tratarla con guantes de seda para que no se asuste y se refugie en su mente fatalista, y empiece a acomplejarse por creer que no
puede «darme lo que necesito».

Si tan sólo confiara en mí, aprendería a dejarse ir.

Créanme, soy capaz de llevarla al Valhalla.

Sé que puedo.

Pero ella no lo sabe, y ese es el jodido problema.

No logro imaginar lo que debe provocarle tener sexo cada cierto tiempo sin haber tenido un solo orgasmo en su vida, sin creer siquiera que existe la posibilidad de tenerlo.

No lo concibo.

Es decir, yo nunca, jamas he tenido sexo sin terminar.

Nunca. En serio.

Ni siquiera con Anna la simuladora.

Me pregunto entonces, ¿cómo será el sexo para una mujer así?

Supongo que consiste en llevar a su pareja al éxtasis, ¿no?

Excitarla la excita, estoy segura, pero
no sirve de mucho más si al final ella no recibe su recompensa.

Vamos, a mí me encanta hacer a las mujeres venirse, pero ¿acaso no es porque, en última instancia, eso me hace venirme con tanta intensidad que casi me desmayo?

Cielos.

¿Y si estuviera en su lugar y sólo pudiera lograr que las mujeres se vinieran, sin que eso derivara en mi propia satisfacción?

Es algo que debo reflexionar.

Le da otra perspectiva a las cosas.

Por otro lado, ¿quiénes son esos idiotas con los que ha estado?

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