Me sentí más raro de estar en la casa del granjero que en ninguna otra casa que hubiese invadido en las semanas tras el virus. Probablemente porque su cuerpo aún estaba yaciendo en el camino de tierra, y había interactuado con él antes de que muriese. Oh, y contribuido a su asesinato. Nadie se merecía ese destino, pero tampoco nosotros. Tampoco lo hacían los zombies. Deberíamos estar todos viviendo nuestras vidas tal y como habían sido, el Apocalipsis sólo siendo algo que se viese en las películas o algo amenazado por los fanáticos.
El perro se acostumbró rápidamente a nuestra presencia. Descubrí que era una hembra, y que no tenía nombre, puesto que no tenía collar. En la casa no había nada como facturas del veterinario que nos permitiesen saber, así que terminé llamándola Harriet. El nuevo nombre pareció confundirla, pero lo cogió al paso.
La granja de hecho tenía agua caliente, gracias a un generador. Desafortunadamente, sólo parecía estar conectado al calentador de agua y no al resto de la electricidad. Pero agua caliente al giro de un grifo era un lujo.
Pero esas fueron cosas que descubrimos más tarde. Tan pronto como entramos por primera vez en la granja, traté de ignorar las fotografías en la pared, obviamente del granjero y su esposa, tomadas décadas antes. No había nadie más en la casa; debía de haber sido un viudo. Eso sólo se sumó a mi culpabilidad.
Tenía que limpiar a Jungkook. Encontramos el baño y le desnudamos. Empujé la ropa ensangrentada en el canasto, sabiendo que nunca volveríamos a tocarla. Una vez que Jungkook estuvo bajo la ducha fue cuando descubrimos que el agua era caliente. Jungkook gimió de placer, incluso mientras el agua corría rosácea en sus pies.
El atractivo de una ducha caliente fue demasiado para mí. Me quité la ropa, y la lancé también al canasto. El granjero seguramente tendría ropa que pudiésemos coger.
Pero algo me hizo detenerme antes de empujar a un lado por completo la cortina. Miré hacia abajo a la sangre arremolinándose alrededor del desagüe, hecha inocua e inocentemente rosa por el agua. Mis viejos miedos de contagio volvieron. ¿Qué estaba haciendo? ¿Me estaba sometiendo a un riesgo innecesario?
Traté de pensar lógicamente. Ya había estado expuesto a sangre zombie algunas veces, gracias a la muerte y destrucción traída por ellos y sobre ellos. Nada me había cambiado, y sabía por experiencia que los zombies habían cambiado rápidamente cuando todo esto había comenzado. Si hubiese sido infectado, habría estado como Jungkook mucho antes.
¿Había algo en mi sangre que me hacía resistente?
No tenía ni idea, y quizás nunca lo supiera. Pero imaginé que estaba seguro por ahora.
Hice a un lado la cortina, y los ganchos de plástico chirriaron en el riel, incluso sobre el ruido de la ducha.
─Hazte a un lado ─le dije a Jungkook.
Me miró atónito, bajando a continuación la vista por mí. Era la primera vez que me había visto desnudo en años. Me sentí un poco cohibido, sabiendo que ahora tenía un poco de barriga donde antes no había nada y mi pecho definitivamente no estaba tan definido como solía. Mi tarjeta de gimnasio había sido abandonada hacía tiempo. Pero había una luz tenue en sus ojos, algo nuevo que no había visto en el momento en que nos habíamos vuelto a reunir. Se parecía como el infierno a deseo.
Sentí moverse algo contra mi cadera; miré hacia abajo, y vi su verga medio erecta, rozando apenas mi piel.
El calor de la ducha no era el único calor que se estaba acumulando. Tuve que ahuyentar todos los pensamientos que me instaban a huir, de no llevar este momento más allá, pero tenía que saber. Tomé el rostro de Jungkook entre las manos y miré en sus ojos. Si de verdad eran el espejo del alma, deberían decirme lo que tenía que saber.
─Jungkook ─susurré, sin saber siquiera si podía ser oído por encima del ruido del agua que fluía─. ¿Estás ahí de verdad?
Sus movimientos aún eran espasmódicos mientras sus manos subían por mi espalda y me atraían contra él. Arrebolado contra su pecho, no me aparté, ni pude, cuando sus labios se cerraron sobre los míos.
Era toda la respuesta que necesitaba. Jungkook podía no estar bien, pero fuera lo que el virus le había hecho a él y a los demás a los que había afectado, aún eran ellos mismos. Aún había amor, y deseo, y necesidad. Separé los labios para dejarle entrar, para reclamarlo.
Eunwoo no pudo evitar cruzar mi mente. Ninguno de nosotros podía haber previsto esto, pero, y esperé que me perdonase por todo lo que estaba haciendo en un periodo tan corto de tiempo tras su muerte.
Moví la mano hacia abajo por el pecho de Jungkook, el pulgar frotando su pezón. Siempre le había gustado eso, y su respuesta a ello sólo sirvió para recordarme que aún era el Jungkook que había conocido.
Yo no estaba listo para la intimidad completa; mi experiencia con Namjoon me había hecho tímido a ella por ahora. Pero nos tomé a ambos en la mano, y Jungkook se estremeció contra mi cuando nos traje a ambos a un clímax rápido y compartido.
Continué sosteniéndole hasta que el agua se volvió fría.
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Me enamoré de un zombie
Paranormal↠ Adaptacion del libro de Sean Kennedy con el mismo nombre. ↠Yoonkook ↠ +18