Primera Causa.

196 19 3
                                    

┏━━━━━━━━①━━━━━━━━┓
❝Espero que nuestro amor dure
por la eternidad.
Yo sólo deseo que nuestra eternidad
no sea extinta junto a todo
lo que conocemos.❞
┗━━━━━━━━ ༒ ━━━━━━━━┛

——★———★———★———★——

Jimin admitiría que poseía una paciencia innata, le gustaba siempre mantenerse relajado, tranquilo y feliz incluso, aquel trío de emociones desde tiempo atrás había sido parte fundamental en su desarrollo como persona. Detestaba con creces los sentimientos negativos, como lo eran la tristeza, la envidia o la ira, sentimientos de los cuales aprendió a la mala que eran malignos en él, destructivos hacia otras personas y dañino para otras.

Sus emociones siempre fueron una parte importante de él, fueron un pilar en su desarrollo y control de los dones por los cuales su manada, la famosa pero recóndita manada Ambika, liderada por el honorable señor Lee, ha estado cuidándolo y resguardándolo desde que era un bebé. Que por sobre todas las cosas, estaba muy agradecido y en deuda con la manada, con Jennie y el señor Lee.

Sin embargo, ¿qué podía hacer ahora con la organización de su boda? Era imposible mantenerse a raya cuando en las últimas semanas iba de un lado a otro, a pesar de su reciente dolor corporal, trataba siempre de ayudar, interviniendo en las decisiones de decoración, apoyando en cuanto a los elementos fundamentales en la ceremonia y sobre todo, estando en mayor parte de pie debido a la insistencia de Jennie por el traje perfecto.

Soltó un suspiro al recordar todo lo que estaba viviendo, de lo que era parte y de lo que en un futuro sería. Por supuesto que estaba emocionado por un futuro al lado de Taemin, aquel alfa de noble corazón, comprensivo y amoroso; podía imaginarse una vida a su lado, un romance puro y sincero, como mágico y único, incluso, más allá de un romance sin igual, podía visualizar a sus futuros cachorros corriendo entre brillantes risotadas por el patio de su hogar, mientras su alfa y él sonreían admirando su creación, lo que juntos habían forjado con amor y años de esfuerzo.

Jimin ya lo sentía cerca, sentía la felicidad llegar a él, la emoción inundando cada fibra de su ser, regocijándose ante el pensamiento de su prometedor futuro, siendo feliz como tantos se lo habían pedido alguna vez. Él era feliz, por supuesto.

Se sinceró consigo mismo con una sonrisa suave, amando la sensación de la suave seda de su traje para la ceremonia rozar sus dígitos, entrelazándose entre cada uno y haciendo lucir su piel pálida mucho más brillante, vívida y hermosa, como si aquella tela hubiese sido meramente diseñada para él. Admiró una vez más su traje de bodas, recorriéndolo nuevamente con la mirada por décima vez en sólo la mañana. Los pantalones ceñidos, siendo rodeados por un encaje que hacía un volumen precioso, casi comparándose con el de un vestido, cada bordado siendo más fino que el anterior; el torso cubierto de una fina y fresca tela que acentuaba su figura, rodeando su cintura y subiendo hasta su pecho que era cubierto por una ceda más gruesa, protegiendo su pecho y finalmente acabando en sus hombros, extendiéndose en mangas igual de ceñidas que el resto del traje, y ni hablar del cuello en forma de "V". Incluso sonrió con una inocente picardía, pues por costumbre los trajes de los omegas solían mostrar el vientre en signo de fertilidad, sin embargo Jimin había solicitado que no lo deseaba así, puesto que no lo sentía adecuado para la ocasión; más allá de no tener al cien por ciento una seguridad por su cuerpo o un suficiente amor propio, él no tenía que demostrar fertilidad, ya no pues la tarea estaba hecha ya.

Ya con más calma, giró sobre sí mismo y guió sus pasos hasta la ventana, aquella por donde los rayos divinos del sol salían con gran imponencia, siendo poderoso y vivaz. Le sonrió al día, cerrando los ojos otorgando confianza e inmediatamente recibiendo una brisa fresca a cambio, como si la naturaleza lo recibiera con gusto, reconociéndolo a través de toques sencillos como aquellos, tan sutiles a veces pero delicados, tratándolo como una pieza de cristal. En cuanto abrió los ojos lentamente, acostumbrándose de nuevo a la luz, vislumbró a la lejanía las reconocidas montañas del este, allá donde las temperaturas pueden ser repentinas, las brisas trogloditas y la naturaleza osada. Sin embargo, esperaba al menos algún día echar un vistazo a lo que hubiese del otro lado de aquellas montañas, tanto tiempo encerrado en la manada Ambika, sin conocer más allá del muro de árboles que se abrían paso más allá de los senderos, dejando atrás una profundidad densa en penumbras, sí, entendía que podría ser peligroso, pero nada se sabía de antemano sin siquiera haberlo intentado. Pero no reprocharía nada, su manada hacía lo mejor para y por él.

Danger ✧ Yoonmin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora