Mudarse no siempre resulta negativo, pero en mi caso es horrible. El nuevo complejo al que mamá me lleva tiene demasiada seguridad. Portarse mal será dificilísimo... ir y venir a mi antojo, con tantos controles. ¡Ni lo sueño! Sin embargo, pronto des...
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—¡¡¡Pero que cara!!! Cualquiera que te viera diría que no dormiste nada— Dijo Itachi mi hermano mayor mientras entraba a la cocina... empezar el día con sus burlas no era nada nuevo.
— Hmp... y si me viera mamá, diría que tengo mas ojeras que vos, da igual. De hecho, el motivo de mis flamantes ojeras...
Itachi me interrumpió diciendo: —No olvides la cara de culo. Aunque esa la traes puesta desde recién nacido... ¡doy Fé!— y soltó una sonora carcajada.
Le lance un repasador y no acerté por una buena distancia. Eso me valió mas de sus odiosas burlas.
—Yaaaa... ¡enserio! resulta que mis ojeras se deben a que no dormí mucho. ¡No hagas caras déjame terminar de contarte! Tenemos vecinos nuevos.
—¿¡Así...!? Bien, ser los únicos en la zona B ya me estaba aburriendo y ¿viste a alguien?—Preguntó con curiosidad.
—No... Bueno si... una chica.— el idiota de mi hermano movió sus cejas arriba y abajo.— En el balcón, escuchaba música y fumaba hierba. Me despertó y luego ya no pude conciliar el sueño— me queje molesto.
—Mmmm... conque una chica. Seguro adolescente. Bueno tonto hermano menor, aprovecha el Sábado para descansar. Ve a tocarle timbre, presentate, muetrale el lugar.— puse los ojos en blanco.—Yo me voy a la empresa y de seguro vuelvo tarde. Tu celu esta vibrando...— Me arrojo el móvil que había dejado junto a la mesa de entrada, tomó las llaves de su coche, que estaban en el mismo sitio y se retiro.
Atrapé el teléfono y bufe. Aunque si se caía y se rompía no importaba ya que podía tener el mejor teléfono en cualquier momento. Mi familia los producia a montones en su empresa, pero no era de los que derrochan porque pueden. Cuidaba lo que tenia y trabajaba duro para conseguir lo que quería. Mire la pantalla y era mi mejor amigo, respondi.
—Dobe...— puse el teléfono lo suficientemente lejos de mi oído.
— ¡¡¡¡TEME!!!!— Gritó como supuse que haría.—En un rato estoy por tu casa ¡¡¡quiero que conozcas mi bebé nuevo!!!— Suspire. Mi amigo nunca preguntaba si estaba disponible. Él solo lo asumía.
—Tan enérgico como siempre— me burlé — está bien, te espero— Deje el teléfono en la mesada de la cocina y subi a mi habitación para darme una ducha.
Itachi y yo somos hijos de Mikoto y Fugaku, y somos los herederos de un imperio en electrónica. Nuestro abuelo fundo una compania que fabricaba celulares y sus empresas abarcaban todo el mundo. Además desarrollaban permanentemente nueva tecnología. Tanto mi hermano como yo somos unos cerebritos. Manejamos cualquier aparato que nos pusieran enfrente. Estudiamos con los mejores técnicos desde pequeños. Actualmente Itachi, dirige la empresa en Japón. Yo aún estoy estudiando, tengo un máster en finanzas y estoy terminando otro que incluye marketing. Me encargo del área de diseño, publicidad y lanzamientos de los productos. Itachi tiene 28 años y yo acabo de cumplir 22. Mientras que Itachi es amable y sociable. Suelo ser retraído y serio. Pero ambos somos buenas personas. Pasamos mucho tiempo solos en casa, mis padres tienen un edificio cerca del la empresa y se quedan ahí la mayor parte del tiempo. La casa les trae feos recuerdos. Sobre todo a mamá.
