Días aquellos - 05: Ojos rojos

6 1 0
                                    

-Hay que salir de aquí... -Dijo ella volviendo a tomar mi mano.

Ambos nos alejamos lo suficiente de la sangrienta escena.

Intento mantener no tan presente la sangre que salpicó sobre mi camisa, o que incluso la mano de Eli se siente empapada. Tan solo busco sentir un poco de relajo, pero el cielo negro logra en mí una sensación completamente contraria a ello.

-Espera...  -Eli se detuvo a tomar un respiro.

-¿Ya estás mejor? No podemos parar por mucho tiempo.

-No Mel... Tengo que ir a la calle, estoy desorientandome en este callejón. Debo saber en donde estoy.

La verdad es que yo tampoco sabía, solo quiero hacerme la idea de que estaremos pronto en casa.

-Bien, veo una salida por allá.

Juntos avanzamos un poco hacia dicha salida del callejón. Me asomé cuidadosamente, por suerte no había nadie, lo que nos hizo pasar con un poco más de tranquilidad. 

Al llegar a la acera un camión de bomberos pasó a su máxima velocidad, su sirena encendida opacó el ruido de mi extensa respiración con el eco que este produjo en el callejón y se expandió por el camino. Detrás de este también pasan dos policías en su motocicleta, que llevan unos trajes robustos. Pude notar que ambos uniformados nos quedaron viendo por un par de segundos, pero no era momento para detenerme a pensar el porqué.

La calle es una zona de empujones y gritos, hombres y mujeres con los ojos hinchados corriendo, mirando con temor hacia todos lados, creo que sufren el mismo temor que nosotros.

Un auto pequeño chocó con una de los muros de un edificio, lo que produjo un efecto dominó con los vehículos de detrás.

Un hombre chocó mi hombro y con ello caí al pavimento. Eli soltó un grito e inmediatamente ayudó a levantarme. 

Sentí como si hubiera chocado con algún poste, pero solo era un hombre musculoso.

-Maldición chico, no es tiempo de besar al diablo.

Y al verlo con claridad noté que era el mismo hombre de la comisaría, quien llevaba a su pequeña hija sentada sobre sus hombros.

-Aléjate. -Dijo Eli empujándome hacia atrás, ella también retrocediendo.

-Tranquila muchacha, deberían ser más gentiles en una situación como esta.

Al estar un poco más desaturdido del choque vi que alguien estaba detrás del musculoso. Alguien de piel y ojos pálidos.

Sentí que él y la niña podían correr peligro, y esa adrenalina llegó a ser suficiente como para derrumbar al gruñón que estiraba sus brazos, haciéndolo caer de un azote al pavimento.

Este comenzó a gruñir en el suelo, y fue en ese momento que tardó en levantarse en que los tres nos alejamos de él.

-Tienes agallas, chico. -Dijo él, que jugaba con los pies de su hija.

-Sí... no lo sé. Jamás había hecho algo así.

Luego de una innecesaria y corta risa noté que en sus nudillos corría un poco de sangre, como si hubiera estado en una pelea recientemente.

-Bien, ¿Hacia donde se dirigen? -Preguntó él.

-A mi apartamento, en Hammond's street. -Respondió Eli.

Él guardó silencio, y entonces dio un vistazo al negro cielo que nos cubría. Aproveché de mirar, y entonces noté por donde provenía la nube de humo.

-Hammon's street se está convirtiendo en cenizas, muchacha. Dudo que ir allá les salga rentable.


LIVE TWD (En Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora