Un caramelo quebradoVio por la luz antes que sus hermanos, vio la luz melancólica y artificial de un cuarto húmedo y mal cuidado. Se levantó curioso del lugar, que por cierto encima de una camilla yacía, y lo primero que hiso fue sonreír, sonreír al mundo, sonreír a la vida, sonreír al horrible futuro que se le habían escrito.
De el desprendía un aura calido y fresco, una sensación adictiva, tanto así que daba la mania de destrozar su inocencia hasta que no quede nada de el, una sensación dulce.
Desde lejos se veía que era un ser inocente, incapaz de dañar a una hormiga, capas de llorar por un desconocido, su rostro era perfecto a pesar del caramelo que chorreaba de su izquierdo, es más, le daba un un toque, combinaba muy bien con su aura dulce.
Llevaba un suéter blanco con adornos cafés y un corto negro.
Torpemente se bajó de esa gastada camilla y camino lentamente hacia la puerta mientras miraba lentamente su alrededor, aún que el lugar este húmedo y frío no le molestaba, pues no cambiaría el echo de que ahí nació, y de alguna forma se sentía agradecido de que las paredes estuvieran presentes en ese momento.
Salió de lugar y lo asoto una gran ventisca la cual casi logra que caiga, sin embargo rápidamente se agarró de la manija de la puerta, intento jirarla para que esta de abriera pero esta estaba atorada, o eso parecía.
La cerradura estaba modificada para que una vez esta se abriese se bloqueara al cerrarse, y lo peor es que no había ningún árbol alrededor. Decidió correr lo más lejos posible tratando de que el viento no lo llevara, sin embargo este fue más fuerte haciendo que el sujeto cayese en la fría nieve. Y es en esos momentos que se presenta un sentimiento Primitivo, algo común en los seres vivos, algo inevitable al caer en momentos de riesgo, el cual es sobrevivir, prevalecer ante los retos de la vida, burlarse de del destino.
Gateo, gateo para no morir, si podía ser fuerte llegaría a una salvación, pero hasta entonces gatearia hasta llegar a algún lado o perder sus fuerzas y morir. Y aún que le frío no ayudara lo logró, llegó llegar a un bosque, donde la caída de nieve era obstruida por los grandes pinos y hacia más delgada la capa entre la tierra y los copos.
Las luces de hogares acogedores se veían a lo lejos entre los árboles, no sólo había logrado salir de la horrible tormenta, también había encontrado salvación y así nuevamente sonrió, aun que esa sonrisa débil y leve era, no cambiaba la sensación que daba al verla.
Tratando de ir lo más rápido posible a una de esas casas se notaba que sus extremidades le fallaban, le dolían, temblaba, lagrimeando rogaba por lo menos llegar a la puerta. Pero para su mala suerte algo lo tomo del pie y lo arrastró a otra direccion.
El sujeto arrastrado no dejaba de resistirse -dejame, déjame porfavor- se quejaba en vos baja pues no podía ni retorcerse.
El extraño sujeto mantenía su postura neutral, y el ser débil terminó desmayado
...
Despertó en un pequeño sofá, un sofá solitario acompañando a aquel departamento lamentable triste y húmedo. En aquella gran sala llacia dichoso sofá color rojo vino, una mesita de café gastada y floja, frente a una tv meramente aceptable.
Apoyándose en sus brazos sin levantarse por completo, jiro si cabeza sobre su hombro izquierdo, y vio lo que parecía ser la entrada ser la cocina. Se quedó viendo esa dirección unos segundos, quería recordar lo que había pasado antes de desmayarse, cosa que se hubiera completado de forma éxitosa de no ser por la respiración/suspiro de alguien atrás suyo.
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UNDERPOINT- doce almas corruptas
FanficDoce historias que se sentirán en un punto. Tú