Capítulo 38

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Sonrió levemente y se sentó bien en el asiento.
—Joongi —dijo divertida —Si, ya llegué a casa... estoy por entrar.

Me miró y abrió la puerta del auto, se bajó y la cerró. Sin dejar de hablar y de sonreír me saludó con la mano, en una forma, debo decir, burlona.
Vi como se alejaba caminando hacia el edificio. Y ahora si, Min no tendrá mi voto el año que viene. Si ese maldito celular no hubiese sonado, en este momento estaría saboreando de sus labios. Pero yo no soy así, yo no me voy a quedar con las ganas de besarla.
Rápidamente me bajé del auto y de la misma manera comencé a acercarme a ella.

—Está bien, adiós —escuché que decía y colgaba.
Entonces la tomé del brazo y la giré hacia mí.
—Wonho, ¿Qué haces?

Al instante tomé su boca con la mía, colocando mi mano en su nuca, para impedirle escapar. Moví mis labios sobre los suyos, de manera exigente, de manera dominante. Ella lograba que me sintiera desesperado por besarla. Logró despegarse apenas de mí.
—No, Wonho, basta —dijo agitada. La callé besándola de nuevo. A paso ciego comencé a caminar, haciendo que ella caminara hacia atrás. Se volvió a alejar —No, no vas a subir conmigo.
—¿Por qué no? —le pregunté con la voz algo ronca.
—Porque... porque esta tu prima arriba y no quiero que subas.
—Entonces vamos a casa —dije y besé su boca cortamente.
—No, tampoco... vete —me dijo.
La solté por un segundo y tomé mi celular. Marqué el número de mi prima y esperé a que me contestara.
—¡Contigo quería hablar! ¿Se puede saber que estas haciendo en la cita de _____? ¿Cuál es tu problema, Wonho? —me preguntó.
—¿Dónde estás, Hani? —le pregunté.

Los ojos de _____ se abrieron bien y quiso hablar, pero coloque uno de mis dedos sobre sus labios.

—En casa tonto, ¿Dónde más voy a estar? —me contestó. Sonreí levemente.
—Eso es todo lo que quería saber primita, muchas gracias.
—Pero...
Corté antes de que siguiera diciéndome cosas. Miré intensamente a _____. Ella era una pequeña mentirosa, pero no iba a salirse con la suya.
—Hani no esta aquí —le dije.

Volví a capturar su boca en un caliente beso. Ella no pudo reprimir un leve gemido que escapó de sus labios.
Entonces comencé a caminar de nuevo. De una u otra forma entramos al edificio. De una u otra forma logramos subir al ascensor, todo esto sin dejar de besarnos.
La apoyé levemente contra el espejo del ascensor y me alejé de sus labios para besar su mentón, y su cuello.
La caja de mental se detuvo en el piso 6. Casi desesperado logré abrir la puerta. Salimos y la tomé de la cintura apegándola a mí otra vez.
A ciegas volvimos a caminar hasta chocar contra la puerta del departamento. Busqué las llaves dentro del bolsillo de su abrigo y logré abrir...
Cerré la puerta detrás de nosotros, y alejándome apenas de sus labios para poder respirar me quité la chaqueta. Ella se quitó el abrigo. Caminamos un poco más cuando nuestros labios volvieron a juntarse, y caímos pesadamente sobre el sillón.
Caí sobre ella, ganándome un nuevo gemido. La besé más profundamente que antes, haciendo que el aire realmente nos faltara. Bajé mi mano por el contorno definido de su cuerpo, acariciándola
sobre la suave tela de su ropa.
—No, no... por favor, Wonho. Déjame —me pidió cuando solté sus labios y bajé a su cuello.
No, ella no podía pedirme eso. Simplemente no podía...
—¿De verdad quieres que te deje? —le pregunté en un susurró cerca de su oído.
—Si, si... vete. Ya no más, Wonho, ya no quiero más esto ¿no lo entiendes? No quiero ser un juguete con el que te diviertes un rato, no quiero serlo.
Entonces me alejé de ella para mirarla a los ojos. Sus ojos estaban vidriosos y me maldije a mi mismo por ello. Me alejé completamente de ella y me puse de pie.
Caminé hasta la puerta y tomé mi chaqueta que estaba en el suelo. Me giré a verla. Su mirada vidriosa, sus labios rojos, me hicieron darme cuenta de lo insensible que puedo llegar a ser.

—Tú no eres un juguete para mí —le dije y salí de allí antes de causarle más daño.

Llegué a mi casa y gracias a dios Hani no estaba levantada, no quería escuchar reclamos e insultos en este momento. Me cambié y me tiré en el sillón. Me acosté boca a bajo y cerré mis ojos para intentar dormir...
Abrí un ojo por el sonido que acababa de provocar el microondas. Levanté un poco mi cabeza y miré a prima en la cocina.

Peligrosa Obsesión (Wonho y ___) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora