Lunas

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Los días, las semanas y los meses habían transcurrido tranquilamente para la joven pareja, quienes luego de haber compartido unos agradables días juntos, volvieron a realizar sus actividades cotidianas.

No podían verse frecuentemente ya que por un lado Shinobu solía ser enviada a misiones bastante largas y complicadas junto a otros pilares, entre los cuales no se encontraba el chico Shinazugawa (o al menos después de hablar con Oyakata-sama no le enviaban sola con él), y por otro lado Tomioka se esforzaba a diario en su entrenamiento como Tsuguko a la vez que participaba destacadamente en misiones junto a otros cazadores.

Se habían dado algunas coincidencias en que ambos quedaban juntos en la misma misión, pero aún acompañados por muchas otras personas del gremio, por lo que no podían actuar románticamente. Y es que al volver de aquellos días en la cabaña, Tomioka le pidió a Shinobu que siguieran manteniendo lo de ellos en secreto, más que sea hasta que el alcanzara el rango de Kinoto, aunque le dejó bien en claro que en cualquier momento que ella le necesitara él estaría ahí para protegerle.

Y aquí se encontraban, en medio de otra peligrosa misión, juntos, pero no solos.

Últimamente habían varios reportes del avistamiento de un demonio muy poderoso en una de las grandes ciudades de la región. Se tenía sospechas de que este podía corresponder a la Luna Superior uno, por lo que sin perder el tiempo Ubuyashiki envió a parte de sus pilares hasta aquel lugar, siendo Shinobu, Rengoku, Sanemi e Iguro los elegidos, los cuales fueron acompañados por una gran cantidad de miembros de cuerpo exterminador de demonios, entre ellos Sabito, Tsukimori, Makomo y Tomioka, quienes se habían vuelto bastante fuertes demostrando sus avances en cada batalla que tenían.

El pueblo al que fueron enviados era bastante grande, y como tenían una gran área que cubrir, era necesario el apoyo y trabajo de muchos. No entendían como, pero a pesar de la presencia de los cien cazadores que se encontraban ahí, aquel demonio seguía haciendo desaparecer humanos sin dejar rastro.

Cada noche ellos realizaban una búsqueda exhaustiva en la ciudad pero no podían si quiera sentir su mínima presencia, situación que estaba comenzando a desesperarles a todos por completo. Sobretodo a los pilares Iguro y Sanemi, quienes no entendían como era posible que aquel monstruo siguiera tranquilamente llevándose tantas vidas a pesar de estar todos presentes en aquel lugar.

Cuando llegaba el día y sabían que aquel demonio no andaría rondando por ahí, todos los cazadores aprovechaban de descansar en una posada que estaba llena de glicinas, donde una amable anciana y su familia se preocupaba de atenderles a todos los del gremio.

Ahí era cuando al fin aquella pareja de enamorados tenía un momento de conversar y pasar unos minutos juntos, aunque claro, mostrándose cómo una relación normal de compañeros ante el resto, solo Shinazugawa y los otros dos chicos del hogar del Pilar del Agua sabían realmente que tipo de relación había entre ellos. Aunque claro, como en todos lados, los chismes comienzan a correr.

- Tomioka-san ¿Lo que dicen esos rumores, es cierto? -.

- ¿A qué te refieres? - se mostraba confundido, y es que Tomioka no tenía mucha cercanía con los demás cazadores -.

- Hoy cuando iba camino a desayunar escuche a tres cazadores hablando sobre nosotros, ellos tienen sus sospechas de que estas enamorado de mi pero no te atreves a confesármelo.. ¿No hay algo que quieras decirme, ne Tomioka-san? -.

Unas pequeñas risas escaparon de sus labios, disfrutaba mucho molestar a aquel chico sentado al lado de ella, el cual con un simple chasquido de labios se cruzó de brazos.

- Ya he dicho todo lo que tengo que decirte ¿O acaso lo olvidas? - bajó su mano lentamente hasta llegar a la que estaba sobre la pierna de la pequeña mariposa y entrelazó sus dedos con ella.

"La luna está preciosa" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora