Estuvimos un par de horas hablando sobre lo que íbamos a hacer. Tras mucho pensar decidimos que esa misma noche iríamos al callejón donde empezó todo y vigilaríamos la zona en busca de indicios que pudieran sugerir la presencia del asesino.
No lo había pensado hasta ahora, pero estaba empezando a pensar que Noah era bastante guapo, y puede que hasta me resultase un tanto atractivo. Quité ese pensamiento de mi mente inmediatamente, pues era una tontería, y me acordé de Marco. ¿Estaría preocupado por mí? Luego me acordé de mi familia (o lo que quedaba de ella) y de mis amigos. Pensé en lo mal que lo estarían pasando, pensando que me han asesinado o que me han secuestrado. Un sentimiento de culpa me invadió profundamente. Sentí que mi estomago se encogía y que me comenzaba a marear. Me tumbé en el sofá, inspiré profundamente y cerré los ojos. Podía escuchar los latidos de mi corazón, disminuyendo la velocidad a medida que me relajaba. Una vez tranquila, volví a abrir los ojos. La cara de Noah apareció delante de la mía. Me miraba fijamente. Al verla, me pegué tal susto que casi me caigo del sofá.
- ¿Se puede saber qué haces? - le dije, algo molesta -.¡Menudo susto me has dado!
- Lo siento - me respondió-. Es solo que nunca he tenido un humano vivo tan cerca, y me sentía un tanto intrigado. Me quedé un poco cortada, pues no entendía a que se refería. Técnicamente, había estado muchas veces cerca de los humanos, pues había probado su sangre, pero tal vez lo que intentaba decir es que nunca había tenido a uno en su casa y hablado con él como si fuera una especie de "amigo".
- ¿Te refieres a que nunca has hablado con uno? - pregunté.
- Más o menos - me respondió -. Hablar he hablado con alguno, pero no había convivido con ninguno hasta ahora, y mucho menos haberle protegido.
- Ah. Por cierto, gracias por "salvarme".
- De nada.
Pensé en lo que había hecho por mí, y en la manera en la que me estaba ayudando. Tenía ganas de abrazarle, pero después de lo que había pasado la última vez, decidí preguntarle antes.
- ¿Te puedo abrazar? ¿O es peligroso? - le pregunté.
- Siempre y cuando me avises, supongo que sí. - me contestó -. La otra vez te aparté porque tenía miedo a hacerte daño.
Le sonreí, y acto seguido, le abracé. Él me devolvió el abrazo. A los dos nos hacía falta un poco de cariño, pues después de todo lo que nos había pasado, nos reconfortaba la idea de poder tener a alguien con quien sentirse identificado de alguna manera. Apoyé la cabeza en su hombro. Él me acarició suavemente el pelo, teniendo cuidado de no darme en la brecha. Me dí cuenta de que desprendía un ligero aroma a rosas silvestres. Me pareció raro que, aunque fuese un vampiro, estuviese caliente. Siempre me habían dicho que los vampiros eran fríos como el hielo, pero supongo que se equivocaban. Finalmente, nos separamos y él se sentó junto a mí. Cogió un bolígrafo y una libreta de la mesa y me dijo:
- ¿Al final qué vamos a hacer?
- No sé. Algo se nos ocurrirá. Lo que sí sé es que tenemos que encontrar a Kemilly y a Steph. Y pronto - le respondí.
- Lo primero que tenemos que hacer es ir al callejón en el que comenzó todo, examinar la zona en busca de alguna pista y cuando sea de noche vigilar la zona. Y ya si vemos algo veremos que hacemos.
- ¿Sabes que acabas de idear el plan entero tú solo? - le dije.
- Solo era una idea. - me respondió mientras sonreía y se llevaba la mano a la nuca. - Además, solo la llevaremos a cabo si a tí te parece bien.
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Las cuatro estrellas (CANCELADA)
VampireUna tranquila ciudad se ve interrumpida por una serie de misteriosos asesinatos y desapariciones. Emma, una niña de catorce años, decide investigar qué sucede cuando presencia uno de ellos, el de una de sus compañeras de clase. No sabe quién es, per...