VIII. S E G U I R

772 67 24
                                    

Todo el vuelo resultó demasiado agotador para Simón, tener que escuchar su molesta voz realmente le tenía abrumado, y lo peor es que estaba a lado de él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo el vuelo resultó demasiado agotador para Simón, tener que escuchar su molesta voz realmente le tenía abrumado, y lo peor es que estaba a lado de él.

Su esposo es tan molesto e irritante que deseaba con todas sus fuerzas abandonarlo en algún sitio remoto para así ya no verlo más.

Y ahora aunado a él había un nuevo problema: el joven que pretendía a Villa.

Simón no podía dejar de mirarlo como una amenaza a sus intereses, así como lo era Isaza desde el día de su boda, ambos pretendían al castaño, lo cual a Simón no le molestaba. Lo realmente molestoso para él es saber que ambos podrían robarle la atención de Juan Pablo, no estamos hablando del sentido romántico, pues el pelinegro no tiene ningún tipo de interés amoroso por el chico.

Sino por el sentido convenientemente ideal para Simón: Villamil le creía todo a él y solamente a él.

Durante poco más de un año se encargó de cortejarlo para lograr esa confianza, poder ensordecer al chico a habladurías de los demás, que él creyera en todo lo que Simón deseara contarle; pero siempre ante amenazas conocidas, o que respondían al nombre de Juan Pablo Isaza.

Lo entrenó para que no creyera en caso de que Isaza le llegara a contar algo sobre él.

Pero solamente con el del sombrero.

Sin embargo, la llegada de un nuevo pretendiente podría alterar las cosas. Si bien Isaza lo había amenazado, Simón estaba seguro que no ventilaría nada de lo que ocurrió en su habitación antes de la boda o de la investigación de su vida privada a Villa; el Juan Pablo mayor estaba tan estúpidamente enamorado del ojiverde que jamás haría o diría algo que lo dañara... Pero de Alejandro no se podía fiar. No estaba seguro de qué tanta confianza le tenía Juan Pablo a Posada, pero realmente le pareció demasiada para haberse visto solo una vez, y prueba de ello son las notas y las flores que le envió a su esposo.

O quizá no solo se vieron una vez.

A Simón le divertía la idea de que Villa realmente estuviera saliendo con alguien a sus espaldas. Algo demasiado divertido que ambos sean unos adúlteros.

Podría fingir indignarse ante un menor arrepentido si lo descubriera en alguna infidelidad, y como compensación tendría a Juan Pablo comiendo de su mano... Demasiado tentador, pero no buscaba eso.

Su preocupación retozaba en la idea de que alguien diferente a él pudiera ganarse la confianza del de ojos verdes, cegándolo a su manera y convenciéndolo de que el de gafas no era de fiar. Eso indudablemente sería su perdición.

Se lamentó durante las horas restantes de vuelo que Juan Pablo tuviera una belleza enorme y perfectamente apreciable en ojos de otros. Para él, Villamil era un idiota más del montón.

 Para él, Villamil era un idiota más del montón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
R E V E N G E | Villargas / IsargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora