Capitulo 26 (Editado)

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Capítulo 26



Maya corría muy asustada, todo en su cuerpo mostraba un miedo irracional. Un miedo envuelto en un llanto perturbador. Sabía que algo no estaba bien desde el momento que se dio cuenta como Dimitri no había pasado por ella a la escuela como siempre lo hacía, dos días habían pasado desde la última vez que lo había visto y su corazón quería romperse en miles de pedazos en ese momento. Lo necesitaba tanto.

Al salir de la secundaria se despidió de Rose la cual su padre había recogido hacía ya un par de minutos. El hombre se había ofrecido a llevarla, pero Maya se negó pensando que pronto Dimitri se aparecería en cualquier momento.

—¡Recuerda el ensayo! —gritó la joven mientras el carro salía lejos de la vista de Maya, y ella asintiendo le regalaba una sonrisa como respuesta.

Todo su cuerpo se paralizó después de lo que ocurriría a continuación.
La camioneta de Aarón Petrova estaba estacionada en una esquina de su escuela, la conocía muy bien, vieja de color rojo con la pintura desgasta, el hombre se encontraba recargado en la puerta con un cigarrillo entre sus dedos a su espera, un rubio de larga melena que lo acompañaba la vez pasada la señaló con una media sonrisa y las palabras de Dimitri viajaron a su mente haciendo que su sangre comenzó a hervir del terror. Cuando se detuvo a pensar en algo, su cuerpo ya había reaccionado corriendo lo más lejos que pudo, verlos ahí esperando por ella no pintaba nada bien.

Mala idea, escuchó como Aarón soltaba una maldición y encendía la camioneta, sí, no había duda de que venían por ella. Corrió desesperadamente por el camino más fácil, tratando de que la gente la hiciera perderse, pero era una pésima idea. Era Aarón Petrova, todo el pueblo le conocía y le temía, sabía que nadie haría más que apartarse para darle paso al hombre.

El sueño que había tenido días atrás la persiguió como un León a su presa. Estaba comenzando a perder la calma que tanto le había costado mantener, y las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas sin poder evitarlo. Corrió lo más que pudo hasta llegar a una calle totalmente desolada, necesitaba llegar al otro lado con urgencia donde había un poco de gente, pero una cabellera rubia se lo impidió. Se detuvo queriendo correr por el lado en donde había venido pero el coche viejo del padre de su novio le trancó el paso. Su respiración agitada y cara repleta de lágrimas hicieron que el hombre frente a ella soltara una fuerte carcajada con burla.

—Tranquila, muñequita. —soltó el humo que al parecer contenía, mientras Aarón Petrova se bajaba con pasos confiados.

Volteó a mirarlo sin decir palabra alguna, pero ordenándole algo con la mirada.

—¿Por qué corres, niña? —preguntó con una risa que no pretendía dar ninguna clase de paz a sus nervios. —Somos familia ahora, pensé que te caía bien.

Se acercó hasta que los ojos azules la intimidaron, mismos ojos que tanto amaba cuando los miraba en el rostro de su novio. Sí, sin duda Dimitri tenía fracciones muy parecidas a su padre, pero eran totalmente desiguales, ella lo sabía más que bien.

—¿Dónde está Dimitri? —se limpió con furia las lágrimas al pensarlo herido o algo parecido.

Aarón no dejaba de sonreír de esa manera horrible que le ponía los pelos de punta. ¿Cómo alguien podía sentirse bien intimidando a los demás? Era espantoso solo de pensarlo. Y precisamente eso era lo que él estaba haciendo con ella en ese momento.

Estaba muy asustada, el uniforme la hacía ver más niña de lo que en realidad era, cosa que le pareció muy curioso al hombre en su delante.
En medio de la situación pensaba ¿Cómo su hijo fue capaz de fijarse en ella? Estaba rodeado de mujeres realmente buenas, mujeres con cuerpos espectaculares que se rendían a él si lo quisiera, pero no, el imbécil de su hijo había puesto sus ojos en una niña malcriada, que no hacía más que manejarlo a su antojo lejos de su verdadero objetivo.
Al detallarla bien, notó que Dimitri había sido más ingenuo de lo que pensaba, esa chiquita no tenía ni idea de donde en realidad se estaba metiendo y él pretendía hacérselo saber en ese momento.

Punto débil © (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora