🌺 Especial Dos: 𝐌𝐚𝐤𝐨𝐦𝐨 🌺

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— Si duermes tranquilita y no sales de tu habitación, mañana te dejaré trepar por las cortinas.— Le prometió el de cabello azul a su hija adoptiva. Sabito, que pasaba por allí, se asomó a la habitación y observó con los ojos entrecerrados a su esposo.

— ¿Qué cosas le prometes a Makomo, Giyuu?— Preguntó, sin quitarle la vista de encima a Tomioka. Este rio nervioso.

— Solo negociaba.— Se encogió de hombros y trató de caminar fuera de la habitación, pero su esposo obstruía su paso.— Vamos, dejémosla sola o no se dormirá.— El pelirrojo suspiró y se quitó de la puerta, por lo que Giyuu se fue de allí lo más rápido que pudo.

Sabito se acercó para darle un beso en la frente a su hija adoptiva y darle las buenas noches.— Y lo que tu otro padre dijo no sigue en pie.— Makomo hizo un pequeño puchero, haciendo reír a Sabito.— Buenas noches.

— Buenas noches.

Sabito se puso en pie y salió de la habitación, apagando la luz y cerrando la puerta de la habitación de la chica. Tras eso, se dirigió a su habitación y de Giyuu, yendo directamente hasta la cama que ambos compartían.

— Giyuu, deja de decirle cosas tan raras a la niña.— El susodicho rio y se tumbó a su lado, lo más cerca posible, por lo que quedaron mirándose el uno al otro.

— ¿Por qué no puedo? Tú también me prometías cosas raras cuando éramos unos niños en nuestra otra vida.— Sabito se puso rojo hasta las orejas y pidió silencio al contrario, ya que no quería recordar la clase de promesas que le hacía. Giyuu reía algo avergonzado, al recordar que el aceptó todas ellas (eran cositas pequeñas, cosas como que si él se encargaba de recoger el agua, por la noche dormiría con él).

— Pero no eran así... Dile al menos que le dejarás acostarse un poco más tarde... Pero, ¿trepar por las cortinas? Giyuu, por favor.— El contrario soltó una carcajada.

— Es que me acordé de una vez que Inosuke le prometió eso al perro de Tanjiro y me hizo gracia.— Confesó. Sabito soltó una suave risa antes de abrazar al contrario.

— Será mejor que dejemos esta conversación por el momento. Mañana debemos levantarnos temprano.— Dijo. Giyuu asintió y se abrazó del contrario, cerrando sus ojos.

El latido de sus corazones pareció sincronizarse; al igual que sus suaves respiraciones. Entonces, poco a poco, ambos se fueron rindiendo ante el sueño, que al final, pudo con ambos rápidamente.

Pasaron minutos, horas, cuando Makomo entró a hurtadillas a la habitación de sus padres. Se acercó a la cama en la que yacían descansando ambos y apoyó sus brazos para escalar la cama.

Por su rostro descendían pequeñas lágrimas, que seguían su recorrido llegando a empapar el cuello de la niña.

— Papis...— Los llamó en un susurro mientras se ponía de rodillas junto a ambos. Sin pensarlo mucho, sacudió a Sabito para despertarlo, sabiendo que Giyuu tenía un sueño algo pesado y despertarlo sería difícil.— Papá.— Llamó nuevamente, esta vez el pelirrojo, que pareció despertarse.

— ¿Qué suced- ¡Makomo! ¿Por qué estás llorando?— No alzó mucho su tono de voz, pero los movimientos tan bruscos que hizo al sentarse despertaron a su esposo.

— ¿Sabito?— Preguntó, apoyando ambas manos en el colchón para ayudarse a sentarse. Como le estaba dando la espalda, esperó a sentarse para girarse.— ¿Makomo? ¿Qué pasa?— Preguntó preocupado mientras se acercaba más a su esposo y a su hija. Esta soltó un hipido inconscientemente antes de hablar.

— Otra vez soñé con ese d-demonio... Y con papá Giyuu cuando era más joven... Parecía estar llorando abrazado a algo...— Confesó mientras era acomodada por Sabito entre Giyuu y él.— M-Me desperté llorando...

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