Un fantasma de carne y hueso

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Quién diría que fue la cuarentena la que me dejaría actualizar... xd


— ¡No!

Elsa gritó, despertándose jadeante.

Tragó en seco al ver las sombras frente a ella.

Su loba, Zhaida estaba gruñéndoles con recelo.

Se levantó lentamente, inspeccionando las pesadillas congeladas junto a su cama. Debió de haberlo hecho por reflejo mientras estaba inconsciente.

Pero no fue lo único, del lado contrario, junto a la puerta había dos figuras de hielo entre la nieve. Una joven, aferrándose a un muchacho que se veía arrastrado al mar por redes lejos de ella.

De pronto recordó cómo llegó ahí.

Su loba aulló postrándose a sus pies, Elsa apretó los labios mientras se obligaba a acariciar su pelaje.

Debió de haber sido el alcohol, debió de haber sido el cansancio, estaba forzando mucho a su cuerpo últimamente... y su mente estaba demasiado perturbada.

Debió de haber sido solo un error, debió ser una cruel broma del destino.

Salvo que ella lo había visto.

Limpió el hielo con prisa pero dudó cuando se dirigió a las pesadillas en su habitación. Nadie entraba, pero no tenía tiempo para preocuparse por ellas, así que con un ademán las descongeló y cuando los caballos la miraron, ella cambió el color de sus ojos y las mandó por donde habían llegado.

Nadie tenía por qué enterarse.

Abrió la puerta de su habitación con los pies temblándole y cuando esta cedió, se vio en los brazos de Hans.

— Estás despierta. — Le dijo él, mirándola de arriba abajo. Quizá leyó su mirada, porque enseguida se explicó. — Fue... una sorpresa para todos, pero la Alianza quería vigilarte y...

— Mi madre... — Elsa lo interrumpió, apenas organizando sus pensamientos.

— Está con él.

Él.

Él estaba aquí.

No había sido un sueño.

Elsa se empujó hacia adelante, Hans quiso detener sus torpes pasos pero la loba tras ellos lo amenazó y al final la soltó. Elsa se tambaleó, sí, pero en cuanto pudo corrió hacia el primer lugar que se le ocurría. Corrió por los pasillos, pasó los sirvientes y cuando vio a los ridículos reyes reunidos con unos villanos en la antesala de la enfermería supo que había tomado el camino correcto.

Todos se pusieron de pie en cuanto la vieron.

Poseidón fue el que la interceptó, tomándola de la cintura.

— Elsa...

— ¿Es cierto? — Jadeó, aferrándose a sus brazos. El hombre apretó los labios al escuchar su desesperación, la incredulidad con la que se negaba a albergar esperanzas, con la que quería proteger su corazón.

— Lo es. Él sobrevivió.

Elsa se cubrió el rostro con las manos, ahogó un grito sobre sus palmas cuando él asintió y confirmó lo que había dejado de creer. Miró al frente, ahí, tan solo una puerta más y vería al rostro con el que había soñado tantas veces.

Pero el mismo brazo la detuvo.

— Apenas lo hizo. — Le insistió Poseidón, pero ella ya estaba peleando. — Tienes que entender, tienes que...

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora