¿Conoces esos días en los que, ni siquiera has llegado a la escuela/universidad y ya quieres irte de regreso a casa?, Pues yo vivo esos momentos de lunes a viernes todas las semanas, gracias a la carrera universitaria que escogí; Arquitectura.—Señorita se bajará del auto ¿sí o no? —Escucho decir al chofer del Uber.
—Perdóneme, aquí tiene— le contesto entregándole el dinero, para después bajarme del carro. Lo último que alcanzo a ver, antes de girarme, es al auto alejándose cada vez más y dejándome en esta pesadilla hecha realidad, La Universidad.
Siguiendo con mi camino por la casa de las pesadillas, me encuentro en el pasillo del recinto a mi amiga Taylor junto con mi novio esperándome, para poder entrar a una de las pocas clases que tenemos en común; psicología.
—Amber Adams, 21 años, hija de Jason y Marie Adams, novia actual de Dylan Baker, cabellera larga y castaña, con ojos marrones profundos, piel bronceada, aunque un poco pálida y delgada, pero nada extremista. Actualmente cursando la carrera de arquitectura, es una chica inteligente amiga de Taylor Bush —escucho decir a mi amiga.
—Es bueno ver como aprecias la carrera que estás estudiando, pero quieres ser abogada, no mafiosa reconocida mundialmente por conocer tus amistades y enemigos — le respondo con un tono burlesco en mis palabras — Además, conocerme es tu deber como amiga.
—¿Dañar sueños es tu especialidad? — me pregunta ella con un tono burlesco más que claro.
—Decir la verdad, es mi especialidad — le respondo, justificando lo que acaba de decir.
Al terminar de hablar con Taylor volteo a ver a Dylan, mi novio, para acercarme a él y darle un beso suave, pausado y sin desesperación. Por el rabillo del ojo llego a Taylor mirándonos de una rara manera, pero hago caso omiso.—Sabes que estaba loco porque te acercaras y no te olvidaras de mi — él me dice.
—Hace par de días que no te veo ¿Cómo podría resistirme a no besarte? — Le digo para luego seguir hablando los tres del camino a la clase que nos tocaba.
Cuando llegamos al aula nos sentamos los tres juntos en la parte del medio del salón, para escuchar y atender la clase que el profesor de psicología estaba impartiendo.
—Bien clase, quiero que me cuenten las ideas que han tenido, para poder tratar los casos en los que se encuentran con clientes exigentes y de mal humor durante sus próximos trabajos — escucho decir a nuestro profesor, a lo que levanto la mano para poder contestar.
—En mi caso, le hablaría con cortesía y sutileza, con una sonrisa en la cara, para poder explicar los procedimientos para realizar el trabajo, para que no este altere — le contesto al profesor recibiendo un dedo arriba de mi amiga.
—Profesor, tengo una duda respecto a lo que mi compañera acaba de decir — escucho decir a alguien detrás de mi.
—Adelante señor Novikov — le da la oportunidad de hablar a mi compañero, en un instante todas las miradas se dirigen a él, yo no fui la excepción, me fijo en esos ojos azules mirándome retadoramente, para luego hacerme la tan dicha pregunta:
—Señorita ¿Adams? — Yo asiento con la cabeza, afirmando que ese es mi apellido, a lo que él prosigue — En caso de que el cliente no esté de acuerdo con los procedimientos que usted realiza ¿Cómo lo convencería de esa es la mejor opción de realizar el trabajo asignado? — Me dejó sorprendida y anonada por la pregunta que me acababa de plantar, pero no se lo demostré.
—Señor ¿Novikov? — El asistente ante mi pregunta y mí mira alzando una ceja, retándome a contestar su pregunta — En casos como estos, lo mejor seria explicarle al cliente por qué debemos realizar esos procedimientos y ... - no me dejó terminar lo que estaba diciendo y contesta:
— ¿Qué podríamos decir si el cliente reacciona mal?, ¿Podría manejar la situación?, Quisiera que respondieras a mi pregunta usando tus propias palabras y que no repitas lo que dijiste anteriormente.
Al terminar de decir eso, lo único que quise hacer fue recordarles algunas palabras no muy aptas y golpearlo donde el sol no llega, pero yo me quede callada, recibiendo una mirada triunfal por su parte, y de burla por parte de mis compañeros, hasta Taylor y Dylan.
~~~
Al terminar la clase mi amiga y mi novio se adelantaron para ir a una clase que tienen juntos, sin mí, y yo me quedo recogiendo mis cosas. Mientras lo hacía pude distinguir a alguien parado en frente de mí, al levantar la mirada pude notar que era Christian mejor conocido como Novikov, por lo poco común que es su apellido.
—Buenas respuestas las de antes — me dice con una sonrisa plasmada en su cara — Espero que lo que ocurrió hoy no nos dejemos en malos términos — Lo único que pude hacer fue contestarle con cortesía y con una sonrisa en la cara, para no mostrarle las palabras que mis padres nunca me enseñaron.
—No importa, fue mi error creer saberlo todo, pero de los errores se aprende.
—Ahí está — dice el dejándome con una duda por dentro.
—¿El qué?
—Estas poniendo en práctica lo que dijiste en la clase; Muestras una falsa sonrisa para ocultar lo que quieres expresar. Estoy cien por ciento seguro que estabas pensando en las palabras que tus padres no te enseñaron.
Me quedo helada ante lo que él dijo, por lo acertado que fue y de como pudo leer mis pensamientos y expresiones fácilmente. Reírme fue lo único que pude hacer, para luego decirle:
—Eres alguien raro, me caes bien.
—Raro no sería la palabra, prefiero decir especial — se justifica él.
Los dos nos quedamos mirándonos a los ojos, yo a esos ojos azules que me hacen perder en otro mundo sin siquiera darme cuenta. Después de unos minutos caí en cuenta de dónde estaba y con quién, y me despedí de Christian, para irme hacia mi siguiente clase.
De camino hacia esta me mantuve pensando en lo ocurrido: "Amber tienes novio lo amas y respetas mucho, solo porque alguien supo en que pensabas (lo que casi nadie hace), no significa que esa persona te va a gustar. Él solo te cae bien Amber, nada más "
ESTÁS LEYENDO
𝙻𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚒𝚌𝚝𝚎 𝚎𝚕 𝚍𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚘
Teen FictionHablemos de la vida, un transcurso en el que nos conocemos a nosotros mismo y conocemos a quienes van a estar a nuestro lado en momentos buenos y en momentos difíciles, o eso creemos, porque nunca conocemos bien a las personas, pero podemos decidir...