Flor de cerezo

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Obanai sabe que ha olvidado algo importante desde que tiene uso de razón, pero no sabe el qué. Ese anhelo se precipita hacia él como un tsunami, estira su brazo, intenta atrapar algo con sus dedos que nunca está ahí. Los lamentos y gemidos que se escapan entre sus labios no son una respuesta puramente estricta sobre cómo se siente, sino una expresión del dolor que reside en su corazón.

Obanai creció con un vacío en el corazón y el alma rota. Pasa la mitad de su infancia y parte de su adolescencia rodeándose de juguetes rotos con la esperanza de que al encontrar la manera de arreglarlos pueda encontrar también la forma de arreglar lo que está roto dentro de él. Su agitado temperamento le hace sentir constantemente ira que se torna a veces en violencia. Sus emociones burbujean en él tan intensamente que la mayoría de las veces no se da cuenta del puñetazo que da contra una mesa o la pared hasta que nota las miradas de los de alrededor sobre él.

Sueña con cosas imposibles, vidas enteras que pasan ante sus ojos y de las que él es el protagonista. Vive en ellas cada noche, poniéndose en el papel de un personaje anónimo que siempre tiene al lado a alguien que sostiene su mano. Puede apoyarse en su regazo, sentir su calidez, pero al final una dulce voz termina sacándole de esos sueños para llevarlo al mundo real, a un lugar al que siente que él no pertenece. Obanai nunca ha visto el rostro de esa persona, pero siente que en el momento que eso suceda esos recuerdos se perderán como cenizas en el viento. Hay algo dentro de él, ese algo que hace que se sienta furioso tantas veces, algo mucho más grande que su propio cuerpo y que se muere por salir. Ese algo es una señal, una alarma, porque él sabe que en el fondo es una llamada de su propio subconsciente, que le está diciendo que hay alguien ahí fuera que le está esperando.

Y Obanai tiene claro que él, algún día, va a encontrar a esa persona.

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Mitsuri siente que hay algo roto dentro de ella, pero no sabe cómo arreglarlo.

Todos sus compañeros en la universidad saben que está buscando algo. Mitsuri se pasa los días pasando las hojas de los libros, recabando pistas, recopilando información, pero nadie sabe, ni siquiera ella, qué es lo que está buscando en sus páginas. Tienden a burlarse de ella por su extraño comportamiento y, aunque sean bromas inocentes, a Mitsuri, en el fondo, le hacen daño. 

Mitsuri intenta llenar el vacío que siente con visitas al bar y ahogándose en alcohol hasta que termina revolcándose en la cama de un motel barato con uno o dos chicos guapos. Se sumerge en relaciones sin sentido que siempre terminan con fuertes discusiones, a pesar de que ella les ha advertido previamente que será una novia horrible. Vaga sin rumbo por la vida, sintiéndose insuficiente cada vez que alguna de sus citas insiste en ver una noche una película romántica, cuando le compran flores y chocolate o cuando le revelan lo que de verdad sienten por ella.

Después del quinto "Te quiero" que ella se ve incapaz de responder, Mitsuri comienza a advertir que, quizás, debería replantearse muchas cosas antes de volver a adentrarse en una relación que no irá a ninguna parte.

—No es que seas incapaz de amar, Mitsuri —él le replica, su voz seria a pesar del dolor que tiene que soportar al hablar. Mitsuri se sorprende de sus palabras, en su rostro se dibuja solo confusión. Él le aprieta la mano y las comisuras de sus labios se curvan ligeramente hacia arriba en una sonrisa que solo refleja dolor—. Puedes amar, Mitsuri. Ya amas a alguien, pero ese alguien no soy yo.

Ese día regresa a su piso prácticamente arrastrando los pies. Se siente sin fuerzas y, aun así, no sabe cómo es capaz de subir las escaleras, meter la llave en la cerradura y adentrarse en su apartamento. Se deja caer en la cama y desearía que el mullido colchón y las paredes de su habitación la absorbieran hasta que no quedara ni rastro de ella.

Flor de cerezo [KnY - Obamitsu]Where stories live. Discover now