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Solo sería una simple pijamada en casa de Alexby.

Ese era el plan desde el inicio. Una simple pijamada en la casa de Alexby.

Solo él, Willy y Fargan.

Solos, durmiendo en la misma casa, como habían hecho varias veces antes.

No había nada de anormal en eso, solo eran tres amigos durmiendo bajo el mismo techo, en la misma habitación, en la misma cama, bajo las mismas sábanas y sobre las mismas almohadas.

El día había transcurrido normal, Fargan y Willy habían pasado el día juntos haciendo sus travesuras, las cuales luego leería en el papeleo de la tarde y les pondría en la cárcel.

Normal, como siempre.

Cuando llegó la tarde se habían reunido para ver unas películas.
Sería un maratón hasta que el cansancio les ganara y se fueran a dormir, normal entre amigos.

Alexby a pesar de ser quien organizó todo se sintió excluido entre los dos chicos que no paraban de hablar y reír sobre las películas que veían, lanzando comentarios respecto a alguna escena que les pareció hilarante o absurda.

Entre ambos todo eran risas, se perdían en su pequeño mundo, usando su propio lenguaje mientras mantenían contacto en todo momento.

Se sentía solo.

No era tan ajeno a aquel sentimiento tampoco, pero en ese momento le dolía por más razones.

Amor.

Oh, amor.

Aquel sentimiento tan cruel si no tienes la suerte de ser correspondido.

Lo odiaba.

Ya había sufrido por amor antes, cuando perdió a su única alma gemela en aquel entonces, a la luz de su vida en aquella locura que era Karmaland.

El recuerdo se mantiene vivaz en su mente, atormentando sus recuerdos y manifestándose en pesadillas recurrentes cada que intentaba descansar.

Sentía que nunca podría amar de nuevo, que el primer amor era el único y verdadero.

Que quizás las pesadillas eran un recordatorio de aquello, de la traición que hacía a su difunto amante.

Lo extrañaba, aún lo amaba, pero a pesar de todo, si amas tienes que aprender a dejar ir.

Cuando logró recuperarse de sus traumas y el estrés postraumático el siguiente paso era vivir de nuevo.

Pero el amor vino a castigarlo.

A darle el castigo de amar a alguien imposible de alcanzar.

Fargan, el hombre del antifaz y espléndidas alas de búho, moreno, de brillantes ojos ámbar y cabellos castaños.

Oh dioses, de entre todos tenía que ser Fargan.

Había algo en el que le atrajo, quizás fue su forma de reír a pesar de todo, de esa alegría contagiosa que transmitía a los demás capaz de alegrar los ambientes más tensos.

Un hombre que era torpe y cómico, de buen físico y que apenas pronunciaba correctamente el nombre de Alexby. Despreocupado del trabajo y ocioso a más no poder.

Se había enamorado de Fargan desde hace ya un año.

Todo comenzó durante las tardes de pesca, en un inicio eran solo dos amigos pasando el rato, hablando de cosas sin relevancia mientras el agua intentaba alcanzar sus pies. Eran tardes lindas de recordar.
El sol golpeando con sus últimos rayos de luz, el cielo teñido de rosas y púrpuras mientras la oscuridad lentamente tomaba control.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2020 ⏰

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