Sintió los primeros rayos solares colarse por entre medio de las cortinas y, estirando lentamente su cuerpo, se incorporó de la cama.
El pelinegro se calzó sus pantuflas grises y, con desgano, se dirigió al cuarto de baño donde lavó su adormilado rostro, seguido de una rápida parada técnica en el retrete.
Por último, después de lavar sus manos, se miró un momento en el iluminado espejo y suspiró, acomodando algún que otro mechón de cabello rebelde.
"Comienza un nuevo día, hoy toca hacer el recuento del nuevo stock que ingresó ayer, organizar el pedido de la segunda edición del libro de Stevens, y acomodar el resto de libros que…", Kihyun iba tan concentrado planificando mentalmente su itinerario, que perdió ligeramente el peso en uno de sus pies mientras bajaba las escaleras y, si no fuera por que tomó con fuerza el pasamanos, posiblemente hubiera bajado el resto de escalones con el trasero.
— Eso estuvo cerca — Murmuró, todavía sobresaltado, llevando su otra mano a su pecho, sus latidos desbocados.
Teniendo más cuidado, llegó al piso central de su pequeño y acogedor duplex, para dirigirse a la cocina y preparar un desayuno ligero, tomando sus anteojos que descansaban en el desayunador que dividía el espacio con el resto del lugar.
Puso un poco de música con el volúmen moderado mientras esperaba que el agua hirviera y luego se sentó en uno de los taburetes a revisar su teléfono celular, tranquilamente.
Esta era parte de su rutinaria existencia, pero él estaba feliz y satisfecho con ello.
Luego de desayunar y lavar lo utilizado, acomodaría rápidamente el lugar, se abrigaría bien y se iría rumbo a su librería, como siempre caminando las diez calles que lo separaban del centro de la ciudad, para abrir y esperar a los posibles clientes.
Pero su buen humor se esfumó al ver quien le esperaba en la entrada del local. Pudiendo ver solo sus ojos sobre la gran bufanda beige que cubría su rostro y cuerpo, reconoció a su mejor amigo y automáticamente frunció el ceño.
El hecho de que Minhyuk le esperara tan temprano no era un buen augurio para el pelinegro. Suspirando un poco, llegó a su lado y le saludó con un leve asentimiento de cabeza, buscando las llaves para abrir la puerta principal.
— Llevo esperando por ti una eternidad, ¿Te perdiste en el camino? Casi me congelo aquí — Se quejó el rubio, elevando su voz y moviendo sus brazos exageradamente.
— No seas tan teatrero, solo me tardé diez minutos más — Respondió Kihyun, rodando sus ojos. Abrió la puerta y dejó pasar al mayor para luego prender las luces y caminar hasta el recibidor — ¿Que haces aqui, de todas formas? Es raro verte tan temprano.
Minhyuk, quien había corrido a prender la calefacción del lugar para luego regresar a la entrada y sentarse encima del recibidor, le sonrió a su amigo cuando notó su ceño fruncido.
— Ni que lo digas, pero te conozco y sé que si hubiera venido después me ignorarías, asi qué… — Metió una mano en una de las solapas de su abrigo y sacó una carta que le extendió al menor — Esto es para ti, es de nuestra escuela, por cierto…
El ceño de Kihyun se profundizó al escuchar de donde provenía, por lo que solo corrió su rostro y regresó a los papeles que estaba acomodando antes de la interrupción.
— Oh, vamos Kihyun, no puedes seguir guardandole rencor a dos o tres idiotas que se metieron contigo en el último año, además es una celebración anual e importante — Le reprendió el rubio, tirando la carta sobre la mesa y cruzando sus brazos — Puedes reírte en la cara de esos idiotas fracasados ahora, Kihyunie — Intentó de nuevo, más gentil.
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Not Mine || Changki
Fiksi PenggemarEn su juventud, Im Changkyun fue un reconocido rebelde en su secundaria mientras que Yoo Kihyun fue un callado muchacho de otra clase que muy pocos recordarían. En la actualidad, Kihyun maneja su propia librería y vive en una rutina monótona. Al rec...