Addiction.

Amorío.

Addiction.

" La gente haría cualquier cosa para fingir que la magia no existe, incluso cuando la tienen delante de las narices  "
                        –J. K. Rowling

El cielo estaba pintado de un color lila, el sol estaba por ocultarse para darle paso a la luna que en mucho tiempo no me había tomado la molestia en contemplar. Mi cigarrillo salió de mis labios acompañados de una capa de humo, el ambiente estaba helado y jamás había querido tanto inhalar el aire puro de mi alrededor como ahora.

Las calles estaban poco transitadas y mi caminar iba a la par de alguna música clásica que estaba reproduciéndose aleatoriamente en mi celular, mi cabello negro caía y tapaba mis ojos de lo largo que estaba, no me atrevía a cortarlo, no quería que ese interés en aquellos ojos avellana se esfumara por un cambio, porque yo era así de predecible.

Entre tantos locales del centro de la ciudad, siempre me detenía en uno, siempre mi atención se largaba por completo al ver aquellos letreros de colores opacos, en especial el morado, ese color siempre tenía que resaltar y perseguirme a cada rincón, quizás se burlaba de mi por ser tan idiota, que incluso el cielo me estaba haciendo una mala jugada al teñirse de ese color por mi.

Mi egoísmo no me permitía sacarme de la cabeza la razón de mis problemas... o la razón de mi corazón latir, quizás me excusaba en palabras baratas pero necesitaba encontrarme con esos ojos nuevamente, es como si desde que nos conocimos llevara tatuado su nombre en mi piel, no hay pensamiento que me haga quitármelo, no hay hechizo que pueda con este loco enamoramiento, él era uno de esos, quizás y solo me embrujó.

Ingresé con una sonrisa de medio lado al lugar que tanto conocía, algunas velas estaban encendidas y ese olor a incienso que decoraba el lugar, canela, específicamente canela... ese era uno de sus olores favoritos, lo sabía.

Cada vez que lo veía allí, sentado con las cartas en su mano izquierda me hacía pensar una y otra vez que estábamos destinados a estar juntos, no podía explicar cómo o por qué, solo estaba ese sentimiento cálido en mi pecho, aquel que curó todas mis penumbras desde el primer momento en el que sus manos se rozaron intencionalmente con las mías.

—Neptuno —llamó.

Oh su voz... su dulce voz.

—buenas noches —sonreí para sentarme en frente de él.

—ha pasado un tiempo, ¿qué te trae por aquí? —me sonrió amable, como siempre lo hace.

Él no suele llamarme por mi nombre muy a menudo, a veces solo dice "Neptuno" una y otra vez y yo jamás había caído enamorado tan rápido de una simple palabra.

La razón del apodo es sencilla, es el planeta de mi signo zodiacal, lo descubrió una noche mientras nos hacíamos preguntas en el sofá de su casa, bajo la luz de la luna y la música de la vieja radio de la habitación.

—¿lectura rápida? —sonrió barajando las cartas.

—sí — afirme.— tengo curiosidad.

—bueno... eres un alma muy curiosa, eso te trajo aquí la primera vez —me dijo con ojos deslumbrantes.

—es como si me conocieras de toda la vida —sonreí por lo bajo.

—tal vez y así sea —me susurró de vuelta.

Sabía que lo decía en broma, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo curiosamente lindo que eso había sonado, las cartas fueron barajadas con total atención y sus ojos azules se repartían en las diez cartas enfrente de nosotros justo en forma de pirámide.