CAPITULO VIII "JUNTOS"

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SOLO UNA HISTORIA DE AMOR

CAPITULO VIII “JUNTOS”

Es curioso como las personas resplandecen al sentir alguna emoción, tal vez no creas en eso, no importa, cada vez que una emoción fuerte los inunda desprenden una luz que es de un color en específico. En este momento, mientras estoy sentado aquí sobre esta repisa y como un delicioso chocolate (tengo una fuerte adicción por estos dulces) veo a mi pareja favorita emanando un fulgor tan grande que me sorprende que nadie más lo note.
A ambos los rodea una luz entre roja y rosa, parece como si un foco enorme estuviera tras ellos provocando esa iluminación, aunque la luz de ella tiene ciertas hebras moradas… miedo. Mientras meneo mis piernas observándolos de verdad deseo que ese miedo no gane la batalla, no me gustaría que todo terminara, la complicidad entre ambos es como observar una flor abrirse en la primavera, un milagro; solo hay que ver como no pueden alejar las manos uno del otro, como el no deja de robarle besos a escondidas y como ella busca cualquier excusa para tocarlo, son hermosos juntos.
Normalmente, las parejas toman como un gran paso ser presentados a la familia de su pareja, es como si todo fuera oficial. El amor y respeto que se le tiene a los padres está por sobre cualquier cosa o situación, la estima tan alta es el límite de lo que es serio o lo que es pasajero. Y bueno, mi pareja favorita no se escapa de ello, tal vez quieran “esconderse del mundo externo" pero su propio mundo era al único que considerarían digno para ser testigos de ese sentimiento que ambos comparten.
Y es que por el ser amado se hace lo impensable, no hay razones o cuestiones en la mente, una nebulosa envuelve los pensamientos y lo único que ves es a él o a ella; es ahí donde entra mi fantasmagórica amiga, la locura. Estamos destinados a estar juntos a pesar de que a veces no me doy cuenta de que esta aquí, la locura, tal como su nombre lo dice es demasiado hiperactiva para que alguien note que está presente, incluido yo, hasta que hace sus “locuras" y es demasiado tarde para hacer algo; ¿Por qué siempre está pegada a mí? Bueno, es difícil de explicar y una historia para otra ocasión, solo puedo decir que un día estábamos tan unidos que no podría imaginar mi existencia sin ella, la locura siempre me acompaña y ya había encontrado sus próximas víctimas.”
… … … …
C.
- Can por favor, tus padres están en la cocina. – le insiste Demet quitando su cara de la de ella, riendo solo toma sus manos para que se queden quietas, pero para Can era imposible. Sentía tantas cosas por ella que no podía dejar de tocarla.
- Pero solo va a ser un beso, muy rápido, ¿sí? – le pide el con ojos tiernos. Sabía que no podía resistirse a su mirada y jugaba con esa debilidad a su favor. Sus padres los habían invitado a cenar, Demet como la chica bien educada y tradicional que era había insistido a Guldem que la dejara ayudar, pero esta se había negado, Demet era la invitada especial y seria tratada como tal.
- Eso no funciona conmigo, buen intento – le regaña consiente de lo que está haciendo para convencerla. Lo toma de las muñecas con ambas manos y al mismo tiempo sacude su cabello en un intento de ignorarlo.
- Ya lo veremos – responde Can. Era obvio que se estaba dejando sujetar por ella ya que, en cuestiones de fuerza, en comparación a él, fácilmente podía con ella.
- ¿Así que ese es el famoso portarretratos de tu nombre que te regaló tu mamá? – pregunta suavizando su agarre en las muñecas de Can.
- Si – responde el con calma – le dije que lo dejara aquí porque era más fácil que lo viera y encaja mejor con su decoración. En mi apartamento no se vería bien…
- Tienes que contratar a un decorador Can – responde volteando para ver sus ojos, al mismo tiempo hace ese puchero tan natural en ella que Can desvía su vista a sus labios otra vez.
- Me da un poco igual… - responde el en voz baja- casi no estoy ahí…
- Pero… podriamphfmmm… - antes de que pueda continuar Can acerca sus labios a los de ella para robarle un beso. Por varios segundos ambos sienten como la electricidad se dispara desde el centro de su cuerpo y sale en un fuerte trueno lleno de una necesidad que enciende sus sentidos.
Demet se aleja tapándose la boca y levantándose de golpe, Can simplemente se queda ahí en su posición relajada con un brazo sobre el respaldo, su pierna cruzada y la otra mano apoyada en el reposabrazos para apoyar ahí su cabeza. Can tiene muchas ganas de reír, Demet se ve tan nerviosa que parece un resorte que alguien (el) hubiera estirado demasiado y estuviera a punto de rebotar fuera de ahí.
- Chicos, la cena esta lista… - los llama Guldem caminando con varios platillos en sus manos, es totalmente inconsciente del momento en el que Can y Demet están atrapados porque está muy emocionada de que su hijo, su querido y único hijo, hubiera llevado una chica para presentarla ante ella. Las novias anteriores de Can habían sido algo pasajero, con algunas solo intercambio una o dos palabras porque Can no había dejado a ninguna acercarse demasiado, pero algo tan íntimo jamás había sucedido y estaba decidida a que la velada fuera perfecta.
- Por favor, - le pide Demet acercándose a ella con las mejillas sonrosadas – déjeme ayudarla…
- Claro que no cariño, - contesta Guldem con una sonrisa tierna; ya había convivido con Demet antes, pero esto era algo diferente, sabía que la chica podía sentirse tímida así que quería relajarla para que se sintiera como en casa; Guldem siempre quiso más hijos, sobre todo una niña, pero Dios tenía otros planes para ella, aun así, si hubiera sucedido le habría gustado que fuera tal como era Demet – tu eres mi invitada especial, déjame consentirte…
- Eres muy amable, muchas gracias… - responde Demet con una brillante sonrisa; Can se coloca detrás de ella y acaricia sus brazos y hombros para calmarla.
- Can, ve ayuda a tu padre con lo que falta por favor – pide Guldem. Can obedece sin rechistar como alguien acostumbrado a seguir ese tipo de órdenes, por el rabillo del ojo, nota como su madre se acerca a Demet tomándola de la mano para invitarla a la mesa ante los ojos sorprendidos de su chica.
Seguro que estaba sorprendida, pensaba Can. La mayoría de los hombres turcos eran educados con tendencias algo machistas, por ser amables con el concepto, pero Can no. Su madre se había esforzado por siempre mantener su cabeza abierta a las posibilidades, y a los panoramas, sus pies sobre la tierra y a esforzarse por lo que quería. Le había inculcado el que viera en todas las mujeres como a su madre y pensara dos veces en sus actitudes para con ellas. Desgraciadamente su padre a veces tenia otras opiniones.
Después de ayudar a poner la mesa y sentarse a comer, Demet ya se veía más relajada e incluso estaba fascinada con todo lo que Guldem tenía para contarle sobre su infancia. Le gustaba que a su madre le gustara Demet, no había dudado ni por un segundo en que se llevarían bien, después de todo eran muy parecidas. Ya se habían tratado cuando ocasionalmente lo habían ido a visitar al set, pero esta cena era algo más formal y privado, la estaba presentando.
- ¿Qué dijo Faruk, hijo mío? ¿se molestó con ustedes? – pregunta Guldem mientras los observa atentamente. Era consciente de que Can a veces era muy apasionado en sus decisiones y ahora que estaba enamorado, seguro esa actitud solo se elevaría.
- Hablamos con el juntos, - inicia Can que discretamente pone su mano sobre la pierna de Demet, ante esto ella solo se endereza. – Cagri nos acompañó, le contamos la situación y nos escuchó, pero no estaba muy contento; temía que nuestra relación opacara la popularidad de la serie que está planeada para 60 capítulos ya que el nivel de audiencia es bastante bueno en este momento. Le dijimos que haríamos cualquier cosa para proteger la serie pero que no nos separaríamos…
- Le dio mucha risa esa parte… - añade Demet sacudiendo la cabeza y bajando sus cubiertos.
- Así es, tomamos eso como un camino positivo. Nos pidió que dejáramos su oficina y él y Cagri hablaron por varios minutos, nos llamaron y solo nos pidieron que lo mantuviéramos oculto hasta pasados tres meses de que acabara la serie, que sería como hasta el 2020. Como al inicio firmamos un acuerdo de confidencialidad iba agregar nuestra “situación” al acuerdo para que nadie del equipo mencionara una palabra. – termina Can tomando de su bebida ante los atentos ojos de sus padres. Odiaba ocultarles cosas, pero había detalles que los harían sentirse mal y no quería eso, si ya estaba solucionado, Can no veía porque preocuparlos.
- Eso fue bastante fácil… - agrega Guven algo escéptico.
- Muy fácil, - agrega Can que le da una rápida mirada a Demet. Esta le regresa la mirada con la misma rapidez. – lo que nos lleva a nuestra siguiente noticia… ¡Demet y yo ganamos los premios mariposa a mejor actor y actriz!
Guldem y Guven dejan de comer al escuchar la noticia, se paran emocionados a abrazar a ambos y llenarlos de felicitaciones, incluso Guven carga a Demet muy emocionado.
- Hijo mío, estoy tan orgullosa de ambos, se merecen esto. – agrega Guldem mientras todos se sientan otra vez - pero ¿qué hay de tus ojos? ¿vas a ir así? Los tienes muy hinchados hijo, aunque uses lentes se notan…
- Ya fui al doctor mama, tendré una cirugía rápida, ya está programada. Pero no dejare a Demet sola para recoger el premio, iré… - afirma Can colocando otra vez su mano en la pierna de Demet.
- Guldem, ayúdame por favor. Can no me hace caso, le he dicho que no tiene que exponerse de forma innecesaria… - le pide Demet dando una rápida mirada a Can llena de reproche.
- Ay hija… - responde Guldem con un suspiro – qué más quisiera ayudarte, pero una vez que toma una decisión ya no hay manera de sacarlo de ahí. Es un terco.
- Mama… - le reprocha Can con una risa mientras sigue comiendo con una mano.
- Es cierto, como cuando eras pequeño. De bebé siempre lo traía bailando para todos lados, pero apenas creció, se negó a moverse si quiera un centímetro – lo acusa Guldem con el tenedor. Todos comienzan a reír.
- ¡Es cierto! – lo acusa Demet bajando distraídamente su mano para entrelazarla con la de él ya que ella también necesitaba el contacto – ¡nunca quieres bailar conmigo! siempre que quiero enseñarle, pero me deja bailando sola, termino dando vueltas a su alrededor…
- Jamás me quejaría de algo así – contesta Can apretando su mano. Demet siente como sus mejillas empiezan a colorearse.
- ¡Can! No avergüences a tu novia – lo regaña Guldem. La palabra golpea a ambos con fuerza; al estar tan cerca, ambos pueden sentir el calor y la atracción por el otro, pero el sonido de esa palabra eleva el fuerte magnetismo que parece vibrar en el aire. Ambos suspiran tratando de ocultar el evidente orgullo reflejado en sus ojos, aunque resulta imposible porque ambos padres pueden ver miles de estrellas brillar en sus pupilas.
- Papa, ayuda aquí por favor – le suplica Can en tono de burla a su padre tratando de continuar la broma.
- Tú te metiste solo en esto hijo, no debes molestar a las mujeres – agrega Guven riendo mientras sigue comiendo.
- Ya vez Can, no nos molestes – agrega Demet divertida por la familiaridad – y no cambies el tema, ¿porque no quieres bailar? ¿Que hace a Civan tan especial que, si bailas con él, pero conmigo no? Me hace sentir celosa…
- ¿Quién es Civan? – pregunta Guldem curiosa.
- Mi gato, - responde Demet quitándose el cabello del hombro mientras Can la observa – todo el tiempo Can lo está bailando de un lado al otro, parece su juguete y a Civan le encanta. Pero es extraño, a Civan no le gustan las personas y a Can no le gusta bailar, pero juntos…
- ¿Bailas con el gato hijo? – pregunta Guven riendo y casi atragantándose con la comida.
- Para nada, - responde Can con una sonrisa divertida acariciando suavemente los nudillos de la mano que sostiene – es un lindo gato. Solo lo tomo de sus patas y lo muevo de un lado al otro, le gusta, pero yo no bailo con él.
- Hijo no debes decepcionar a tu chica, yo sé lo que te digo – le advierte su padre medio en serio y medio en broma.
- Por favor Can, acepta, vamos… - le suplica Demet apretando su mano entrelazada.
- ¿A dónde no quiere ir? – interviene Guldem con curiosidad.
- Fuimos invitados a La Voz Turquía, quieren que cantemos, pero… - agrega Can algo inseguro. Era capaz de practicar cualquier deporte, jamás había tenido un problema en matemáticas o en lengua y tenía muy buena memoria, pero las artes no eran lo suyo, sobre todo bailar y cantar.
- No lo harán público hasta que ambos confirmemos, será muy emocionante y divertido. – agrega Demet emocionada. Can voltea a verla, toda su cara brilla de felicidad y anhelo, ella quiere hacer eso con él, y como el irrevocable enamorado que era no se veía a si mismo negándose.
- Está bien… - Demet grita de felicidad y se abalanza sobre el olvidándose por un momento de donde esta y las circunstancias. Ambos padres ven a su hijo superar algo que jamás se había atrevido a hacer, incluso por su madre, y que no podían creer que por esta chica sí.
Era maravilloso el cambio que Demet estaba provocando en Can, de ser este hombre serio y recto, algo reservado, pero también impulsivo, ahora su mundo parecía girar alrededor de esta chica que con solo una mirada parecía sacarlo de esa fuerte coraza donde se había encerrado por mucho tiempo, ahora se veía relajado, pero, sobre todo, muy feliz.
- Estaremos al pendiente de las noticias, - agrega Guldem con una palmada emocionada; Demet se separa de Can al ser consciente de lo inapropiado de su actitud y se sienta otra vez en su silla, Can deja su brazo en su espalda porque simplemente no puede quitarle las manos de encima. – y no te preocupes, Demet es tan hermosa que se robara toda la atención, nadie se fijara en ti.
- Gracias mama, me siento mejor. – responde Can con una risa trazando dibujos en su hombro. Todos se ríen, ambos se dan una mirada llena de complicidad.
- Entonces está decidido, - agrega Guven. – iremos a los premios y luego estaremos pendientes de esas noticias…
Después de un rato, Guldem se lleva a Demet aparte para conversar juntas. En su euforia por que su hijo tuviera a una novia tan encantadora no puede dejar de consentirla. Desde lejos Can observa como ambas platican pasándose varias fotos, de él seguro, y riendo con mucha familiaridad. Que las dos mujeres más importantes en su vida ya fueran tan unidas lo llenaba de alegría.
- Tu madre me dijo que hace días que no vas a tu casa, que parece prácticamente desolada. – le dice su padre entregándole una cerveza. Can suspira, odiaba dar explicaciones.
- Estamos trabajando todo el día papá, nuestra jornada a veces supera las veinticuatro horas. No tengo mucho tiempo para regresar. – le explica tomando la cerveza.
- Hijo, soy un hombre también. ¿acaso estás viviendo con Demet? – le pregunta. Su padre a veces no tenía mucho tacto, solo soltaba lo primero que le pasaba por la cabeza, como preguntas inapropiadas a su hijo que casi tenía 30 años.
- No, - responde Can en un suspiro recargándose en el respaldo de la silla. No “vivían” juntos en el sentido estricto de la palabra, pero era cierto que el pasaba más tiempo en su casa de ella que en la de él – como te dije, siempre estamos trabajando.
- Solo quiero que tengas cuidado, adoro a Demet y personalmente considero que no podrías haberte encontrado a alguien mejor, es perfecta para ti. Pero ambos están en un punto muy bueno en su carrera y no sería prudente un embarazo… - antes de que Guven pueda terminar, Can lo interrumpe con una fuerte tos. Estaba a punto de ahogarse con la cerveza al escuchar eso, si tan solo su padre supiera que nada que ver con lo que insinuaba, ya quisiera él…
- Papa, por favor… - le recrimina aclarándose la garganta. Esto era demasiado incomodo, y mucho más con su padre.
- Solo digo, - Guven levanta ambas palmas con inocencia – solo digo, me preocupo como padre…
- No tengo quince años papa, y sabes que la fama viene y va así que mi trabajo está en riesgo todo el tiempo. No te preocupes por favor. – lo tranquiliza Can tratando de pasar el tema.
- Solo me preocupa porque sé que no nos contaste todo lo que paso con Faruk, te conozco Can y sé que no te gusta preocuparnos así que por favor dime que paso en realidad. – le pide Guven dejando la cerveza en la mesa. Can suspira acariciando sus sienes con sus dedos fríos. Cuando Demet y él decidieron decirles a sus padres, él le había pedido que lo dejara hablar porque los conocía muy bien a ambos, sobre todo a su padre, por alguna razón que no alcanzaba a entender, estaba demasiado “emocionado” por su creciente fama.
- No es nada malo, - le aclara de forma tranquila – yo solo le dije a Faruk que no tenía intenciones de dejar a Demet así que considerara cualquier opción menos esa, Demet lo mismo. No queremos dañar la novela, pero nuestra relación es prioridad. Él ya estaba al tanto de los rumores y chismes y no estaba nada feliz por ello, así que nos llamó la atención por eso; quiere que seamos cuidadosos, después nos felicitó y nos invitó a pasar el verano con él y su familia porque a pesar de todo está muy feliz por nuestro trabajo y su esposa esta “enamoradísima” de nuestros personajes. Después hubo una reunión con el equipo y se les pidió silencio, todos fueron muy amables… - asegura Can bebiendo de su cerveza y volteando a ver a Demet, esta ríe de algo con Guldem, se veía tan hermosa y feliz que Can, al observarla así, siente un suave cosquilleo en el pecho.
- Hijo te arriesgas demasiado. – le regaña Guven dando una rápida mirada hacia donde Can está mirando. Demet tapa su boca tratando de contener su risa mientras Guldem tapa su enrojecida cara que se contrae por la risa también, estaba seguro de que le estaba contando alguna historia vergonzosa.
- Porque lo vale papá – le afirma Can bebiendo un sorbo de su cerveza. A pesar de sus ojos lastimados y sus lentes, Guven siente el impacto de las palabras de su hijo y la doble intención de su mirada.
Can nunca supo porque su padre no lucho un poco más, porque no se esforzó un poco más y eso había sido siempre un tema “delicado” entre ellos. Si, habían estado para él siempre, le habían dado mucho amor y cariño, se esforzaron porque nada le faltara, pero aun así siempre vio en la mirada de ambos como refulgía una añoranza de que las cosas fueran distintas.
Ahora, que él había encontrado a la mujer con la que quería estar se preguntaba si en algún momento todo se acabaría, si él se quedaría así, perdido y triste porque no se esforzó lo suficiente, porque no se arriesgó, era un pensamiento que le aterraba pero ocultaba bajo la firme convicción de que él no cometería los mismos errores, que el pelearía por aquello que en su corazón sabía que era para él.
… … … …
D.
- Aun no puedo creer que mi madre te regala esa foto – susurra Can con el gato en sus piernas y sentado en la cama observando como Demet coloca la foto en un cuadro y lo cuelga cerca de la cabecera. Demet se sube descalza en la cama para acomodarlo, está muy encantada con la mama de Can, era tan dulce con ella, tan protectora, que a partir de esa cena no había día en que no se comunicaran.
- ¿Por qué? Yo creo que es una foto muy tierna, te ves adorable… - replica Demet sonriéndole al cuadro. En la foto, Can tendría máximo cinco meses de nacido, traía puesto un hermoso traje de marinero, estaba sentado en lo que parecía un sillón y un oso de peluche estaba entre sus piernas. El problema era que estaba con un dedo en la boca y llorando.
- Te gusta volverme loco, ¿verdad? – le responde Can tomando su mano para que ahora ella se siente en sus piernas. Civan se baja como si supiera que ya paso su turno, pero aun así se acurruca cerca de sus pies.
- Tal vez… - responde acariciando su barba suavemente; era difícil de aceptar, pero le encantaba que Can estuviera con ella. Pocas veces lo admitía, pero odiaba estar sola, le gustaba tener compañía, alguien con quien hablar o solo pasar el rato. Can era perfecto para eso, no era como esos hombres que solo quería estar encima, hablaba con ella y la escuchaba, le gustaba cocinar y jugar con su gato, veían películas hasta tarde o escuchaban música sin necesidad de una palabra, lo más genial de todo era que aceptaba quedarse a dormir con ella sin presionarla a nada, parecía que solo con su compañía era feliz.
- ¿Qué estás pensando? – pregunta el acercando su cabeza a su hombro para besar su frente. Ella sonríe trazando figuras en su pecho.
- Pensaba en que te ves muy relajado y contento, me gusta verte así, sonriente – responde ella mientras el enfoca su mirada en ella.
- Estoy feliz porque estás conmigo y estoy relajado porque ya no hay que ocultarnos – responde acariciando su nariz con la de ella.
- ¿No te molesta que no se entere el resto del mundo? – pregunta Demet sorprendida. Ese siempre había sido su problema.
- No, - responde Can con seguridad – me molestaba más que en el trabajo no lo pudiéramos compartir porque todo el tiempo estamos juntos y el que nadie sepa me molestaba. Pero creo que una relación debe cuidarse y si la exponemos, aparte de que Faruk nos cortará la cabeza, la gente se meterá en medio. En este momento, así me siento bien.
- Yo también, me siento mejor así – responde Demet dando un rápido beso a su mejilla. – solo queda un bache que saltar…
- ¿Debería estar asustado? – pregunta Can. Ya conocía al hermano de Demet, lo había tratado y todo, pero por lo que sabía de él por Demet no era una persona fácil.
- Para nada, – contesta Demet quitando la cabeza de su hombro para abrazarlo por el cuello – pero un poco de miedo no estaría mal, dejare la perta abierta por si quieres salir corriendo…
- Mejor ciérrala para que mi figura se quede grabada en ella y la policía encuentre evidencia– responde Can con una amplia sonrisa que alcanza a marcar sus hoyuelos. Demet ríe por su broma.
- Para evitarte el golpe te amarrare a mi cintura, así no huiras nunca de mi – responde dando un rápido beso a sus labios.
- ¿Crees que tienes la fuerza para amarrarme? – responde el acariciando su cintura.
- Claro que sí, - responde Demet moviendo su cabeza para quitar el cabello de su cara; Can la ayuda y vuelve a bajar sus manos a su cintura – incluso tengo la fuerza para defenderte de mi hermano si quisiera acabar contigo.
- ¿Eres un poco pequeña para eso, no crees? – responde Can burlándose de ella.
- ¡Ah! ¿Como te atreves? Ya no te ayudare a cocinar y ojalá mi hermano acabe contigo… - responde Demet levantándose. Can intenta jalarla, pero ella se escabulle.
- ¡¿Como que no?! Ven acá… - Can se levanta tras ella, por unos segundos se le escapa, pero él es más alto y por lo tanto sus pasos más largos así que en una oportunidad la toma de los brazos y la carga de las piernas para ponerla en su hombro.
- ¡CAN! ¡¿Acaso eres un hombre de las cavernas?! BAJAME! -grita Demet riendo mientras Can le da una vuelta.
- Mira quien amarra a quien… - responde Can dándole una leve nalgada. Demet no para de reír por las cosquillas que su agarre le provoca.
Este era un momento para congelar en el tiempo, donde todo parece fluir y las cosas acomodarse en su lugar. Solo son ellos dos, no como antes donde solo existían, más bien estaban viviendo una de las mejores épocas de sus vidas, ¿Por qué no hacerlo? Piensan ambos con la respiración agitada mientras se abrazan mutuamente, ¿Por qué no vivir y disfrutar el momento? ¿Quién sabía lo que pasaría después?
La comida con el hermano de Demet tuvo solo 15 minutos de tensión, basto que Volkan supiera que Can cocinaba exquisitamente, que les iban a los mismos equipos en deportes a los que Demet no tomaba importancia y que Can podía conseguirle un autógrafo de un futbolista amigo de Can además de asientos de primera en cualquier partido para que este olvidara que era el nuevo novio de su hermanita. Desde la isla de la cocina, Demet los observa muy extrañada, Volkan no estaba demasiado contento cuando le había dicho por teléfono que salía con Can, le había gritado y la había regañado porque “a sus ojos” no parecía buen tipo, pro ahora estaban hablando de muchas cosas como si se conocieran de hace años. Hombres.
Al día siguiente seria la entrega de premios y Volkan la acompañaría por lo que se quedaría a dormir en su casa, pero Can tendría que irse, se sentía triste por eso, pero quería sorprenderlo con su vestido y todo el “estilo atrevido” que Rutkay había planeado para ella, así que no era tan malo después de todo. ¿Podría pasar una noche sin él, ¿no? Para eso estaba la tecnología… viendo como Can y su hermano conviven siente algo que inflama su pecho, le gustaba eso, el calor familiar y la convivencia eran algo que siempre había anhelado tener y que por razones que no valía la pena desempolvar, nunca había tenido. Conviviendo con la familia de Can sintió eso también, como si perteneciera a una dinámica familiar donde había cenas y anécdotas que contar, contrario a lo que vivía día a día; a pesar de que en este momento de su vida no podría estar más agradecida, ella quería algo así en un futuro, una vida familiar y tranquila, quería un matrimonio también e hijos a quienes tomarles fotos o contar divertidas anécdotas sobre ellos, quería una pareja con quien compartir…
Guldem le había contado todo tipo de historias sobre Can, le había mostrado ese lado más humano y personal de él dónde se reflejaba el porqué de su carácter, el porqué de sus acciones y sin aviso, Guldem le había abierto la puerta para que entrara en ese mundo y por primera vez en muchísimo tiempo se sintió parte de una familia. Ella tenía a su familia claro, su mamá, su hermana y hermano estaban para ella, pero no era lo mismo, tuvieron que pasar por muchas cosas para llegar a este punto de tranquilidad y paz, y aun así, era difícil convivir juntos.
- Demet tengo que irme – se acerca Can del otro lado de la isla sacándola de su ensoñación.
- ¿Tan temprano? – pregunta con ojos tiernos. No puede evitar querer que se quede con ella.
- Son las once y media amor - responde Can en voz baja tomando sus manos a través de la isla – mañana es el evento y Rutkay me pegara con el cable de la secadora si vuelvo a hacer que te desveles.
Ambos ríen ante el recuerdo. Rutkay les había asegurado que ya sabía de su relación y que estaba muy feliz por ambos, de hecho, ese día les había abrazado a ambos y no había parado de hablar mientras los alistaban para el episodio que iban a grabar… hasta que se dio cuenta de las ojeras de Demet y amenazo a Can con el cable de la secadora.
- Está bien, te acompañare… - contesta Demet soltando sus manos y dirigiéndose a la puerta con él. Después de despedirse de Volkan, salen y Demet cierra detrás de ella, no quería que su hermano estuviera de entrometido. – ha salido bien, ¿no? Estas entero y tu silueta no está marcada en mi puerta…
- No todo es lo que parece, - responde Can con una risa colocando sus manos en su cintura para acercarla mientras ella pone sus manos en su cuello – me aseguro de que me quitara lo guapo si se me ocurre faltarte el respeto de alguna manera, eso incluye propasarme contigo, engañarte o romperte el corazón.
- Vaya, suena bastante amenazante – responde Demet medio en broma, pero sabía que su hermano no estaba bromeando. Solo ella y su madre sabían lo que le había hecho a Seckin y es por eso por lo que este se expresaba tan mal de ella, pero no se sentía mal por ello, se lo merecía por lo que le hizo.
- No me intimida porque no pasara – responde Can jugando con su cabello.
- Qué bueno porque me gusta tu cara tal como está – responde Demet acercándose para besarlo, pero antes de que pueda ir más allá, Can se aleja con un suspiro.
- Ya te estoy extrañando… - susurra Can muy cerca de su oído. Demet se siente algo frustrada, odiaba no poder besarlo bien por la infección, pero sabe que Can no permitirá que se enferme, era lindo que la cuidara, pero también frustrante.
- Bésame bien – le ordena en un susurro cerca de su cuello, aunque tenga que ponerse de puntillas, Can acerca su frente a la de ella, pero no se acerca sus labios – no me pasara nada.
- No voy a hacer que te enfermes – susurra Can. En un intento de provocarlo, Demet humedece sus labios con su lengua y los deja entreabiertos, Can suspira profundamente apretando un poco más su cuerpo al de él. Demet sabe que está consiguiendo lo que quiere, a Can le ENCANTABA besarla – no me hagas esto…
- ¿Que no quieres que haga? – responde Demet ya muy cerca de sus labios – esto…
Se acerca a sus labios de él y lo abraza muy fuerte para que no la vuelva a alejar. Es como si todo tuviera sentido otra vez, suavemente chupa su labio inferior para después dar una ligera mordida lo que provoca un bloqueo en Can, su mente se pone en blanco y con un pequeño rugido que se queda atrapado en su garganta la acerca para besarla como si de la fuente de vida se tratara. Demet se siente eufórica, llevaba deseando esto desde que Can le dijo que podía contagiarse y le restringió sus besos, no sabía porque cedía, tal vez fuera el hecho de que ya se sentía más libre para amarla o porque no pasarían la noche juntos o simplemente porque estaba tan frustrado como ella, no importaba, ella no quería que jamás se detuviera. Quería volverá sentirse consumida por él, que volver a deleitarse con su sabor, quería volver a perderse en sus brazos con esos besos que parecía que la quemaban de pie a cabeza; su corazón latia rápidamente, su mente estaba totalmente nublada y su cuerpo temblaba de anticipación inflamándose de ante algo maravilloso que sabía que la estaba esperando. Can enreda una de sus manos en su cabeza atrapándola más de cerca y ella lo acorrala con una de sus piernas para poder sentir todo su cuerpo en sintonía con el de ella, la combustión era inevitable, era deseada, era poderosa y estaba a punto de estallar…
- ¡Demet! – le grita Volkan desde la puerta. Ambos se separan sorprendidos rompiendo el hechizo. Bueno, ya seria para otra ocasión.
Después de recibir el sermón de su hermano de cómo se “colgó” de Can y como se expuso, al fin pudo irse a la cama. Estaba intranquila, a pesar del aire acondicionado y el edredón caliente tenía mucho frio, la oscuridad a su alrededor la hacía sentirse muy pequeña, se sentía tan enorme su habitación solo con ella ahí. Con un sonoro suspiro se levanta para buscar su teléfono, al regresar a la cama se detiene viendo el cuadro de la foto de Can de bebé, cualquiera podría pensar que eso era algo ridículo, ¿Por qué tenia enmarcada la foto de su NOVIO cuando era un bebé y no una de ambos? Tenía muchas, pero para Demet esto era más personal e íntimo, esto tenía más relevancia. Que Can la dejara entrar en ese mundo que el ocultaba tanto era un gran paso para ambos, era la demostración de que el de verdad la quería en su vida y no le importaba mostrarse vulnerable delante de ella.
¿Quizá a ella tampoco debería importarle? Ceder un poco de ella sin miedo, así como lo hacía el. Acostándose otra vez enciende el celular y empieza a ver sus fotos juntos con una sonrisa boba en su cara, con infección o sin ella, Can era un hombre guapísimo… no, era más allá de eso. No parecía real y aun así le mostraba un lado de el que era imperfecto, como su incapacidad de bailar o cantar, su extraña obsesión con mantener la cocina limpia y como comía chocolate TODO EL TIEMPO, como adoraba el contacto físico o que le gustaba dormir MUCHO, sobre todo con ella. Su corazón late más rápido y sus mejillas se sonrojan al ver cada fotografía; Can era tan detallista con ella, tan preocupado de mantenerla feliz, no había día en que no fuera generoso en su afecto por ella regalándole flores o compartiendo su chocolate poniéndolo en su boca, en que no le llevara su café o se preocupara por su alimentación, le tomaba fotos cuando estaba distraída y la elogiaba constantemente, estaba presente en cada escena que hacía aunque no fuera con él y la animaba cuando ya no podía más, tomaba su mano cuando hablaba con su madre para que no perdiera los estribos y se había puesto delante de ella para protegerla de cualquier decisión que hubieran tomado Faruk y Cagri, se preocupaba por alimentar a su gato y tenía sus fotos de fondo en su celular porque siempre quería verla, tal vez era cursi pero a ella le encantaba.

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