Twenty three; Blue haired boy

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La felicidad de su infancia se la debe a  Stuart Harold Pot. Si aquel día en el parque no se lo hubiera topado, quizás habría crecido bajo una apagada esperanza. Era una niña a la que se le exigía demasiado, como a todas las de su clase social. Emily fue capaz de sonreír gracias a él, gracias a ese chico peliazul.

—¿Por qué tu cabello es azul? Tiene el color del cielo —dijo ella, agarrando un mechón de cabello para inspeccionarlo.

—Es una loca historia. ¿Me creerías si te lo dijera? —Emily asintió, emocionada por saber. Siempre tuvo curiosidad.

—Me caí de un árbol del que escalé, eso fue hace mucho antes de conocerte. Caí de cabeza, y mi cabello se cayó de a poco. ¡Quedé calvo! Me veía horrible en el reflejo de los charcos —La rubia se imaginó su cabeza vacía—. Antes era negro, como el de mi padre, pero por alguna razón volvió a crecer de este color. Ni yo lo entiendo, por eso es algo loco.

—Pelinegro, calvo o peliazul, ¡seguirás siendo lindo! —exclamó ella, con esa energía infantil.

—A ti te queda muy bien el rubio —comentó con un sonrojo, rascando su mejilla.

Emily lo abrazó y le agradeció por el cumplido. Pero en realidad le agradecía por ser el soporte en su vida.

Cuando él se fue quedó devastada, nada le aseguraba que Stuart continuara recordando la promesa y tuvo miedo de llegar a perderse en sus memorias.
Ese chico fue único en su vida, porque nunca más encontró a alguien de cabello azul. Ese tono no lo pudo olvidar.

A sus veinte años, luego de una vida sin sentido y con padres exigiéndole aceptar la mano de caballeros extraordinarios y millonarios, Emily conoció a Murdoc Alphonce Niccals.

Empezó junto a él una etapa de rebeldía. Con Stuart fue una niña buena, pero con Murdoc rompió las reglas de sus padres. Su amor estaba prohibido, no recibirían la bendición de ninguna de lad dos familias, pero aún así se amaban con locura.

Pero cuando esa cabellera azul volvió, no se aguantó a saltarle encima, volviendo a su infancia donde sus interacciones eran inocentes y divertidas.

No se esperó en absoluto que las fases más centrales de su vida fueran a chocar de tal manera.

...

—¡Amo a esta mujer! —vuelve a pronunciar Murdoc ante Emily.

Stuart aparta la mirada, bajando la cabeza para no ser reconocido. Estando tan cerca de ella, es probable que se dé cuenta de la treta...

Alice guarda silencio y agita las pupilas de lado a lado, viendo los rostros de todos en la escena, sin saber qué aportar.

Williams mira de pies a cabeza al nuevo amor de Murdoc. Está muy destrozada, aunque su rostro no lo exprese muy bien.

—¿Es en serio? ¿P-pero por qué? —Necesita saber, porque sino, morirá de la incertidumbre.

—Tú y yo no merecemos estar juntos. Pero ella —Suelta el brazo de Stuart y toma su mentón con delicadeza, tiene ganas de volver a estampar sus labios contra los ajenos, pero retiene las ganas y sigue hablando: —, ella me entiende, es todo lo que quiero. Me he dado cuenta justo ahora.

Harold mira los ojos de Murdoc, la mirada le brilla. Está nervioso, sus manos temblaban, lo sintió cuando lo tomó. Diría que es un buen actor y hasta lo felicitaría, pero de algún modo siente que todo lo que está diciendo no está siendo dirigido al personaje de Samantha que se inventó. Stuart no es homosexual, ¿pero cómo negar este sentimiento?

Su corazón late como un reloj descontrolado desde el beso, se pregunta si hay una posibilidad de que Murdoc esté igual de ansioso por volverlo a intentar.

—¿Quién es ella de todos modos? ¿Cuándo la conociste? ¡Piensa bien lo que dices! ¿N-no quieres meditarlo un poco? —Suena como si llorara, pero no hay ninguna lágrima escurriéndose.

La poca gente que pasa prefiere ni mirar.

—Su nombre no importa. Y tengo muy claro lo que estoy haciendo, Emily. Me he enamorado de él... ¡ella! —Hace la corrección aunque es tarde, dos personas de tres han escuchado muy bien lo que Niccals dijo.

Alice consuela a la señorita, y mira muy mal a Murdoc.

—Le ha roto el corazón —sentencia la mujer.

—Y ella me rompió el mío cuando la vi con Pot. Estamos a mano.

Emily no tiene más palabras así que se retira con la cabeza baja, estrujando la canasta entre sus brazos. Un aura muy pesada la rodea. Alice la sigue y ambas se alejan de a poco.

Murdoc sabe que el concepto del plan ha funcionado, lo cree mientras ve a Emily alejarse. Sin embargo, no ha sido lo que Stuart se esperaba. Ha sido mucho mejor, piensa para sí mismo.
Y durante el cortísimo lapso que tarda Murdoc para volverle a dar la cara, se le ocurre un último plan. Sonríe, malicioso y apenado a la vez.

Está seguro de que ha escuchado muy bien eso tan raro en la frase de Niccals.

se acerca el final, muchachada 😔

❝Cliché❞ 2doc/StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora