Corbata equivocada

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Harry ese día estaba un poco atrasado para el desayuno por lo que ni en el espejo se miró cuando intentó arreglarse pero a la vez estaba muy feliz y emocionado, le había ocurrido algo increíble y una tonta sonrisa no se le iba del rostro, en la sala común no se encontraba nadie, pero por los pasillos se encontró con otros chicos que ya habían desayunado o no iban con apuro que lo miraban extraño pero Harry no prestó atención a ello iba muy ensimismado en sus pensamientos y en la deliciosa comida que lo esperaba.

Pero al entrar al gran comedor se le hizo difícil evitar sentirse observado por el resto dado que por cada paso que daba una persona se volteaba a mirarlo, ya estaba acostumbrado a que los demás lo miraran ya sea por cosas absurdas, por rumores o por cualquier otra cosa que siguió ignorándolos, lo que si no pudo ignorar fue que inclusos sus compañeros de Gryffindor lo miraban de manera extraña, casi como si no supieran como reaccionar.

Llegó al lugar donde estaban Ron y Hermione sentados, por suerte para el estaban cerca de la puerta, a tres asientos del final de la mesa, el pelirrojo comía como si su vida dependiera de ello en lo que la morena leía El Profeta. Él los saludó pero ninguno le prestó mucha atención, él se sirvió de todo un poco y comenzó a comer.

-Harry el ministerio está empezando a incluir a los elfos en sus prioridades! -exclamó la chica entusiasmada-.

-Que buena noticia! -exclamó Harry en buen tono porque era verdad pero tampoco era su prioridad-.

-Ahora solo falta convencer a los elfos que son importantes -comentó Ron luego de mascar, Harry rió y Hermione los miró con reproche-.

Y de pronto ella quedó paralizada al ver al castaño. Harry continuó comiendo sin prestar atención a la parálisis de Hermione.

-Harry estás bien? -el la miró con el ceño fruncido y asintió con la cabeza, Ron por fin sacó la cabeza de su plato de comida y los miró y adoptó la misma expresión de la chica junto a el.

-Demonios Harry que te sucede? - exclamó Ron casi gritando-.

-Ron no grites! Haces que nos miren -comentó Harry un poco irritado dándose cuenta que lo seguían observando-.

-Que  nos miren? -exclamó atónito-. Tu eres la causa de que siempre nos miren y hoy no es la excepción.

-No entiendo - dijo frustrado dejando el cubierto con algo de fuerza en la mesa-. Desde que salí de la sala común no dejan de mirarme.

Hermione y Ron lo miraron con un poco de preocupación casi como si tuviera una extraña enfermedad contagiosa.

-Harry acaso te miraste al espejo?

Harry de pronto quedó pálido y sintió un vértigo en el estómago, no había manera de que hubiera quedado rastro de anoche... Era imposible.

-Yo...yo no, no lo hice...no sé que decir.

Estaba petrificado en la silla con la garganta seca.

-Pues yo tampoco sé que decir, como llegaría una corbata de Slytherin a tu habitación? -preguntó la chica muy confundida-.

Harry totalmente perdido miró su corbata y en efecto era una de Slytherin, las franjas verde y plateadas parecían aún más brillantes que el usual rojo y amarillo, tembló un poco avergonzado sin saber que hacer.

Y de pronto como si todo no pudiera empeorar aparecieron los gemelos Weasley.

-Potter! Qué demonios?! Qué haces con una corbata Slytherin?! -exclamó Fred aún más fuerte que Ron-.

-De entre todos los posibles traidores...tú! -acusó George-.

-Que indignación! -volvió a exclamar Fred-.

-Harry no es ningún traidor ha de haber una buena explicación, algún chiste de mal gusto -defendió Hermione-.

Se habían sumido en un pequeño silencio en donde los gemelos miraban con desconfianza a Potter, Hermione intentaba dar con una buena razón y Ron seguía comiendo aunque miraba extraño a Harry cuando de pronto llegó otra persona y soltó un largo suspiro.

Harry fue el primero en levantar la mirada y el primero en encontrarse con la mirada tímida y las mejillas sonrojadas de Draco Malfoy...quien usaba una corbata de Gryffindor. Harry al mirarlo inmediatamente sonrojó por completo incluso sus orejas estaban rojas y escondió el rostro en sus manos.

Los demás al notar la presencia del rubio decidieron ignorarlo pero Hermione no pudo evitar mirarlo con desprecio y al hacerlo notó el inusual color de la corbata de este y ahogó un grito que alertó a los chicos. Todos captaron al momento la situación y miraron de Draco a Harry varias veces sin poder creerselo, buscando otra alternativa pero...

-Debí haberme confundido de corbata anoche -comentó coqueto aún con las mejillas sonrosadas-.

Todos en la mesa de Gryffindor quedaron paralizados ante las palabras del Slytherin, Harry no sabía dónde esconder el rostro, no le avergonzaba estar con Draco, lo amaba lo que le apenaba era la manera en que los demás lo descubrieron.

-Eres un idiota -murmuró Harry a lo bajo pero el rubio fue capaz de oírlo y rió divertido-.

Dió la vuelta a la mesa y llegó hasta el castaño, se acercó a el por detrás y se inclinó para susurrar en su oído.

-Todos se tenían que enterar que eres mío Potter -le susurró seductor, haciendo sonrojar al menor-. Te amo -dijo para luego depositar un dulce beso en la cabeza del otro-.

Harry tímido, molesto y sintiéndose totalmente expuesto a los demás se quitó la corbata y se la dió al rubio tras él, quien a su vez le pasó la corbata escarlata.

-Nos vemos luego Potter

Se despidió Malfoy de manera egocéntrica y mirando a todos con aires de superioridad, después de todo tenía de pareja al niño que vivió, no pudo evitar sonreír satisfecho. En lo que el se iba en su elegante caminar, los de Gryffindor miraban a Harry con expectación: Ron totalmente colorado, los gemelos con una expresión entre la risa y la sorpresa, Hermione respiró hondo y cerró El Profeta.

-Creo que nos debes una explicación Harry.

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