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La castaña no se había movido de su lugar, no tenía la mente para hacerlo. Incluso Rosé se había ido de aquella entrada de la iglesia. En su mente solo había una cosa... bueno, una persona;

Edward.

Lo consiguió, en este mundo, en Amestris.

Después de toda la lucha para volver, resulta y acontece que hay una versión de él en esta dimensión.

¿Eso significa que hay una Paris en Amestris también?

La armadura; sonaba como Alphonse, pero su voz era muchísimo más aguda.

Edward es un Alquimista estatal; el cual muy obviamente también estaba en busca de la piedra filosofal por lo que había escuchado por los parlantes unos minutos atrás.

Su mente estaba abrumada. ¿Que debería hacer ahora? Era como un conflicto entre su objetivo principal, y ésta enorme sorpresa que se acaba de llevar. Llevó sus manos hasta sus ojos y estrujó en ellos fuertemente. Su cabeza dolía, su visión era borrosa y quería huir.

Pero un vago pensamiento pasó por su cabeza.

»Es ahora, o nunca.«

No solo por el hecho de la repentina confusión lo iba a dejar ir, ¿no es así? Eso sería estúpido, se arrepentiría después. A pesar de que ella en aquel momento solo quería huir de aquella situación, no se lo permitió. Iba a ser mucho peor no hacer nada y siempre quedar en la duda. Calmó su respiración y miró hacia donde Edward y la armadura se habían ido, ya los había perdido de vista, pero no podían haber ido muy lejos.

Aún con su cabeza en confusión, no encontrándose en su mejor condición mental y emocional, empezó a avanzar.

A pesar de no saber a lo que estaba a punto de meterse, avanzó. Porque eso era lo que llevaba haciendo desde hace 10 años, ¿por qué debería ser diferente ahora?

Empezó a trotar. Ahora veía las cosas de distinta manera; debía encontrarlo. Mientras pasaba por las calles, había gente caminando hacia la iglesia en donde ella estaba previamente. Todos con caras enojadas. Muy posiblemente para pedir una explicación sobre lo que acababan de escuchar por los parlantes. Pero, por ahora Paris se había olvidado por completo sobre lo que vino a hacer aquí, dejó de lado la búsqueda de la piedra filosofal, y más bien puso toda su atención en encontrar a su viejo amigo.

Su cabeza volteaba hacia todos lados que podía, en cada calle que pasaba, se detenía a ver si había perdido de vista alguna cabellera rubia con una trenza. Tampoco debería ser difícil encontrar una armadura de -me atrevo a decir- 2 metros.

– ¿Buscas a mi hermano? – dijo una voz que provenía de un callejón por el cual ella estaba apunto de pasar y dejar atrás. Volteó de repente y vió a la armadura asomarse por la oscuridad de aquel callejón.

– Si. – se detuvo y miró fijamente a la armadura – Necesito hablar con él.

– ¿Nos conocemos? – preguntó, mostrando curiosidad genuina en su voz, sin ningún rastro de sospecho de por medio.

Paris vaciló un poco hacia esa pregunta. ¿Qué les diría? – ¿Te soy sincera? – preguntó, y la armadura asintió. Paris soltó un suspiro agotado – Ni yo estoy segura... es por eso que necesito hablar con él – explicó, siendo no exactamente honesta, pero tampoco mentía.

– Hmm – la castaña notó como aquellas orbes rojas brillantes se achicaban un poco, dando a entender que el también consideraba entre creer en la chica, o no – No sé si a nii-san le guste la idea, ¡pero yo te creo! – sentenció, dándole seguridad a la chica. Ésta sintió una cálida felicidad extendiéndose a lo largo de su cuerpo. Una cosa sobre Paris es que no puede ocultar sus expresiones faciales, ni tampoco las puede controlar. Era básicamente un libro abierto que hasta un pequeño niño podría leer. Así que la armadura notó lo complacida que la castaña estaba, genuinamente. – Tal vez ya lo sepas, pero mi nombre es Alphonse Elric – extendió su mano para estrechar la de la chica, la cual aceptó sin rechistar – un gusto.

La mente de Paris era de nuevo un caos. ¿Entonces ese si era Alphonse? Ya lo sospechaba, pero ahora saberlo era mucho peor. Los había encontrado a ambos, y su determinación creció aún más.

Definitivamente no los dejaría ir a ninguna parte, por lo menos no hasta saber que están bien.

– Yo me llamo Paris... – iba a decir su apellido, pero luego recordó un pequeño problema. Se acaba de enterar que hay versiones de Edward y Alphonse en Amestris, lo cual significa que muy seguramente hay una Paris Bennet de Amestris también. Debería empezar a ser cuidadosa con su nombre – solo Paris – sonrió cálidamente.

La armadura no pudo evitar sentirse seguro al rededor de la chica. Era una sensación que no podía explicar. Se sorprendió al relacionar esa sensación como algo 'cálido'; cuando él no había sido capaz de experimentar calidez desde hace años atrás. Solo sabía que esta chica le inspiraba confianza, y a pesar de que el fuese amigable con todo el mundo que conoce, no significa que fuese un completo idiota al respecto.

– ¿E-eres hermano de Edward? – Preguntó Paris al recién caer en cuenta de ese pequeño -GRAN- detalle.

– ¡Si! – respondió entusiasmado – P-pero solo para aclarar... ya que mucha gente parece confundirse con eso... ehehe... yo soy el hermano menor y nii-san mi hermano mayor... ¡ya sabes! Es que... tienden a confundirse por la diferencia de tamaños ahaha... y-y bueno... – La armadura empezó a balbucear, como si no pudiese ordenar sus palabras en su cabeza antes de que salieran por su boca, también había adoptado una pose que a Paris más que graciosa; le pareció extremadamente tierna.

 – La armadura empezó a balbucear, como si no pudiese ordenar sus palabras en su cabeza antes de que salieran por su boca, también había adoptado una pose que a Paris más que graciosa; le pareció extremadamente tierna

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La castaña soltó una pequeña carcajada que hizo que la armadura saliese de su trance – No era necesario aclarar eso pero, gracias supongo – respondió, sintiendo una extraña sensación en su estómago.

Algo como nostalgia.

La armadura bajó sus brazos, sintiéndose ahora familiar con la presencia de la chica.

– Ven, te llevaré a ver a nii-san – invitó Alphonse, haciendo que Paris se quedara de piedra.

– T-tengo la sensación de que no le caigo muy bien a tu hermano, Alphonse – respondió la chica, acobardándose una vez más.

– Ah, no pasa nada, es un cabeza dura al principio pero de seguro tal vez te podamos ayudar – dijo Alphonse, dejando sorprendida a la chica, ya que ella nunca había pedido exactamente por 'ayuda'. Alphonse notó su reacción y continuó – Sé reconocer cuando alguien está perdido, Paris-san – concluyó, dejando a la castaña sin palabras.

»Que bien se siente... escuchar mi nombre en tu voz... se siente como en los viejos tiempos...« pensó la chica, sin poder ocultar su expresión de gratitud absoluta hacia Alphonse.

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1. Amo el dibujo de Alphonse, es una ternura.

1.a) de por si ya yo amo a Alphonse lol

2. ALPHONSE ES UNA TERNURA, EL SI AYUDARA A NUESTRA PEQUEÑA PARIS AINSSSSSS

Okya me calmo e.e

Anyways chingus, denle amor a la bonita estrellita ❤️

Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora