El primer mes pasó demasiado rápido. Hide y yo apenas nos conocíamos y las fans comenzaban a volverse locas por la noticia. Algunas llenaban las redes sociales con insultos y otras se preguntaban como era que yo lo había enamorado. A decir verdad, las cosas no eran tan horrendas como crei que serían al principio, las personas habían aceptado nuestra relación, y eso me entristecía; era triste puesto que no era algo real. Era triste porque en el pasado un idol había sido juzgado por dar a conocer la relación que mantenía con una chica normal, lo habían insultado y despedido del grupo del que era miembro; había dejado el medio artístico que tanto le gustaba para proteger a su familia. Después de un tiempo las cosas se habían calmado y las personas habían entendido que hasta los idols deben ser libres de hacer su vida con quienes les plazca. Por supuesto que aun había personas, que no terminaban de aceptar por completo las cosas, pero las leyes habían cambiado y eso era un alivio, ahora los idols eran mas vistos como personas y no como objetos.
Cuando le dije a mi mamá sobre lo que había pasado, ella se emocionó y luego temió por lo que pudiera pasar conmigo, después volvió a emocionarse y me dijo que me ayudaría a conquistarlo. Yo no lo quería, Hide no me gustaba y estaba segura que mi madre solo se había emocionado porque quería que yo hiciera lo mismo que ella, si conseguía un oppa era seguro que me quedaría en Corea, con ella. Mi madre quería que siempre estuviera a su lado, quería que me quedara y que no volviera al país al que ella tanto detestaba. Pero yo no era como ella, yo no quería ser alguien que no era ni intentar cambiar de nacionalidad solo porque no me había gustado el país donde nací. Pero no le dije nada. No me gustaba desilusionar a las personas.
El día en que Hide y yo cumplimos un mes de falsa relación, Lee decidió que sería buena idea que saliéramos en una especie de cita. Y ahí estábamos, Hide sentado frente a mi con su ropa casual bebiendo un jugo de naranja mientras yo estaba frente a él con una malteada de moras y cerezas a medio terminar. Tenía puesto un vestido morado y zapatillas de tacón bajo, mi cabello rosa estaba sujeto en dos coletas y no tenía mas que base de maquillaje para ocultar las imperfecciones que me quedaron por el acné.
Ambos suspiramos al mismo tiempo, llevábamos mas de diez minutos sin hablar y comenzábamos a aburrirnos. Entonces pensé en iniciar una conversación, lo había pensado con detenimiento la noche anterior mientras veía un drama, había decidido que podríamos volvernos amigos cordiales al menos para que esto no se volviera un infierno como se estaba volviendo en solo un mes. Hide me odiaba por haber entrado en su vida, yo también lo odiaba pues seguía considerando que por su culpa estábamos con la soga al cuello. Mamá me había dicho que no debía culpar siempre a los demás de lo que yo también era culpable, y me sentía culpable por haber firmado solo por buscar un poco de variedad en mi monótona vida.
-¿quieres hablar de algo?- pregunte tratando de iniciar la conversación.
Él solo me miró, hizo una mueca y siguió inmerso en su celular. Era desesperante.
-¿Qué tal tu día?- me atreví a preguntar con una sonrisa falsa adornando mi cara.
-no es algo de tu incumbencia- respondió sin mirarme mientras tecleaba con rapidez.
Durante otros cinco minutos mas nos mantuvimos en ese incómodo silencio que nos asfixiaba. Comencé a dedicarme a mirar a las personas que caminaban por la acera, estábamos sentados frente a un enorme ventanal que daba a la calle. Hide había decidido que fueramos a un restaurante de comida vegana y saludable, era nuevo y el único cerca de la compañía. Cuando llegamos, quede maravillada por la decoración natural y el ambiente tan tranquilo que se respiraba. Al entrar, daba la impresión de que habias dejado la ciudad y ahora desayunabas en una pequeña cabaña en el campo.
Lee y Sunny me habían dicho mas de diez veces en el mes, que lo disfrutara, pero no podia cuando Hide comenzaba a comportarse como un niño mimado y berrinchudo. En el tiempo que llevábamos juntos, habíamos salido a menudo, nos habíamos tomado de la mano (que era la máxima demostración de amor que podíamos darnos en publico) y yo había intentado charlar con él para no aburrirnos tanto cuando estábamos solos, pero él terminaba evitándome y llendose a buscar a alguno de sus amigos. Con los únicos con los que podia mantener una charla decente eran con Tiara y Hoseok. Este ultimo era un chico de lo mas dulce y amable, mayor que Hide por unos cuantos meses y siempre con una calida sonrisa adornando su rostro de porcelana. El ya habia aceptado la situación y comenzaba a aceptarme como su amiga.
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Idol. Un Cliché No Tan Cliché
De TodoAkemi viajo a Corea sin buscar nada. Vive una vida normal en un pais que al principio le parece extraño y cree que siempre sera asi. Hasta que conoce a Hide, el maknae de un grupo de idols. Pero las cosas no serán tan bonitas como todo el mundo pie...