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Narra Jimin.

Bajé las escaleras, aún poco dormido, mientras con mi mano derecha frotaba mis ojos. Recién me había despertado y era un poco tarde, cerca del mediodía. Entré a la cocina y encontré a mamá sentada en la barra, tomando café, mientras revisaba un libro.

—Hola, mamá— la saludé, y me acerqué a ella para rodear sus hombros con mis brazos.

—Hola, mi amor— ella me correspondió mi abrazo, dándome algunas caricias en la espalda —¿Cómo dormiste?— preguntó, sonriendo.

—Bien, ¿y tu?— me separé un poco de ella para mirarle el rostro.

—Muy bien, ¿quieres desayunar?— preguntó, y yo asentí.

—Sí.

Ella sacó una taza de la alacena y la puso debajo de la cafetera para que caiga el líquido marrón en la taza. Luego, me tendió la taza y me senté enfrente suyo. Hacia bastante tiempo que no me sentaba con mamá para hablar y pasar el tiempo juntos.  

—¿Tienes planes para hoy?— preguntó, entrelazando sus dedos encima del mármol blanco. Mamá tenía una linda sonrisa en su rostro.

—Sí. Los chicos dijeron que querían vernos a Seo y a mi. E iré a buscarla a su casa, luego— le expliqué y le di un sorbo a mi taza llena de café.

—Esta bien. Hoy saldré con unas amigas— dijo ella. A mamá le gustaba salir con sus amigas, pero había veces que no tenía tiempo para ir con ellas porque llegaba muy tarde del trabajo y luego estaba muy cansada.

—Mamá, ¿alguna vez te dije cuanto amo tu voz?— pregunté, levantándome de la silla para volver a rodearla con mis brazos —Tienes la voz muy suave— dije, tenía mi cabeza apoyada en la de ella. Cuando yo era pequeño —alrededor de cuatro y cinco años—, dejaba que mamá me leyera libros y que me cantara canciones para que pueda dormirme.

—Bueno, gracias— dijo, soltando una pequeña risa. Hasta su risa tenía un tono suave.

—Te quiero, mamá— susurré, y dejé un beso en su cabeza.

—¿Con Seo también eres muy pegajoso?— bromeó ella, riendo. Mamá me había contado que me veía todo el tiempo pegado a mi novia, abrazándola y besándola, y no era así. Bueno, creo que tal vez, pero… ¡Ay, basta!

—Oye, yo no soy así. A ti también te abrazo mucho— respondí, riendo.

—Hijo, veo como estas pegado a Seo todo el tiempo— respondió mirándome. Me separé del abrazó con mi madre y solté una risa.

—Ella también me abraza mucho— me defendí, cruzado de brazos. Seo y yo no podíamos no abrazarnos, nos veíamos y nos abrazamos.

#SeoYYoAbrazados24/7.

—Jimin, ¿puede ser que tienes celos de un gato?— preguntó frunciendo un poco el ceño. Inmediatamente, sentí como la sangre llegaban a mis mejillas y me rasqué la nuca.

—¿De donde sacaste eso?— pregunté nervioso. Era mentira, no estaba celoso del gatito de Seo, sólo se lo había dicho porque sí, para bromear.

—Ayer pasé por tu habitación y te escuché hablar con Seo y tu dijiste que tenías celos de un gatito— explicó riendo. Yo también solté una leve risa, para poder calmarme un poco.

—Oh, mamá, ella me había dicho que tenía un gatito nuevo— respondí, miarndo hacia otra parte. El color de mis mejillas ya no era demasiado. Mamá dejó un beso en mi mejilla y se levantó de la banqueta en la que estaba sentada.

¿Por qué?→𝐏. 𝐉𝐈𝐌𝐈𝐍 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora