17 - VELATORIO

90 14 10
                                    

Christen

En cuanto salgo al jardín, una gran tristeza me invade. En medio de éste, sobre una especie de cama doble con ruedas, están mis padres. Los dos vestidos con gran elegancia y cogidos de la mano, como una pareja de enamorados.

Me acerco a darle un beso a mi padre y,seguidamente, rodeo la cama para hacer lo mismo con mi madre. Con mucho cuidado le coloco la bufanda y, en ese momento, me doy cuenta de un pequeño detalle. En su mano libre porta una espada. Es muy bonita, pero, a la vez, parece muy pesada.

—Tranquila, Christen. Es por seguridad.

Me doy la vuelta al escuchar esa voz y me encuentro de frente con el bisabuelo Vlad. Eso me sorprende. No suele ser persona de muchas palabras y normalmente nos ignora.

—¿Qué quieres decir con seguridad? —pregunto un tanto asustada.

—Yo regresé de la muerte, así que sé de lo que hablo —responde tranquilo —. Déjalo así. Es lo mejor.

Se aleja dejándome en un mar de dudas. Si él regresó de la muerte...

No quiero hacerme falsas esperanzas, pero el hecho de que haya colocado un arma en la mano de mi madre no me da demasiada buena espina. Para colmo, me ha parecido ver un roto en el pantalón de mi padre. ¿Pero quién le ha vestido? ¿Es que no se han dado cuenta de eso?

—Christen. ¿Estás lista?

Asiento y me acerco a Lucie quien me espera cerca de la entrada del bosque. Ahora no es buen momento para darle vueltas a la cabeza y sin embargo...

—¿Sucede algo? —pregunta Lucie al ver mi expresión.

—No. Disculpa —respondo pasándome la mano por el pelo —. Es que me ha sorprendido que mi madre portara un arma. Nada más.

—Tu madre era una guerrera, Christen —dice con orgullo —. Y como tal se le debe ver. No le des más vueltas.

Asiento no muy convencida. Tengo demasiadas preguntas y muy pocas respuestas, pero decido dejarlo para luego. Según me han comentado, esta noche quieren que intentemos invocar a los cazadores. Tal vez ellos sean la solución.

Aunque si soy capaz de pillar al bisabuelo Vlad a solas, de mi interrogatorio no se va a escapar.

—Vaya, princesa. Estáis espectacular. Parecéis una reina de verdad.

Me sobresalto al escuchar esa voz. ¿Por qué tiene que estar aquí? ¿Es que ni en un día como este puede dejarme en paz?

No sé porqué me entran unas ganas terribles de gritarle y mandarle a la mierda, pero, por desgracia, debo mantener la compostura. Los invitados están empezando a llegar.

—¿No se supone que es así como debo lucir? —pregunto en tono seco sin tan siquiera volverme a mirarle.

No sé porqué, pero me da la impresión de que está sonriendo ante mi comentario. Me entran tentaciones de darme la vuelta y ver esa preciosa sonrisa, pero me contengo. Estoy tan molesta que soy capaz de soltarle una bofetada y no quiero que eso suceda.

—Por supuesto que sí —responde cerca de mi oído, lo que hace que todo mi cuerpo se tense —. Y permitidme deciros que vais a ser una gran reina. Su madre estaría muy orgullosa de vos.

¿En serio piensa eso? ¿Que mi madre estaría orgullosa? Sus palabras envían un soplo de calidez a mi corazón.

—Créeme cuando te digo que nada me gustaría más —contesto conmovida.

—Y creedme cuando os digo que seguro que lo lográis.

Sentir su aliento tan cerca de mi cuello hace que un escalofrío me recorra la espalda. Por desgracia, debo mantener la compostura. ¿Por qué demonios me afecta tanto ese estúpido elfo? No tengo ni idea, pero cada vez me confunde más.

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora