2 März 2008

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6:00 pm

Vi cómo se iba alejando en lo que yo me golpeaba y mataba por dentro. Pensaba que ese día y ese momento sería de los dos, que íbamos a poder ser algo después de que habláramos, pero me equivoqué, lo único que logré fue decepcionarme a mí mismo.

Lo peor de todo es que estaría fuera de Alemania más o menos un mes, y que no iba a poder solucionar por completo las cosas con Jennifer. Más complicado se ponía porque con ella todo tiene que ser directo y frente a frente. Pero así la amaba y ella ni convencida estaba de eso.

Me rendía, iba a volver al departamento con los chicos y concentrarme en lo que era mi sueño, la banda.


6:17 pm

Llegué al departamento, seguía decepcionado de mí mismo, no era como mi hermano que el sí era directo al cien por ciento y que si por él fuera, ya la hubiera besado. No como yo, que tengo que ver que me quiera la chica y un año después ya somos algo.

―¡Bill! ―dijo Tom. Hablando del rey de Roma...

―Hola Tom ―respondí a su saludo.

―¿Cómo te fue?

―¿En serio quieres saber? ―pregunté cruzando los brazos.

―Oh ―exclamó― entonces mal.

―Exacto.

―Pues ¿qué quiere ella?

―No lo sé, es lo que quisiera saber.

―Ya le disté una canción, tuve que salir con ella y le dije que tú la querías y ¡ahora esto! ―expresó molesto.

―Es mejor que la olvide de una vez por todas y me concentre en Tokio Hotel y ya.

―Si ella misma te lo dijo y eso que fue indirectamente.

―Pues sí pero créeme que de verdad quisiera ser algo suyo.

―Lo sé Bill, y tendrías que convencerla de eso.

―¿Cuándo? Antes de irnos a Estados Unidos no se puede, nos vamos mañana, y la verdad lo preferiría hacerlo después porque no sé cómo reaccionaría si fuéramos novios.

―Entonces ¿prefieres morir de amor por un mes que no decirle cuanto la quieres?

―Sí, prefiero que se dé cuenta que si me quiere a volver a hacer otro tonto intento.

―Bueno es tu decisión.

―Sí, entonces esto queda terminado, no hablaremos de esto ya, hasta que volvamos ¿de acuerdo?

―Está bien Bill.


7:36 pm

Al fin había terminado de empacar, no es sorpresa que me tarde más de una hora, mientras que los otros unos 30 minutos.

―¿Se puede saber qué tienes? ―preguntó Gustav asomándose por la puerta de mi cuarto.

―Nada.

―Llevas silbando como una hora Hilf Mir Fliegen.

―Perdón pero no me la puedo sacar de la cabeza.

―¿Qué, la canción?

―Sí, ―no, a Jennifer― la tengo en la mente muy presente.

―Mm no sabía que te gustara tanto.

―Pues no está fea ―reí.

―No y menos porque tú la escribiste.

―Exacto ―sonreí.

Empecé a recordar la mirada de Jennifer sobre mis ojos, al momento que leyó la canción que le había mostrado hace días. Esa mirada era muy especial para mí, en verdad le había gustado, me pregunto si le hubiera gustado igual si hubiera sabido que era dedicada a ella.

Pronto empecé a imaginar el momento en que Jennifer me diría que sí quería ser algo conmigo. Todo era al aire libre pero de pronto empecé a ver truenos y relámpagos.

―Bill, ¡Bill! ―decía Gustav tronando los dedos.

―Ah ―reaccioné― ¿qué?

―Ya vámonos, es tarde.

―Claro.

Él se fue a su cuarto, lo más probable que por su maleta. Yo tomé mis maletas. Y bajamos a la sala.

―¿Y traen todo? ―preguntó David.

Él era nuestro mánager, el único que habíamos tenido. Siempre nos había apoyado en el momento que empezamos a ser famosos en Europa.

―Mm si ―dijo Tom.

―¡No! ¡Mi celular! ―dije apresuradamente.

―Tráelo ―dijo David obviamente.

―No, espera, ¡Georg! ―grite, ya que él estaba aún en su cuarto.

―¿Qué? ―se escuchó como gritó Georg.

―¿Me traes mi celular? Está en mi cuarto.

―¡Bueno! ―se escuchó como respondió molesto.

Me quedé serio por el hecho de olvidar algo tan importante como mi celular, mi medio de comunicación. En verdad estaba algo afectado pero tenía que olvidarlo por la paz. Hasta unos minutos después, vi bajar a Georg con mi celular en mano y me lo tendió.

―Bueno, ya vámonos, el vuelo sale en una hora y se hace tarde ―dijo David. Típico de David, él siempre nos apresura.

―Falta una hora, es temprano ―dijo Georg. Y que no se haga raro escuchar esas palabras, él siempre es tan impuntual.

―Para ti, pero no lo es ―contradijo David.

―¡Ya vámonos! ―dijo Tom enojado.

―Exacto ―dijo David.

Salimos de la casa, nuestros guardaespaldas guardaron las maletas en las cajuelas de nuestras camionetas y nos fuimos al aeropuerto.


8:15 pm

Faltaban 30 minutos para que nuestro vuelo saliera. Pero como siempre, había una gran fila de fans en el aeropuerto que, supuse que, ya llevaban ahí esperándonos.

Empezamos a dar autógrafos, y una que otra foto nos tomábamos con ellas.


8:32 pm

Ya estábamos en el avión, cada uno en su asiento, yo con Tom, y Georg y Gustav juntos a la derecha de nosotros. Estaba algo cansado, y Tom ya iba con iPod así que preferí dormirme; Y soñar que volviendo a Alemania, Jennifer y yo fuéramos algo más. Lo guardaría como un sueño nada más que me acompañaría todo el viaje.

By Your Side » Bill KaulitzWhere stories live. Discover now