Durante dos días me reporte enferma. En ese tiempo me la pase viendo dramas y anime, además de leer el manga de Jung que cada vez se estaba poniendo mejor a pesar de que él dijera que no era tan bueno. Naomi me llamo muchas veces pero no tenia ganas de hablar con ella y que me hiciera preguntas sobre una relación inexistente. Comencé a pensar que mi vida desde que había llegado a Corea no había sido tan buena, y no culpaba al país, simplemente había cosas que no podia dejar atras. Cargaba con mi pasado como si fuera un costal de papas, un costal pesado que me hacía quedarme atrás.
Había cosas que mis padres no sabían de mí y que prefería que no supieran a pesar de no ser cosas malas. Solo no quería que se sintieran culpables por no haber estado para mí en el pasado, cuando los necesitaba. Mamá se había ido lejos y papá había quedado destrozado. Era un padre soltero y a pesar de que hacia las cosas del hogar antes de su divorcio, el estar de pronto sólo lo habia dejado desubicado. Y aunque durante un tiempo mi madre me había hecho falta y no había estado, no la culpaba. Estaba segura, en ese entonces, de que la vida de los adultos suele ser complicada; que muchas veces las cosas que tenemos no nos hacen felices, ya sea un matrimonio, un trabajo o solo un amor. Mi madre no era feliz con mi padre, cuando conoció a Cheng sintió que la felicidad que tanto habia buscado se le presentaba por fin, entonces no dudó en aceptar.
Decir que no hubo algún momento donde no la odiara no estaba bien, por qué si la odié, pero luego entendí que las cosas eran distintas. Después crecí y tuve una relación, pero, al igual que mamá, no era feliz.
Su nombre era Carlos.
A Carlos le gustaban mucho las fiestas y beber alcohol, odiaba la música urbana y le encantaba leer. Cuando sonreía se le hacían pequeños hoyuelos en las mejillas. Tenía un problema con el acné, y era alto y delgado. Lo amaba, o al menos creí que lo hacía. Eramos adolescentes, a veces lo que sentimos no son más que solo hormonas alocadas. Pero creo que al final el amor es eso, solo un conjunto de hormonas alborotadas que nos hacen creer en la magia.
Estube con Carlos desde el último año de preparatoria hasta unos días antes de viajar a Corea. Nuestra historia había sido una de esas historias normales que no valen la pena ser escritas ni contar a tus nietos; él no era un estereotipo de hombre perfecto y yo tampoco era una de esas chicas de libros de romance, solo eramos personas que habían decidido experimentar todo eso que se supone que hacen las personas enamoradas. Su familia me conocía, yo los conocía a ellos y estaba bien. Así que por un tiempo decidí creer que él era mi alma gemela, que me quedaría con él por siempre y que seríamos felices; yo nunca lo abandonaría y seria felíz con él sin importar lo que pasara. Pero el tiempo junto a Carlos pasaba y, sin darme cuenta, comencé a perder las ganas de vivir y me convertí en uno de esos seres que vagan por el mundo fingiendo ser felices aunque por dentro solo estén esperando la muerte a pesar de que morir los asusta, entonces supe que había fallado, que me había convertido en una persona igual a mi madre, y la comprendí. Semanas después acepté irme a vivir con ella a Corea. Pero aún estaba Carlos.
Un día antes de irme, lo cité en la cafetería que menos le gustaba, la única con temática de Harry Potter en toda la ciudad. Al principio pensé en ir a su cafetería favorita, pero al final decidí que no seria tan hija de puta como para lograr que terminara odiando el lugar al que mas amaba. Él me había demostrado que me amaba, y yo lo amaba también pero mi amor no era tan intenso y eso no era justo para ninguno de los dos. Busqué la mesa mas alejada y ordené una taza de café que bebi mientras esperaba su llegada. Cuando por fin llegó, yo ya había bebido tres tazas de café sin azúcar.
-lamento la tardanza- me dijo mientras se sentaba frente a mi- al principio creí que era una maldita broma y esperé a que me llamaras para decírmelo, sabes que odio este lugar.
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Idol. Un Cliché No Tan Cliché
RandomAkemi viajo a Corea sin buscar nada. Vive una vida normal en un pais que al principio le parece extraño y cree que siempre sera asi. Hasta que conoce a Hide, el maknae de un grupo de idols. Pero las cosas no serán tan bonitas como todo el mundo pie...