XXXII [200726]

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Se había anunciado que JiMin sería nombrado jefe, aunque toda la aldea aún no sabia lo que había pasado, cada vez que JiMin estaba afuera donde todos los veían, el ocultaba sus alas pues aun no podían enterarse de esto.

Pero hoy es un día importante pues en este día ya nombrarian Jefe a JiMin y aunque se sentía nervioso por todo el cargo que recibiría, JungKook le estaba apoyando en todo momento.

Justo ahora la parte de afuera de la casa Park estaba llena de personas que esperaban para presenciar aquel acto.

Había llegado la hora y el menor se encontraba con los pelos de punta pero no tenía miedo de lo que venía, el sabia que era lo suficientemente bueno para dirigir a toda la aldea.

Sin miedo salió ante toda esa gente que era como su familia pues compartían tierras, le aliviaba ver que JungKook estaba ahí, y no sólo el, su hermana, padre, mejor amigo y demás.

— Park JiMin. — La ceremonia había empezado. — Prometes proteger la tierra que tus ancestros crearon y formaron hasta el día de hoy, donde se derramó sangre, lágrima, dolor y felicidad. —

— Lo prometo. — Hizo una reverencia. — Prometo cuidar y guiar esta aldea por el buen camino, sin defraudarlos ni mentirles. — Prometió con una mano en el corazón.

— Yo te nombro en el nombre de todos nuestro antepasados el nuevo Jefe Park JiMin. — Dio una reverencia.

Después de oír estas últimas líneas toda la gente empezó aplaudir, chiflar y aveces a gritar.

La música en vivo empezó, con cantos y bailes que acompañaban esta celebración a su nuevo jefe, en quien confiaban pues sabían que era una persona llena de amor y humildad.

— Jefe Park JiMin. — Bromeó JungKook acercándose a el.

— JeonGguk. — Jugo. —  Esto es perfecto. — Sonrió. — Pero sería más perfecto si los tuyos estuvieran aquí con nosotros, haciendo la paz. — Lo miro.

— ¿Quieres ir por ellos?. — Pregunto nervioso.

— Si. — Asintió con un brillo en los ojos.

— Yo te diré donde están, pero no entraré ahí contigo. — Agachó la mirada.

— Tu irás conmigo, tienes que reclamar lo que es tuyo. — Frunció el seño.

— No se si todavía es mio. — Sonó triste.

— Lo es. — Afirmó. — Lo siento aquí en mi. — Señaló su pecho. — Vamos. — Le tomo una mano.

— Vamos. — Pudo sonreír.

JungKook se transformó en lobo, ahora que dejó de estar roto se veía más imponente que antes, con sus ojos color rojos, su marca representado que era un rey.

El pequeño se subió encima de su lobo para llegar mucho más rápido, lo cual no tardó pues ahora JungKook era mucho más rápido que ahora.

Al llegar aquel lugar desconocido para JiMin y poco recordado para JungKook, todos los lobos que se encontraban ahí empezaron a gruñir y se pusieron en línea para no dejarlos pasar.

— Kookie. — Susurro con miedo.

El gran lobo soltó un gruñido más fuerte que los otros lo que ocasionó que agacharan la cabeza, pero aun habían rebeldes que intentaban ser fuertes ante ese gran lobo.

Pero se escuchó un "alto" desde la parte de atrás, que hizo hacer espacio para que este lobo pasará, este era uno de los más grandes en edad y más sabios tan bien, el habían profetizado la llegada de "Gguk" y "el hijo de la luna".

— ¿Eres tu?. — Se acercó a el joven lobo.

— ¿Kang?. — Pregunto JungKook con sorpresa.

— Sabía que no podía morir sin antes tus regresar. — La felicidad lo inundó. — Sabía que no habías muerto como otros decían. — Los otros lobos prestaban atención a lo que decía el sabio. — Mi profecía era correcta. — Se alegro aún más.

— ¿De que profecía hablas?. — Pregunto JungKook.

— Los dos vengan conmigo. — El fue el primero en caminar, lo que hizo que los otros lo siguieran.

En ti esta mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora