Me llamo Lilith. Lilith Mulier Vindex. Mi apellido en latín conforma la frase venganza de mujer y no podría estar más acertado. Lilith, además, es el nombre de un demonio muy poderoso y temido... Todo encaja a la perfección.
Tengo ventitres años. Hace dos años que trabajo en una importante empresa en el sector de Marketing y además estoy en segundo año de Asesoría Financiera. Soy una chica delgada y de estatura media. Un metro con sesenta centímetros. Peso cincuenta kilos. Cualquier persona que me viera, pensaría que soy inofensiva y delicada. Mis rasgos ayudan mucho a ocultar mi interior. Mi piel es blanca y suave. Mi cabello es una larga melena dorada y sedosa. Un ángel... pero un ángel maldito... porque mis ojos... mis ojos son demasiado negros. No solo son demasiado negros, sino que intimidan a cualquier persona que los viera. A cualquiera, menos a ese hijo de mil puta aquella noche. Pero para que todo encaje, vayamos mejor al inicio de todo.
Ya dije mi edad, soy joven, y como todo joven, tengo derecho a divertirme y distraerme de mis obligaciones. Una noche que empezó en diversión, terminó en la razón por la cual hice lo que tuve que hacer.