Capítulo 1: Natalia

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- ¿Hola?, Tierra llamando a Natalia...

- Perdón ¿Qué decías? – Intentando mostrar un poco de atención en Ángela, cosa que no me apetecía hacer, ya que estaba en otros asuntos mucho más interesantes.

- ¿Qué si esta tarde nos damos una vuelta por el centro comercial?

- Esta semana no, tengo mucho que estudiar y este fin de semana vienen mis primos. Así que solo nos veremos en clase – Realmente no tenía mucho que estudiar, pero la idea de ir al centro comercial a ver como se probaba ropa hasta desfallecer no me apetecía nada.

-Bueno... Siempre podemos ir a la montaña a cazar osos y pumas, pero si te parece bien lo dejamos para otro día. - Comentaba mientras veía que no estaba haciendo caso a lo que decía.

- Perfecto para otro día- Decía sin hacer caso a lo que decía, y me quedaba embobada mirándole.

- ¡Natalia! Siempre con lo mismo. ¿Cuándo pretendes decirle algo?

-Nunca- Le sonreí y puse atención otra vez en lo que el profesor estaba diciendo.

De repente el profesor dio por terminada la clase y me alegre por poder salir de allí lo antes posible ante la atenta mirada de Ángela que me decía que nuestra charla no había acabado ahí. La esperé para irnos a casa juntas y que me contase todo lo que hizo el fin de semana anterior, a los cientos de fiestas que había ido y lo sosa que era por no haberla acompañado.

-El sábado fue a Tekkila. - Afirmaba

- ¿Quién? - Yo sabía perfectamente a quien se refería, pero no quería darle más importancia. Porque sabía que me lo contaría igual, aunque yo le dijese que no lo quería saber.

- Joder Natalia, vaya día llevas, no sé si lo haces a posta o realmente no te enteras de nada. Pues quien va a ser Jorge. Y si no muestras un poco más de interés no te contare nada más, que te prometo que no tiene desperdicio.

Jorge era uno de mis mejores amigos de la infancia. Pero dejamos de hablar cuando me pillé por el demasiado. Ahora solo somos compañeros en la universidad. Pero yo sigo sintiendo lo mismo. Ahora él tiene novia y vive feliz con ella.

-Sorpréndeme, ¿Estuvo toda la noche como una lapa con Amanda? O acaso la dejo en casa con agua y comida y se fue él con sus unineuronales amigos.

- Que agradable eres, de verdad. – Irónicamente- Te lo voy a contar porque soy una estupenda amiga que no quiere tener secretos contigo.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas, ¿Se lió con el?, no puede ser, ella no lo haría, sabe perfectamente todo lo que siento por él. Además, tiene novia y conociendo a Amanda dudo que le dejara salir él solo, increíble, pero son como los paquetes de galletas, no puedes comprar solo una. Mi cara fue cambiando de gesto, paso de intriga a enfado.

-Tranquila, no me mires así, no pasó nada conmigo... Aunque si tú no te lanzas no veo porque yo no puedo...- Bromeaba

- ¡Cállate!

- Bueno, el sábado quedé con Laura, Marta, Carlos y Sofia. Y después de tomar algo en casa de Carlos, nos animamos y decidimos ir de discoteca a Tekkila. Cuando pasado un rato me doy cuenta de que estaba Jorge y Amanda. Me acerqué a saludarlos para no parecer una borde y me di cuenta de que algo había pasado. Amanda estaba en su grupo y Jorge en otro. Me despedí de ellos y volví con Laura, Sofía y los demás. Y cuando eran las 4 o así me toca el brazo Sofía y me dice -Mira a esos dos- Y cuando me giro eran ellos gritándose.

-No me lo creo- Le dije incrédula, era casi imposible que esos dos hubiesen discutido.

- Te lo juro, por lo visto Jorge tenía más cuernos que un Lurch. Y se enteró. Y cuando eran las 5 de la mañana o así se acercó a la barra donde estábamos nosotros, se pidió una cerveza y comenzó a hablarme sobre los exámenes, clases y poco más.

La miré con cara de sospecha

- ¿Qué? No paso nada entre nosotros, ya te lo he dicho. Déjame acabar. -Me exigía- Cuando comenzó a hablarme de ti.

- ¡Como! ¿Qué te dijo? - La miré con cara de asesina, ya que siempre acostumbraba a dejarme a medias en todas las historias de repente.

-Mañana más, ya hemos llegado a mi casa- Lo decía sonriendo de oreja a oreja

- ¡NO ME HAGAS ESTO! ¡ÁNGELAA! - Y me cerró la puerta, mientras que mi enfado aumentaba exponencialmente

Me fui a casa dando vueltas a todo lo que me había dicho Ángela, siempre me hace lo mismo, pero claro, no me puedo enfadar con ella porque si no, no me lo contará y me quedare a medias hasta que yo me arrastre para pedirle perdón. Esas cosas son las que odio de ella.


El deseo de tu miradaWhere stories live. Discover now