único

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Vincent Van Gogh fue un pintor neerlandés mundialmente conocido por obras como "La noche estrellada".

Él solía comer pintura de color amarillo; la gran mayoría lo tachaban de loco, por consumir algo claramente tóxico y dañino para el organismo, pero él decía que se le hacía un color peculiarmente vívido y pensaba que comerla, lo haría feliz.

¿Parece gracioso no? Porque si lo piensas con detenimiento, no está muy alejado de nuestra realidad: las personas beben alcohol para olvidar sus pesares, fuman marihuana para alejarse su realidad y esto sabiendo las consecuencias que esto traerá a su cuerpo, pero es algo que ignoran con tal de obtener su felicidad.

¿Comprendes el concepto, cariño?"

Me considero estúpido, por estar escribiendo esto a las dos de la maña en el computador con los ojos ardiendo de tanto llorar, mientras tú te revuelcas con no sé cuántas chicas a la vez; y es que recién me doy cuenta, de que tú eres mi pintura amarilla.

Si, porque me lastimas de las peores maneras posibles y sin embargo me haces feliz.

No puedo negar que me colma de felicidad despertar en tu pecho unas cuantas mañanas a la semana, y que me permitas vestir con tus camisas después de que me dejes follar contigo.

Me lo han dicho, y si, igual lo sé, que quedarme a tu lado es perder la poca dignidad que me queda; pero los dos bien sabemos que es imposible.

Estoy atado con una cuerda invisible a tus pies: como un perro que no quieres que escape, que igual no amas, pero que por tu jodido egoísmo no puedes dejarlo ir, para ser feliz en otro lado.

La última vez que lo intente, dure una semana en el hospital por las lesiones que me dejaste al lanzarme contra la mesa del comedor; creo que ya he aprendido a ser un cachorro obediente.

Nuevamente mi cara es inunda en saldas lágrimas de lastima, la lástima que me provoco a mí mismo.

Muy cansado Joel, estoy tan cansado de lo mismo.

De tus interminables gritos por las noches, de tus palabras ofensivas después de coger, de tu frialdad excesiva cuando digo que te amo, de esmerarme por preparar algo lindo de comer para ti y nuca llegues por tus "juntas de improviso" que siempre involucran a alguna secretaria de rigurosas piernas; simplemente de ti y nuestro matrimonio fracasado.

¿Qué puedo esperar del chico más heterosexual que existe? Debí de haber dudado un poco más de ti, cuando me dijiste que te habías vuelto gay por mí.

Quisiera tan solo poder salir de aquí, a dar una vuelta por el parque, a tomar el sol: no quiero estar encerrado más en estas cuatro paredes.

Cuando estoy solo aquí, ideo planes de todo lo que quiero decirte acerca de cómo me siento y el divorcio que podríamos organizar, pero no puedo, cuando veo tu hermoso rostro, mi mente se bloquea.

Escucho la puerta del departamento abrirse, y creo que no has encontrado a alguien que te hiciera feliz esta noche, porque es muy temprano para que hayas vuelto.

Me asomo por el pasillo, y camino con dirección a la sala: estas sentado ahí.

Llevo puesto una larga playera, que alcanza hasta donde mi ropa interior termina y mis calcetas blancas.

Paso por enfrente de ti, para ver si estas demasiado ebrio.

—Pero que bonito esposo tengo — finges alagar, mientras sostienes mi mano.

—¿Quieres coger? — interrogo mirándote a los ojos.

Tú sonríes —Me conoces tan bien —

Camino hacia el otro sillón y me deshago de mi ropa interior, para posteriormente ponerme en cuatro, totalmente expuesto.

—Es bueno tener una puta a tu disposición en casa — murmuras antes de penetrarme.

Otra vez, la historia se repite. 

Pintura Amarilla ¡! OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora