Parte 1 Sin Título

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¡Joder! menuda borrachera... y menudo colocón ¿quién iba a pensar que un poco de maria añeja nos iba a pegar tal castañazo? Estábamos en plena noche en algún lugar de la costa croata, absolutamente solos en una cala perdida, de camino a Grecia. Recorrer Europa en autocaravana con mis dos mejores amigos había parecido una idea estupenda, y lo era, pero en momentos como ese en los que Pol y Siena se miraban como si el mundo fuera a terminarse, deseaba que hubiera venido alguien más. Coño ¡estaba muy cachondo! y el pueblo más cercano estaba a tomar por culo ¿por qué tenían que pasarme esas cosas?

― Creo que voy a darme un chapuzón― anuncié levantándome del colchón hinchable en el que estábamos despatarrados. Me tambaleé un poco.
― Yo voy también― se apuntó Pol.
― No vais a dejarme aquí sola, que me cago de miedo― protestó Siena.

― Pues vente al agua, amor― le instó Pol.
― ¿Y si hay tiburones?― Yo me reí.
― Solo tienes que preocuparte por el mío― la pinché. ― Pff― bufó ella.
― Bien, no se vosotros, pero me voy a agua.

Me despeloté allí mismo quedándome como mi madre me trajo al mundo y me encaminé hacia la orilla. El agua estaba estupenda, me sirvió para calmar un poco los ánimos y despejar algo mi mente, al menos hasta que miré hacia la arena y vi que Pol y Siena se iban a meter en el agua, ambos completamente desnudos también. ¡Mierda! ya era bastante jodido ver a Siena cada dos por tres en bikini pero totalmente desnuda... eso era algo que no iba a poderme sacar de la cabeza. Sentí un tirón en mi ingle y me maldije, aún así no pude apartar la vista de las tetas de Siena. Siena no tenía mucho pecho, eso era algo que ya sabía, sus tetas eran pequeñas pero eran realmente bonitas; firmes y redonditas con un pequeño y en ese momento duro pezón que invitaba a ser mordisqueado. Estaba agradecido por la falta de luz, porque de lo contrario hubiese sido muy difícil que la feliz pareja no viera mi expresión.

― ¿Es qué queréis que os viole a ambos?― les pregunté con guasa a pesar de todo. ― Eres tú el que se he metido aquí en bolas― contestó Pol mientras Siena se zambullía en el agua.
― Es tu novia a la que estoy viendo desnuda― él solo se encogió de hombros y se hizo unos largos mientras que Siena volvió a salir a la superficie a pocos centímetros de mi― ¡Joder, que susto me has dado!― ella se rió.

― ¿Es que creías que era un tiburón?
― Muy graciosa― estaba haciendo mis mejores esfuerzos para mírala a los ojos y no a las tetas.
― El agua está muy buena― afirmó echándose hacia atrás para hacer el muerto. Maldita Siena ¿es que no tenía nada en la cabeza? ¿Por qué se estaba exponiendo a mi así? Era oficial, tenía una jodida erección.
― ¿Qué le ha pasado a tu bikini?― pregunté después de un par de segundos con la voz más ronca de lo que esperaba.
― Lo mismo que a tu bañador― dejó de hacer el muerto y me lanzó una mirada de ¿deseo? no entendía que estaba haciendo Siena pero estaba más caliente a cada minuto que pasaba. Y como si el puñetero destino quisiera intervenir en ese momento una ola empujó a Siena hacia mi. Su cuerpo chocó contra el mío y por inercia le rodeé la cintura con un brazo, sus tetas se pegaron a mi pecho y dejé escapar un jadeo, ella por su parte había topado con mi polla y obviamente ya sabía que yo estaba muy empalmado― Me parece que me he topado con una culebrilla― me dijo con voz risueña. Por primera vez en mi vida no supe que decir, la solté de inmediato pero ella no se apartó, en lugar de eso pasó sus manos por mi torso hasta que una de ellas desapareció debajo del agua, sentí como envolvía mi traicionera polla con ella y empezaba a acariciarla.
― ¿Q, qué estás haciendo?― balbuceé incapaz de moverme.
― ¿A ti que te parece?― respondió moviendo su mano para acunar mis pelotas. Una ráfaga de placer me estremeció de arriba a bajo.

Lo que nunca ocurrióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora