Capítulo 32

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—Uh —Los ojos del hombre iban de Rodney hacia el otro tipo y hacia mí—. Bien. —Hizo un gesto con la mano para que fuésemos—. De todos modos no vas a llegar muy lejos.

Pasé junto a él y golpeé mi cara directamente en el pecho de un hombre alto. —Ow —murmuré y miré hacia arriba antes de ver su rostro—. Donald.

—¿Has terminado de hacer el ridículo? —dijo pomposamente—. No te conozco y sin embargo eres tan predecible. Esta es la razón por la que la Vidente no debería imprimarse. Estás dejando que tus emociones tengan lo mejor de ti en lugar de hacer lo correcto.

—¿Y lo correcto es mantener a alguien encerrado para proteger a alguien más? —contesté de manera uniforme.

Suspiró. —Vidente, eres completamente irracional. La ley no se rige por la emoción y la pasión.

—¡Debería ser así! —le grité—. Si no eres pasional sobre eso ¿cómo puedes incluso decir que eres dedicado? Todo lo que debería importar es lo que es correcto y lo que es bueno para estas personas. ¡Y Harry siendo encerrado con un castigo tonto por defenderme no está bien! Y sigues diciendo que soy la Vidente. —Las barras cercanas a nosotros empezaron a repiquetear. Miró nerviosamente hacia allí y luego de vuelta a mí—. Y sigues diciendo que soy importante y que necesito dirigir, así que déjame. ¡Sal de mi camino!

Donald miró por encima de mi hombro. —¿Es esta tu patética excusa de apoyo?

—No, sólo están viendo el show. Y tan loca como estoy, va a haber uno enorme si no te mueves.

Se burló. —¿Estás intentando abusar de tu autoridad sobre mí?

—Estoy intentando pasar. —Simplemente se quedó boquiabierto, así que dejé mis sentimientos ir a la deriva y cuando las cintas de energía vinieron, retrocedió y avanzó lentamente a mí alrededor. Tampoco había parecido muy encariñado con ellas la primera vez que las vio.

Sé que parecía que intimidaba a todos para hacer lo que yo quería, pero explicaría todo mañana cuando estuvieran todos juntos. No podía dejar a Harry encerrado aquí abajo.

Seguí a Donald con mis ojos y le vi haciendo señas a unos pocos que se encontraban de pie a un lado. Al principio, pensé que les ordenaba que me atacasen, pero le siguieron por detrás hacia la escalera de piedra. Ahh les usaba como un escudo.

Cobarde.

Me volví hacia las celdas. Había cuatro y Harry estaba en la Última, en completa oscuridad. Mis cintas de energía iluminaron sus brazos que sobresalían de las barras mientras descansaba los codos ahí. Corrí hacia él como si no le hubiese visto en semanas.

Agarró mi cara y suspiró mientras los dos nos liberábamos de los dolores en espiral. Cogí todas sus emociones de una vez. Estaba enfadado por haberme puesto en peligro por venir a buscarlo, pero estaba muy feliz y orgulloso de mí. Por hacerle frente a Donald pensé que estaría enfadado por eso, que diría que actué infantilmente por jugar la carta de la Vidente, pero en su lugar estaba desbordante de orgullo.

—Ábrela —dijo bruscamente.

—¿Llaves? —llamé a Rodney y al guardia.

—No usan llaves aquí abajo, nena —explicó Harry. Hizo una seña a los barrotes y me di cuenta de que no había cerradura. Tiré de la puerta, pero no se movió. Le miré inquisitivamente—. Está encantada.

Resoplé. —¿Está todo encantado en este lugar?

—Sí —respondió en voz baja—. Así es. Nuestras habilidades son lo que todos tenemos en común cuando estamos aquí.

—¿No puedes simplemente pedir prestado su poder y sacarte?

—El interior de la celda está encantado. No son tan estúpidos. — Hizo un gesto de nuevo—. Ábrela. Estoy preparado para besarte como un loco. —Casi sonreí mientras intentaba tirar de nuevo. Me corrigió—. No, nena, magia para magia. Tu fuerza humana no la abrirá, tú habilidad lo hará.

Lo entendí. Hice lo que tenía que hacer y tiré para abrirla con mi mente. Dio un portazo contra otra celda y chillé mientras me movía a un lado. Harry se tambaleó hacia delante y me envolvió en sus calientes y anchos brazos. Con sus labios en mi frente, habló contra mi piel. —Mmm, estás en muchos problemas. —Me miró y sonrió—. Te niegas a escuchar,

¿no?

—¿Cuándo es sobre ti y la cárcel? Sí. —Sonreí de vuelta—. Vamos, precioso, vámonos.

—Oye, esa es mi línea —rió y se estremeció cuando pisó algo. Miré hacia abajo y vi que estaba descalzo.

—¿Dónde están tus zapatos?

—Los cogieron. Creo que es una cosa de humillación. —Sentí mis labios frunciéndose en señal de desaprobación. Me incliné más cerca y vi que pisaba huesos; huesos de ratón.

—¡Ew! —grité y prácticamente lo arrastré a las escaleras—. Repugnante, asqueroso. ¡Presos reales en cárceles reales son tratados mejor que esto!

Harry me sonrió con humor y luego se volvió hacia Rodney. — Hombre, pensé que ibas a vigilarla.

—¡Oye! —me enfadé.

Cambios (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora