Diria que hasta el actual presente no es mi adicción predilecta pero tiene el potencial de si serlo, escuchar cada noche su martirio, sentir cada inestabilidad emocional a través de las gotas que tocan mi techo.
Ya era hora de presentarme, con un suave susurro que tranquilizara ese adicto sollozo, ofrecerle ese manto con el que su sangre lo asfixia, miento si no fue excitante ver su piel erizarse con cada silaba. Que ternura fue ver como se protegía con una manta tan frágil como su alma, cada gesto de ese revuelto de sentimientos me incitaba a devorar cada pulgada de su existencia.