Pokemon V: La Batalla Contra la Elite

Capítulo L

¡Felicítenme, estoy cumpliendo un año en Wattpad! xD

La canción que les dejé en Multimedia deben escucharla desde el principio del capítulo, preferentemente, fue lo que me inspiró. Espero que esto compense la cantidad de capítulos absurdamente cortos que estuve subiendo ultimamente. Y también espero que vayan preparando sus cajas de pañuelos, porque nos quedan oficialmente 25 capítulos para el final y ninguno de esos 25 será feliz c: *sonrisa psicópata*. 

Por cierto, quería comentarles. Se acerca la navidad y yo quisiera darles un regalo a todos. Sin embargo, soy demasiado floja como para escribirles 16 capítulos especiales, uno para cada uno, y eso sin contar a los lectores fantasmas xD Así que vamos a hacer algo. En este capítulo, ustedes comenten tres opciones para tres capítulos especiales de navidad. Yo elegiré las tres más llamativas o más pedidas. No necesariamente elegiré las ideas de una sola persona, ya que la idea es tomarlos a todos en cuenta. Así que espero sus comentarios *-* Sin más que decir por ahora, disfruten el capítulo :D

     Una ventaja de estar luchando en un campo de batalla donde la destrucción aumenta a cada segundo, es que por todas partes hay estallidos y el fuego de los incendios se propaga con rapidez. Esto último es la mejor arma a la hora de luchar, pues se puede lanzar a los enemigos hacia el fuego para darles la muerte lenta y agonizante que merecen.

     La desventaja, claro, es que yo sólo entrego Pokemon acuáticos. No importa cuánto fuego se propague alrededor de nosotros, las técnicas de mis Pokemon terminan por apagar todas las llamas aunque no sea intencionalmente.

     Weezing no es en absoluto rival para Dewgong. Ningún Pokemon es rival para un Pokemon que haya sido entrenado por mí, en realidad. Pero Weezing tiene ánimos para seguir luchando a pesar de que Dewgong lo ha dejado tan malherido que le es casi imposible seguir lanzando sus técnicas. Y aún así, reúne todas sus fuerzas para escupir su veneno hacia Dewgong. Una ráfaga de veneno púrpura, es estúpidamente pequeña y débil. Para Dewgong no es problema esquivarla y aprovecha el momento para asestar el golpe final, lanzando su viento gélido que consigue transformar a Weezing en algo similar a una inerte escultura de hielo.

     Sólo queda Venomoth, quien tampoco es rival para Lugia. Ese Pokemon tan majestuoso que alguna vez le perteneció a mi hermana, es tan fuerte que dudo mucho que siquiera Lucario pueda vencerlo. Tiene a Venomoth acorralado entre su propio cuerpo y las llamas que sobresalen de uno de los edificios que alguien hizo estallar. Lugia no se decide a lanzar a Venomoth al fuego, así como tampoco se decide a atraparlo para acabar con él mediante sus propios medios.

     Es el momento perfecto para confrontar a esa zorra.

     — ¿Quieres continuar? —le digo alzando un poco la voz.

     Al escucharme, todos los Pokemon que tengo en el campo de batalla se acercan a mí y adoptan posiciones de intimidación. Tengo que admitir a Dewgong no le queda esa actitud, y que ninguno de ellos luce tan intimidante como quisiera cuando están cerca de Lucario. Blastoise consigue levantarse y cojea para quedarse a mi derecha. Gyarados, Vaporeon, Golduck y Omastar salen de sus Pokebolas igualmente.

     Podré tener ahora a los mejores amigos, a los amigos que nunca creí tener y que nunca pensé necesitar, pero ninguno de ellos se compara a mis Pokemon. La lealtad de los Pokemon es algo que ninguna persona puede igualar.

     Jason me fulmina con la mirada y se prepara para lanzar otra Pokebola. En realidad, en esos ojos fríos no se refleja siquiera un mínimo atisbo de culpa o angustia. Es casi como si no le importara lo que está pasando con sus Pokemon. ¿Cómo puede ser tan despiadada? ¿Intenta demostrarme algo? ¿Piensa que desistiré de mis planes de asesinarla si me mira de esa manera?