Ojos que ven, corazón que comprende.

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Perla dió dos pasos hacia adelante, luego retrocedió. Acordándose con el solo intento de valentía que a fuerza buscaba.

Steven ya había hecho su parte, era su turno. Pensaba darle las buenas noticias de su empeñó por arreglar las cosas con aquella guardiana que carecía de brindarle una posibilidad a un nuevo inicio. Pero era lo que todos ellos necesitaban y luchan por tener. Un nuevo y buen inicio. Así como final.

La última vez que tenía comprendido haberlos visto fue en la casa, pero desde la huida que dieron por petición de __________________, supuso habrían escogido el atajo de un portal en la escuela de las últimas y restantes gemas, que ahora, actualmente permanecía como un simple lugar turístico y de entretenimiento para sus cosmicas visitantes. Les encontraría ahí, estaba segura.

Para buena sorpresa, se había equivocado. Nadie parecía haber notado a la descripción de esa gema, dijeron haber visto a Steven por unos segundos, charlando quizás con aquella que buscaba. Pero nada era aceptado con certeza.
Decepcionada, quería darse por vencida, dejar el asunto. El perdón no era la gran cosa, aunque la infelicidad, soportar un peso horrible que se engrandece con terrible ritmo por el dolor de sus causantes, sentir que el responsable no siente nada por haberle causado algún mal.

Ese trauma, lo comprendía a la perfección. Sentirse sola, callando, o simplemente odiando esas sensaciones. La sed de justicia, cuando en realidad solo se desea ser libre, vivir, contar sueños y cumplirlos.

Ella tenía sueños, anhelos que ayudó junto a su viejo amor a destruir. Fuera como fuera, la responsabilidad regresaba acompañada de la culpa.

La comprendía, quería evitarle lo mismo. Un ciclo que se repite, puede recibir muchas cosas. Demasiadas.

No fue hasta que fijó su mirada perdida en una columna de gemas, cada uno diferentes en aspecto y color. Entre toda la fila, reconocería bastante esa pose militar entre las sonrientes y animadas restantes.

Su conciencia saltó de alegría, mientras corría en su dirección. Al hacerlo ellas avanzaron, incluyendola. Les siguió el paso, camuflandose con las demás.
Se integró al grupo que se dirigía directamente al bosque cercano a las fronteras de la ciudad.

Un lindo lugar botánico, lleno de naturaleza y belleza única, los colores llamaban a cada gema a esparcirse entre tanta mezcla. Quedó encantada unos segundos con el paisaje, más recordó su misión que no podía dejar a medias ahí.
Rebuscó con su mirada rebotando en cada una, ya casi anochecía. El motivo de salir a esas horas no era muy lógico, pero debido a su afán en encontrarse con la guardiana dejó eso de lado.

— Como pueden ver, La Tierra contiene etapas de distintas tonalidades, ahora mismo nos encontramos con uno de sus más apreciados ciclos de vida: la noche. — una gema se divertía siendo la líder del recorrido, exponiendo a los detalles el alrededor — Otra gran añaza de este habitado planeta.

Sonrió levemente. Sí, Steven había hecho un gran trabajo también. Único, jamás creyó verse en esa realidad, ahora que era su turno de darle una mano al presente. Puede llegar a sentirse avergonzada por seguir debes en cuando, esperanzada a las acciones de su niño, pero había algo difícil de aceptar, cierto en su totalidad. Algún día, tarde que temprano, Steven tomaría su rumbo, al igual que Rosa, los dejaría. Vivirá su vida por cuenta propia, sin necesidad de verse atado a ellas, a sus ya superadas situaciones. El pasado les daba esa melancolía, de que ese pequeño comenzaba a madurar para un solo y fijo senderos a su propia felicidad, no la ajena. Él mismo lo dejó en claro, ya no era ese Steven pequeño que amaba los juegos infantiles, por supuesto, el recuerdo y su gusto por como se divertía con aquello no lo olvidará, pero distinto es seguirlo manteniendo.

Cambios Puedes Hacer [Steven Universe×lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora