Prólogo

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Desde que tienen memoria, la familia de Yuta y Doyoung han sido cercanas, sus madres se habían conocido en la universidad y desde entonces fueron grandes amigas.
Tanta era su cercanía que, todos los fines de semana sin falta las familias se unían para ir al parque, a veces ir a pasear, desayunar, etc.
Dada la influencia de las madres los niños crecieron siendo los mejores amigos.

Todo era perfecto hasta que cumplieron cuatro años, la mamá de Doyoung quedó embarazada de nuevo. Él no se tomó para nada bien la noticia ya que al enterarse de que el bebé era niño igual que el, creía que tomaría su lugar y sería olvidado.

— No quiero tener un hermanito, no quiero cuidarlo — hizo un puchero caminando con Yuta al patio trasero donde tenían columpios, un arenero, casa del árbol y otras cosas para jugar. Se sentaron en los primeros, era el lugar donde tenían pláticas profundas o que simplemente requerían toda la atención de ambos.

El contrario rascó su cabeza balanceándose en su asiento, vio a su amigo con confusión.

— ¡Sería genial! ¡Imagina con quien podrías compartir tus carritos! Si mi mamá tuviera un bebé estaría feliz de que también fuera niño.

— ¡No, no y más no! No quiero compartir, mamá y papá son míos, es mi casa, son mis carritos, tú eres mío — en general, el menor estaba furioso con todo, típico de el. Hacía berrinche por cualquier cosa, por mínima que esta fuera.
Se bajó del columpio dando fuertes pasos hasta quedar en cuclillas en el césped, conteniendo las lagrimas que amenazaban con salir.

— Mi mami está enferma, cuando salieron del doctor mis papis lloraron todo el tiempo. Dijeron que si mi hermanito viene mamá puede quedarse dormida para siempre. Y yo quiero que mi mami juegue conmigo por siempre — las lagrimas cayeron de sus ojos.

— ¿Doyoung? — la mamá de Yuta apareció de la puerta del pequeño patio, esta rápidamente tomó al pequeño llorón entre sus brazos.
Claramente había escuchado lo que el menor dijo, la próxima vez le diría a su amiga que lo dejaran en su casa antes de ir al doctor — ¿Cómo sabes eso cariño? Sabes, tú mami en realidad no se irá al cielo, pero tampoco puede jugar contigo para siempre — la mujer limpió sus lágrimas con la orilla de su suéter — Tú mamá tampoco está enferma, solo es una pequeña probabilidad si ella no se cuida y no come sus verduras todos los días. Así que tranquilo corazón, todo saldrá bien.

Doyoung se quedó en esa posición acurrucado mucho rato, las cálidas palabras de ella lo habían tranquilizado.
El, desde bebé había sido alto y por eso varios adultos lo confundían, dándole más edad de la que tenía. Con tan solo 4 años, obviamente estaba sentido por lo de su mamá.

Pasaron los meses, y un lunes por la mañana la señora Kim dio a luz a un pequeño bebé gordinflón. Todos estaban reunidos en la sala del hospital incluso el ahora nuevo hermano mayor que a regañadientes y a cambio de una nueva pista de carreras se animó a visitar al nuevo integrante de la familia.
Al verlo, quedó maravillado con lo bonito y diminuto que alguien podía ser, pidió abrazarlo.

— Es como ese osito que sale en las caricaturas que le gustan a Yuta — dijo divertido al ver como el recién nacido tenía las mejillas coloradas y era tan diminuto — Winwin, le diré WinWin.

Cuando fue el turno de Yuta y su mamá de pasar a conocer al bebé; se sorprendió de ver a ese pequeño humano tan bonito.

— Mamá... — llamó el niño mirando con curiosidad a la nueva personita — ¿Por que es taan pequeño? No tiene pelo...

— Es un bebé, después crecerá, con el paso del tiempo...

— ¿Y por que no abre los ojos? — su mamá se hecho a reír.


[...]


Después de meses de que nació el nuevo integrante de la familia amiga, siempre se mantuvieron cercanos a ellos, la mamá de Yuta muchas veces cuidaba al pequeño WinWin.
Aunque, no todo fue color de rosas, cuando el pequeño Nakamoto cumplió nueve años, su mamá enfermo de gravedad. Hasta el punto que un jueves en la noche, ella se convirtió en una brillante estrella en el cielo.
La vida de todos cambio completamente, perdieron a alguien muy importante y con su partida un trocito de su corazón se había ido con ella.

A pesar de todo, los tres niños se mantuvieron más unidos que nunca.
Los dos más grandes cuidaban del pequeño, por que este todavía no desarrollaba su sentido del bien y el mal, hacia todo lo que pasaba por su cabeza y aveces ocasionaba problemas o malentendidos. Doyoung cuidaba de su hermanito como si su vida dependiese de ello, era muy sobre-protector y lo consentía con todo lo que quisiese, por esta razón al crecer WinWin-ie llegó a ser un obstinado.

Nada de chicos || Yuwin;🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora