El salón de lujo olía a dumplings al vapor; mucho mejor que los antros a los que estaba acostumbrado.
Pero el sonido no era el correcto.
Aún con lo mucho que odiaba a aquellos viejos jugadores compulsivos, beber sake barato no se sentía igual sin escuchar el sonido de los bakuto al fondo.
A lo mejor encajaba.
La bebida que estaba tragando como si fuera agua de arroz era demasiado suave como para ser barata. Por suerte, la mocosa era la que iba a pagar esta vez.
Aunque aún no lo sabía.
--- Hmph, ¡no estoy segura cómo puedes soportar esa bilis! Estamos en uno de los mejores chashitsu en la Capital, que sirve el té de mejor calidad. ¿No puedes por lo menos pretender apreciarlo?
Aquella molesta, pre-pubescente y presuntuosa voz le pertenecía a nadie más que a mi pequeña compañera de viaje. Gracias a mi suerte.
--- Hace demasiado calor para tomar té. ¿Por qué no te levantas y pides un par de habitaciones para nosotros?
Cualquier excusa para no ver la cara de la mocosa me servía. Las preguntas constantes y sus comentarios comenzaban a sacarme de quicio, y hacían que mi decisión de aceptar el trabajo de guardaespaldas no me pareciera tan buena idea.
El puchero que estaba tan acostumbrado a ver ya aparecía de nuevo en el rostro de mi acompañante.
--- ¿Por qué tengo que hacerlo yo? ¡Mis piernas están tan cansadas como las tuyas! --- Su respuesta se volvió un murmullo de la forma más chirriante posible.
Pero la mocosa tenía un buen punto---habíamos estado caminando demasiado últimamente. Un par de semanas en el camino eran duras para cualquiera, especialmente para los ratones de biblioteca.
No contesté, tan solo dejé que mi mirada hiciera el trabajo, y finalmente convencieron a aquella mocosa consentida para levantarse.
Y con eso conseguí un maravilloso momento de silencio.
La realidad en el asunto era que, si trataba de reservar alojamiento en el renombrado Pato Durmiente, no tendría suerte.
En un momento, no habría habitaciones libres para un sucio mercenario que olía a un sudoroso caldo de dashi.
Yo... no me asemejaba demasiado a la imagen general de los nobles samurai.
No debería estar aquí---los ojos del resto de clientes trataban de confirmarme este hecho. Por muy guapa que era mi cara, era la katana en mi regazo que los mantenía tan perturbados.
Yuck, ¿"perturbado"?
He estado demasiado tiempo alrededor de estos nobles, especialmente la mocosa. Pero un trabajo es un trabajo.
Tras unos segundos, un hombre bien alimentado hizo su camino hasta mi mesa tras haber sido incitado por su aún mejor alimentada mujer.
El sudor se deslizaba por su frente hasta sus dos barbillas. Era extraño, pero tenía un olor familiar aunque su aspecto no lo era en absoluto.
No había ni una pizca de bravuconería; su mirada se mantenía fija en el pecho que mis sueltos ropajes dejaban ver.
Y aún con la humedad que había en la ciudad capital, tenía suerte de que aún tenía mis ropas atadas.
Estábamos en medio del verano más caluroso que podía recordar, que era el motivo por lo que estaba bebiendo mi sake frío. Y serías un completo idiota si gastaras tu dinero en alcohol tan caro como este y lo quemaras---dejar pasar este seco sabor a manzana y su rico aroma a cedro era prácticamente un crimen.
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Samurai de Hyuga
Fantasy[Esto tan solo es una traducción del primer libro de "Samurai of Hyuga", todos los créditos van hacia su creador, Devon Connell y su ilustradora, Dana Sanguir, creadores de esta magnífica historia interactiva disponible en su página web: multiplecho...