━━━━━━ ✰ ⌇ ⌗𝐄𝐑𝐎𝐒: sin duda un ser excepcional; ojos tan profundos como el océano que escondían mil secretos y a la vez gritaban tantas verdades; labios deseables, como una manzana madura lista para ser mordida; codiciable, definitivamente una fr...
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Conceder la justicia era el principal don de Némesis. Como dios podía castigar a aquellas almas que han obrado contra los inocentes corazones y provocado el desequilibrio en los pueblos, ya sea en los cielos del olimpo o en las tierras de Gea, hacerles pagar por sí mismo aquel daño para así poder mantener el orden y la paz. Themis tuvo que abandonar su corazón tapándose los ojos con una venda para no ver más allá donde se acumulaba los latidos o las lágrimas, por esos malos actos el castigo siempre tenía que llegar de cualquier modo, tal cual lo dictaba el peso de su balanza y la razón de su cabeza hará llegar su espada a ellos.
Solo a veces en su soledad y aburrimiento se quitaba la venda para observar a los humanos, un poco celoso de su felicidad la que él nunca había experimentado.
Podría castigar ese exceso de felicidad y amor, pero aquello no iba con su naturaleza, el daño al corazón, ni la destrucción de la paz estaba en ellas.
Por eso permanecería en un su claro trabajo ayudando a los inocentes y a los desdichados del amor.
¿Dónde está tu corazón Themis?
La palabra exceso era la representación de una sola persona; HoSeok de Atenas. Un rey poderoso con una infinidad de tierras, que gozaba poseer al filo de las guerras que surgían, no solo eso, las riquezas lo acompañaban recolectando un montón de tesoros de aquellos lugares, una dura batalla y podía tener todo lo que quisiera. Su vida era la deseada por cualquier hombre sobre la tierra, no faltándole las épicas fiestas con mucha comida y bebida; así como las mujeres más bellas en sus aposentos. Ni siquiera movía un dedo para que su magnetismo atraiga todos sus caprichos.
Nadie se salvaba de él.
Agitó la copa de alcohol en sus manos viendo el contenido de esta con sus ojos cafés obscuros, probó un poco llegando a su paladar aquel dulce sabor siendo un poco adicto a él, bajó aquello cuando la copa lució vacía relajando su cuerpo friccionado por las aguas aromatizadas de su bañera. El día había sido largo al mandar a matar a los esclavos de los dominios recuperados, escuchar llantos y suplicantes no era su parte favorita.
Se levantó de la bañera viniendo unos sirvientes a secarlo con una suave tela que quitó bruscamente de las manos de esas jóvenes para secarse él mismo, no estaba feliz y más al recordar como su ex prometida le dijo que parara de realizar las orgias en su palacio. Aquella mujer que pensó que le juro amor eterno, porque en realidad solo una estúpida alianza para engrandecer su territorio, así como querer tenerla a su disposición sexual por su belleza, pero a esto, él para nada estaría atado a una persona. Ilusa fue al ver como la engañaba cada semana con bellas mujeres y hombres lindos probando de su piel, ahora estaría lejos de aquí dejándola vivir a su suerte.
