This Love [Traducción] [Sakumo x Dai]

This Love

I

El amor por su hijo no fue suficiente para evitar que se deslizara al profundo, oscuro, aterrador y aplastante abismo que se cernía sobre él.

Le había fallado a su aldea.

Era un cobarde.

No merecía vivir.

Kakashi era joven, pero era maduro.

A Sakumo le dolía pensar en los extremos, pero sabía que si algo le sucedía, su joven hijo sólo prosperaría hasta convertirse en un asombroso shinobi.

Su verdadero temor, sin embargo, era que el ascenso de Kakashi en las filas del shinobi se viera frenado por la cobardía que su padre había mostrado a toda su Aldea.

Algunas noches, se encontró realmente contemplando los pros y los contras de que dejara de vivir; lo buena o mala que podría ser la vida de su único hijo si no estuviera cerca para ser una fuente de burlas para él.

No quería pensar de esta manera. Pero era difícil cuando todo lo que su mente le ofrecía para pensar eran estos temas deprimentes.

La oscuridad lo rodeaba y nada le traía alegría.

Ni siquiera el saludo a Kakashi de otro día pasado en la Academia le trajo la más mínima punzada de orgullo...

Antes, sólo se hinchaba cuando encontraba a su hijo volviendo a él... Ahora, no sentía nada bueno.

Sin embargo, "tonto" no sería una palabra para describir su estado.

En todo caso, era demasiado sensible.  

Todo le dolía.

Todo lo que pasó en su vida le dio una nueva razón para despreciarse a sí mismo por el error más grande y condenatorio que había sido tan tonto como para intentar justificarlo.

Cada cosa que veía, probaba y olía le recordaba ese terrible y horrible día.

Y un Hataké que no podía soportar el olor era un Hataké cuya existencia era tan inútil que no se debía permitir que continuara.

"Sería tan fácil... Deberías terminar con ello." Las palabras salieron de su boca.

Pero no se sentían como si fueran suyas. Fueron susurradas; sin embargo, podía oírlas chocar contra sus oídos como un trueno.

Fueron silbadas; pero se sentían como si fueran gruñidas por la bestia más llena de odio a la que se le había permitido vivir.

Salieron de su propia boca; sin embargo, se sentían como si fueran gritados desde todos los ángulos a su alrededor, incluso desde el más pequeño rincón dentro de las paredes de su casa. Sería fácil.

¿Por qué no siguió adelante con ello? Sus manos temblaban, pero no se sentían como las suyas.

No podían ser suyas.

Sus manos eran fuertes, firmes.

Estas manos eran débiles y pálidas.

Estas manos temblaban como si no hubiera fuerza para mantenerlas firmes.

Estas no eran las manos de un Hatake. 

No podían serlo.

Ya nada se sentía como las suyas.

No tenía derecho ni siquiera a reclamar la propiedad.

No tenía derecho a nada.

No después de lo que había hecho. Esta no era forma de vivir.