¿Cómo sería tu vida en Hogwarts? ¿De quién posiblemente podrías enamorarte?
¿Tal vez podría ser del mismísimo niño que vivió? ¿Qué pasaría si fuera uno de los tantos Weasley? ¿O a lo mejor de algún otro chico que asistía a la tan famosa escuela de M...
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La madriguera estaba, a su máxima capacidad de actividades como solía estarlo casi todos los días. Los Weasley nos habían abierto las puertas de su casa a Hermione, a Harry y a mí para que se nos hiciera más fácil ir hacia la estación de King’s Cross por la mañana. La señora Weasley estaba corriendo por toda la casa para tratar de asegurarse que todos tuviéramos todo lo que necesitábamos, debido a eso yo decidí que en lugar de estar en medio de su camino sería mejor que pasara un tiempo fuera de la casa. Además, el día estaba soleado y me hacía falta un poco de aire fresco.
Camine fuera de la madriguera y mis ojos comenzaron a observar todo el jardín en busca de un poco de sombra. Ahí, bajo la sombra de un árbol, estaba Hermione con un libro colocado en su regazo. Al instante comencé a caminar hacia ella. “Hey,” la salude una vez que estuve a su lado. Ella despego la mirada de su libro y volteo a verme.
“Hola,” ella me respondió a la vez que colocaba un separador en su libro y lo cerraba. Me senté a un lado de ella con las piernas cruzadas y espere a que ella comenzará a hablar. “Como est-”
Sus palabras fueron interrumpidas cuando los gemelos pasaron corriendo por nuestro lado, idénticas sonrisas de travesura estaban plasmadas en sus rostros mientras se carcajeaban a más no poder. Ellos voltearon por sobre sus hombros y observaron la mirada furiosa que Ron les estaba dando mientras los perseguía por todo el jardín. Reí al ver como Ron había intentado derribar al suelo a sus dos hermanos al mismo tiempo. Hermione dejó salir una pequeña risa la cual trato de ocultar con su mano cuando los gemelos esquivaron el intento de ataque, al final Ron fue él que terminó esparcido por el suelo.
Al escuchar pasos acercándose a donde nosotras estábamos, desvíe mi atención de los gemelos y la dirigí hacia dónde provenía el sonido. Harry se estaba acercando a nosotras, lo quede viendo a pesar de que el sol lastimaba un poco mis ojos. Cuando él estuvo lo suficientemente cerca yo sentí las usuales mariposas que solían llenar mi estomago cada vez que Harry estaba cerca. Ya desafortunadamente para mí, Harry siempre estaba cerca.
Harry me sonrió antes de sentarse a un lado de nosotras. Dobló sus piernas debajo de él y yo aproveché esa oportunidad para estudiar su sonrisa. Aquella no era su sonrisa habitual; la que demostraba inocencia y mucha felicidad. En su lugar estaba una sonrisa que solo se colocaba en tu rostro si antes habías estado pasando mucho tiempo con los gemelos.
“Okay,” murmuré a la vez que volteaba a verlo con suspicacia. “¿Qué es lo que sabes?”
