A veces me preguntaba cómo es que parecía ser otra persona cuando estaba a su lado. Los demonios que siempre me hacían ver como el tipo más desgraciado de la vida se iban, dando paso a alguien comprensivo y que cedía ante otra persona.
Si, porque pese a todo, me encontraba aquí, ayudando a Pip a buscar los libros que necesitaba.
- ¿Me alcanzas ese de ahí? -dijo apuntando una estantería.
En verdad él no era alguien de baja estatura, era casi tan alto como yo, por lo que no era necesario que yo lo ayudara a bajar los libros. Así que tenía dos hipótesis a su petición de ayuda.
Primero: Quería hacerme partícipe de esta "entretenida" salida.
Segundo: Tenía las manos llenas de libros y le era difícil agarrar uno más.
Quizá debía ser un poco de ambas.
- Claro -le respondí y saqué el que me había dicho.
- ¿No te gusta leer, Damien?
- No.
- Tal vez no has leído un libro bueno... O alguno que sea de tu estilo.
- No sé y no me importa.
Luego de eso él se quedó callado, dejando en su rostro esa sonrisa vacía que le había visto un par de veces. Esa que se veía amable pero que en el fondo no significaba nada para él.
- Disculpa.
- Oh no, discúlpame a mi por traerte a este lugar tan aburrido.
La conversación era bastante tensa. Tanto que empezaba a creer que nunca en la vida podríamos ser siquiera amigos.
Él se acercó a uno de los mesones, en el cual había un bibliotecario joven, un poco mayor que yo tal vez.
Recibió a Pip con una sonrisa dientona enorme, de esas que te hacen dudar si es posible que te llegue a las orejas.
- Días que no te veo, señorito -le dijo el chico y Pip sonrió con ternura.
Se veía horrible.
No, bueno no. Se veía realmente tierno y bonito.
- He estado ocupado en el trabajo.
- Estaba pensando en ir pronto a verte, así quizá puedas atenderme tú.
Casi por inercia decidí carraspear, esperando que el tipo notara mi presencia y Pip no se olvidara que venía conmigo.
- Eres bienvenido ahí, puedes ir cuando quieras -Pip vio en mi dirección- ... Él es Damien -dijo el rubio- es un amigo mío y de Tweek.
Ni en mis peores pesadillas sería amigo de ese idiota.
Hice un movimiento de cabeza como para saludar y el tipo dejó de sonreír tan ampliamente.
De alguna manera su rostro se me hacía muy gracioso, sobretodo con esos dientes tan grandes como los conejos. Incluso con la boca cerrada sus dientes quedaban afuera.- Soy Pocket.
- No me imp-...
- Ah, Pip -dijo él interrumpiéndome- tal vez debas pedirle algunos días libres a Tweek, te necesitamos aquí en la biblioteca.
Quise golpear a ese idiota tan fuerte que se le cayeran cada uno de esos dientes horribles.
Pero entonces caí en cuenta. Pip trabajaba aquí también.
- Probablemente Estella quiera tenerte de compañero un par de días. Yo le dije que no, pero ella insistió.
Me sentía totalmente fuera de la conversación. No entendía ni una mierda.
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El día que lo conocí
RomansaConocerlo había sido un vuelco a mi vida. De pronto todo se matizaba con la presencia de un inglés marica que parecía sacado de un cuento para niños. Y yo, Damien Thorn, no pude hacer nada para que este sentimiento desapareciera.