¡Buenas a todos! ¿Pensaban que se habían deshecho de mi? Pues no. No es tan fácil (?)
¡Muchisimas gracias a sus comentarios! A veces no puedo contestarlos, pero sepan que los leo a todos y cada uno de ellos, y que me llenan el alma para poder continuar. Siento que este fanfic (que iba a terminar en tres capítulos) va a seguir hasta que el hijo de ambos sea adolescente, al paso que vamos. Igual y nos estamos divirtiendo, ¿no? ¡¿no?!
Bien, ¡aquí vamos!
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Kenma se despertó sobresaltado y desorientado en medio de la oscuridad. Bueno, no tanta penumbra que digamos. El televisor había quedado encendido con el último juego que había estado probando pausado, la pantalla oscura y atenuada indicándole que hacía ya horas que aquello estaba inactivo, el joystick perdido en alguna parte de la cama. O del suelo.
A su lado, el lugar de la cama que Kuroo solía ocupar estaba vacío. Las sábanas estaban revueltas y cuando palpó sobre ellas, el calor que despedían le indicó que se acababa de levantar.
Volvió a sobresaltarse cuando un movimiento en el suelo lo alertó, la sombra de algo levantándose lentamente alarmándolo y erizándole los vellos. Hasta que oyó la queja sorda y el insulto proferido con voz ronca y grave, haciéndolo bufar.
— ¿Otra vez te has caído de la cama, Kuroo? Ya estás grande para esto.
— ¡No rodé! Maldita sea, fue el teléfono.
Kuroo se sentó en la cama, su espalda ancha al descubierto apuntando en dirección a Kenma, sus cabellos revueltos y el celular en la mano.
— Oye, es Bokuto.
— ¿Le pasó algo a Akaashi?
— Creo que va a parir. O eso cree el idiota.
— ¿Cómo que eso cree?¿Qué te puso?
Kenma se arrodilló y gateó hasta poder ver la pantalla del celular sobre el hombro de Kuroo. El mensaje que estaba leyendo rezaba "Estamos yendo al hospital, Akaashi tiene contracciones. Bro, llegó el momento."
— Es bastante contundente.
— Tenemos que ir.— un breve silencio se hizo, Kuroo ladeando el rostro para observar la expresión muda de Kenma.— ¿Qué?
— Tú tienes que ir, no yo.
— Kenma, por Dios. Ya hablamos de esto.
— Y ya te dije que me ponen nerviosos los hospitales. No voy a serte de ayuda, voy a empeorar las cosas.
— No vas a dejarme sólo con Bokuto, ¿no?
Otra vez, Kuroo chasqueó la lengua mientras se levantaba y encendía todas las luces; Kenma se lanzó otra vez entre las sábanas, cubriéndose al encandilarse. Oyó a Kuroo farfullar mientras se vestía, el sonido del teclado de su teléfono sonando cada tanto.
— Vamos, Kenma. Levanta el trasero.
— No voy a ir.
— No voy a enviarte ninguna foto del bebé.
Otra vez, el silencio.
— Kenma...
— Cállate.
Kenma podía percibir la intensidad de la mirada de Kuroo sobre su nuca mientras se levantaba y comenzaba a cambiarse con movimientos más rápidos de los que le solía permitir su pereza habitual, todo en un marco de completo silencio sólo interrumpido por sus bufidos y las corridas de Kuroo por el departamento, una vez que logró salir de su propia ensoñación. Luego de unos minutos de más corridas, luces encendidas e improperios por parte de Kuroo, ambos lograron subir al vehículo del Alfa y emprender un silencioso y tenso viaje hacia el hospital que le había señalado Bokuto semanas atrás.
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Vainilla
RomanceKeiji Akaashi se vio sorprendido por sus ciclos hormonales irregulares; decidió seguir con su vida cotidiana, después de todo, la persona con la que más se frecuentaba no solía percatarse de ese tipo de detalles...¿o tal vez ahora si? BokuAka, Omeg...