MORGAN
Fuego...
Arboles en llamas, humo desprendiendo de ellos. Yo estoy en el medio de la destrucción, la tierra a mis lados cede, creando abismos oscuros mientras camino por una línea fina de tierra, el cielo es rojo, los relámpagos se estrellan contra las paredes de los abismos y humo gris oscuro se mezcla con una neblina tóxica que rodea todo el lugar. Levanto mis manos frente a mí, sangre gotea de ellas.
Hemos fallado, ¿por qué? ¿Por qué hemos fallado?
Abro mis ojos de golpe. El techo rocoso de la habitación que se ha convertido mi hogar en estos dos meses me recibe. Esa pesadilla ha sido recurrente desde que pasó lo de las tierras del norte, desde que desperté a todos los Purificadores. Y aunque han sido dos largos meses, acostumbrándome a mis responsabilidades con reina de The Blackness, no hemos obtenido muchas respuestas sobre lo que pasó o sobre el paradero de Shadow.
Me pongo de pie y me apresuro a ponerme mis ropas. Me rehúso a usar el informe de Nhyme así que di la orden de hacer trajes cómodos negros para mí: pantalones semi-ajustados negros con la parte superior del mismo color. El embarazo ya es notable así que en la parte del estomago son bastantes flexibles. Al principio, pensé que el pueblo de The Blackness rechazaría el hecho de que no usara el uniforme, pero lo aceptaron, tomándolo como si yo estuviera de luto por la perdida de mi rey. Y la verdad, tengo otras prioridades ahora como para preocuparme por aclararles algo, si quieren asumir eso y eso les da paz mental, por mí está bien.
Frente al espejo, recojo mi largo cabello en una cola alta y me pongo una gargantilla negra pegada alrededor de cuello para luego deslizar los brazaletes negros con detalles rojos sobre mis muñecas. Cuando decido no llevar mi corona, debo usar estos accesorios, al parecer, hay una ley implícita en The Blackness de que sus soberanos deben llevar algo que los identifique como lo que son en todo momento así que tomo el último accesorio: una rosa decadente de oro, los pétalos hechos de rubí. Lo engancho a un lado de mi pecho, y salgo de mi habitación. Los guardias a los lados de mi puerta hacen una reverencia.
—¡Su majestad! —Les sonrío y camino derecho a ese salón que se ha convertido en uno que visito todos los días. Cada vez que entro a ese pasillo, recuerdo esa visión o lo que sea que tuve el día de la liberación de los Purificadores.
Entro al salón y la mesa inmensa tallada de madera antigua está en el medio. No hay ventanas y la única iluminación viene de las antorchas en las paredes del salón. Deslizo mis dedos por la orilla rustica de la mesa hasta llegar a la cabeza, donde yace mi silla, sobresale ya que es más alta que las demás que rodean la mesa. Mi clan comienza a entrar, todos me hacen una reverencia antes de tomar sus lugares en las sillas: Lyla, Milosh, Ian, Luke, Tori, Jenny, Drake, Aidan, Calum y Everild. Apenas tomé el control de este lugar, mandé a buscar a mi clan, y ellos han estado viviendo en The Blackness conmigo, necesito a mi familia aquí, son los únicos en los que puedo confiar. De los Purificadores no sé nada, y los demás: Rea, los líderes elementales, Kaya, Vincent y Kain son fieles seguidores de Shadow, la única razón por la que se ven obligados a seguirme es porque no les queda opción y eso es algo que no olvido.
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